Retratar una ciudad por el lapso de casi 70 años constituye una hazaña que requiere de una pasión muy especial de quien lo hace. Es el caso de Rafael Clemente “Tito” Mendoza Sotillo (Barquisimeto, 1930-2015) quien durante ese tiempo recogió en fotografías una variedad de motivos y la gente de Barquisimeto. Una labor que desarrolla con la añeja tecnología analógica que pasó a ser pieza de museo tras la imposición de la nueva tecnología digital. Ello desde luego lo convierte sociológica e históricamente en un cronista visual y un reportero gráfico desde la perspectiva de la comunicación social.
Un oficio que Tito aprende a partir de la pura intuición, práctica e inmensos deseos de superación para dotarse de conocimiento y cultura. Primero lo hace en la imprenta de su padre el periodista y escritor Juan Guillermo Mendoza famoso por su periódico Notas que circuló en las primeras décadas del siglo XX. Luego la inquieta presencia en periódicos como: Última Hora fundado por el cubano Francisco Villazán en 1949, El Impulso, El Informador, Pronto y Crónica Metropolitana, entre algunos.
Pretender exigirle estudios académicos de fotografía en esos tiempos sería un desatino. Si acaso aquellos cursos que por correspondencia dictaba desde EEUU la Academia School donde aprende cine el larense Amábilis Cordero, un pionero de ese medio en el país.
La fotografía es técnica y arte a la vez que en el caso de Mendoza conjuga acertadamente. Era dueño de una aguda vista para captar el motivo y luego eternizarlo con un clip de la cámara. Un proceso en que se perpetúa lo social, político, económico, religioso, filosófico y cultural de una sociedad. Lo que Mendoza realiza con su cámara es retratar el Barquisimeto tradicional, moderno y cosmopolita. En palabras del escritor Alberto Castillo Arráez: “El Barquisimeto que se va y deviene”. La historia del momento. Es lo que hizo de Tito un cronista gráfico de la urbe barquisimetana que ejerce con ahínco a partir de 1949. Por ello sus fotografías tienen el mérito de revelarnos desde un instante concreto de la urbe hasta su evolución constante, cuyo protagonista principal es el hombre.
Aparentemente, es algo fácil y ligero la toma de una foto. Pero en el fondo requiere de conocimientos técnicos y artísticos para lograr correctamente la variedad de un primer plano, medio plano, plano general y panorámica. Luego viene el proceso de revelado en que se activa la ciencia de la química para obtener un producto óptimo.
Un hecho en que entran en juego, entre otros factores: enfoque, apertura del lente y encuadre para alcanzar el objetivo a veces deseado y otras veces impuesto por la realidad. Ello aunado a la creatividad y sensibilidad del oficiante. Es algo que cualquier cabeza de chapa no hace.
Tal como lo sostiene el pintor larense Ángel Hurtado “el gran arte de la realidad es la fotografía”. De ese hecho creemos era consciente Mendoza pues a lo largo de su vida se dedica íntegramente a este oficio del cual lograba el pan de cada día.
Cuando se hace un balance de su destacada labor tenemos que referirnos a la fotografía de su autoría que ilustra la portada de nuestro libro “El Manteco, territorio de oro” (2003). Así como una producción de varias piezas gráficas sobre el comercial sector que le encargamos. Su cobertura del terremoto de El Tocuyo el 3 de agosto de 1950, cuyo material fue usado por medios impresos nacionales e internacionales. Igualmente las imágenes memorables de la visita en enero de 1957, del cantante mexicano Pedro Infante. Eso le valió la denominación de ”el fotógrafo de Pedro infante” de quien, como buen melómano, tenía una envidiable colección discográfica.
Así pues, con motivo del aniversario 469 de Barquisimeto, el 14 de septiembre, el IMCA de la Alcaldía de Iribarren presentó en la Plaza de la Justicia una exposición de sus obras. Una muestra de 30 fotos de las más de 15 mil que realizó en vida.
Lamentablemente, el evento estuvo signado por la fugacidad de apenas un día recibiendo además poca difusión. Pero bien vale por Tito Mendoza, un valor de la comunicación visual de Barquisimeto reconocido en vida por el CNP, seccional Lara.
Freddy Torrealba Z.
