«Educadores y demás trabajadores de la educación en el país no nos oponemos a que se inicie el nuevo año escolar, pero es criminal convocar a las clases presenciales, en estos momentos, en las condiciones en que se encuentran los planteles».
Así, de manera tajante, lo expone Felipe Hernández, presidente de la Federación de Trabajadores Sindicalizados de la Educación (Fetrasined), quien actúa como vocero de la coalición que agrupa a 17 federaciones del sector educativo.
En declaraciones suministradas a Elimpulso.com, el dirigente gremial expresó “nosotros sí queremos que haya clases, pero siempre y cuando se encuentren reparados los centros educativos y, para enfrentar la epidemia de la COVID-19, que estén vacunados los educadores, los educandos, sus padres y representantes”.
Nada de eso ha ocurrido, afirma. Recordó que desde que estaba Piñate de ministro nos dijeron que habían reparado 500 escuelas; pero, aseguró que esa cifra no satisface las necesidades, porque en el país hay 24 mil planteles.
Indicó que la mayoría de esos centros educativos no reúnen las condiciones mínimas para funcionar. «En primer lugar, hay que apuntar la situación de la planta física de cada una de ellas, ya que muchísimas han sido desmanteladas. En segundo término, la dotación para cada uno de esos planteles. Y el tercer aspecto a considerar es la alimentación para los alumnos, que no está garantizada», explicó.
Resalto que el punto fundamental es la vacunación contra la pandemia, puesto a que si los educadores no están totalmente vacunados, tampoco los padres y representantes en su inmensa mayoría han recibido ninguna vacuna y mucho menos, los estudiantes.
«Este es un aspecto muy importante a tomar en cuenta, porque a los muchachos les gusta jugar, tienen contacto físico en forma permanente, no están pensando en el contagio y las nuevas cepas, como la Mu y Delta, están haciendo estragos, afectando a niños y adolescentes», mencionó.
Hernández considera criminal que se abran los planteles precisamente cuando tanto la COVID-19 como sus variantes podrían ocasionar contagios y, consecuencialmente, muertes, en un país, donde los hospitales públicos están colapsados y no hay ya camas disponibles para recibir pacientes de ese mal.
«El régimen tiene claro todo esto que estamos diciendo, por qué las 17 federaciones que activan en el sector educativo han sido reiterativas en manifestar todos estos asuntos y alertado acerca de la irresponsabilidad de comenzar el nuevo año escolar sin que se hayan resuelto esos problemas. Hay que recordarle a las autoridades que, tras tres o cuatro meses de haber comenzado las actividades en un año normal de clases, todavía están “reparapeteando” los planteles, es de imaginarse la situación en que se encuentran ahora», declaró.
El vocero sostiene que no se puede precisar cuántos centros educativos se encuentran desvalijados y la mayoría de éstos, si no todos, carecen de agua y tienen los baños deteriorados, ya que la delincuencia se ha robado hasta las pocetas y los lavamanos.
Agregó que los educadores no tienen computadoras, ni teléfonos inteligentes y mucho menos los estudiantes y, por supuesto, sus padres y representantes. Si no existen condiciones para las clases presenciales, tampoco las hay para las virtuales.
«Si a este problema le agregamos los salarios de los educadores, ya que no les alcanzan para cubrir sus necesidades y las de sus familiares, la situación no es nada para comenzar un año escolar».
Es conveniente indicar que la nómina de educación es la más alta de Venezuela y de casi toda la América Latina, porque está conformada por un millón cien mil personas, entre activos y jubilados.
Con el aumento logrado en junio, mediante firma del acta convenio, los salarios fueron aumentados de cuatro dólares a 40 dólares para unos, a 50 y 60 para otros. Sin embargo, esos montos no alcanzan para los educadores y sus respectivas familias como consecuencia de la hiperinflación.
Hernández comenta que a la ministra de Educación se le planteó la posibilidad de comenzar el año escolar en enero, porque son muy pocas las semanas que quedan para las clases presenciales porque se atraviesan las elecciones y las festividades navideñas, pero no aceptó esa propuesta y es muy difícil que en el tiempo que queda puedan ser resueltos los problemas ya mencionados.