He visto y leído varios artículos sobre Guayana y sus empresas básicas en donde algunas personas muy estudiosas en la materia y con firme criterio, interpretan lo que significan estas empresas para la nación, el potencial y señorial complejo admirado por el mundo y la creatividad de lo que son capaces los buenos venezolanos que no tienen límites en sus inquietudes y propósitos, como quedo ahí demostrado por un equipo de hombres y mujeres fuera de serie como lo han sido dos ingenieros Leopoldo Sucre Figarella y el General Alfonso Rabal una yunta de pensadores incansables, con sobrado talento, voluntad firme y con poco dinero y tiempo , construyeron ese imperio con voluntad férrea, creatividad y honestidad invaluable de la época, que da la impresión de que fue exclusiva de esa generación.
Hablar de esas empresas básicas únicas en el mundo, cualquier comentario debe ser lo más objetivo posible, eso fue hecho como si fuese un seguro de vida a la patria, una vez todas en plena producción, el país estaría a salvo y no necesitaría ni de préstamos ni andar empeñando los bienes de la nación las empresas básicas de Ciudad Guayana en Puerto Ordaz Estado Bolívar, Ciudad Castillito San Félix, por nombrar algunas Siderúrgica del Orinoco, Venalum, El Gurí obra para el beneficio de toda una existencia, hecha con técnica y pasión en esa majestuosa y moderna ciudad pionera Puerto Ordaz; de todo esto doy fe pues parte de mi juventud tuve la oportunidad de conocer a fondo lo que estoy hablando vivirlo y convivirlo por haber tenido una magnífica relación comercial con los de Sidor tuve para varios estados la representación de los rubros más utilizados y de primera necesidad; como el alambre de púa y cabillas recuerdo sus precios, el rollo de alambre de 100 libras costaba Doce Bolívares con Veinte Céntimos en Bolívares (Bs:12,20), la cabilla de media pulgada Setenta y cinco céntimos en Bolívares (Bs:0,75), igual que las láminas de zinc de 305 a Dos Bolívares con 50 céntimos en Bolívares (Bs:2,50) lo que era cinco reales y aquel gran movimiento de gandolas, gente cargadas de ánimo con deseo de trabajar, producir, convivir, cero huelgas, todos unidos por el desarrollo y bienestar, aparte todo era abundancia, nada de obstáculos, ni alcabalas, ni policías acostados en las vías obstaculizándolas; ese emporio potencial admirado por el mundo hoy verlo lo que da es dolor y tristeza, convertido en chatarra por mentes distorsionada que actúan como si fuesen los entrenadores del caballo de Atila.
Con gran sentimiento recuerdo la recta carretera del Tigre a Soledad de 163 kilómetros; derechito hasta encontrarse con el esplendoroso y hermoso Rio Orinoco, de frente aquel señorial rio con sus deslanas aguas dando la bienvenida al desarrollo y la prosperidad, uno ver del otro lado era como entrar a una nación del primer mundo, donde sobraba de todo y hoy carece de lo mínimo y tan fácil de recuperar en manos de la empresa privada con talento y buenas ideas, donde no funcione la desidia y se respete a los inversionistas, frenando a los políticos y se imponga el dicho popular “ la guitarra para el músico y el zapatero a su zapato”.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
José Gerardo Mendoza Durán