Varios vehículos de los talibanes en el este de Afganistán fueron atacados este miércoles, dejando al menos dos milicianos y tres civiles muertos, dijeron testigos. Se trata del acto de violencia más reciente desde que el grupo tomó el poder a mediados de agosto.
En uno de los ataques, hombres armados que abrieron fuego sobre un vehículo del grupo talibán en una gasolinera en la capital provincial de Jalalabad mataron a dos milicianos, un empleado y un niño, según los testigos.
Un ataque a otro vehículo, con bomba, mató a otro niño y dejó dos milicianos heridos. En otro ataque con bomba en Jalalabad resultó herida una persona, pero no estaba claro si eran miliciano o civil. Todos los testigos hablaron bajo la condición de anonimato por miedo a represalias.
Nadie reivindicó los ataques del miércoles, aunque el grupo Estado Islámico, que tiene su cuartel general en el este del país, reivindicó ataques similares la semana pasada en Jalalabad que dejaron ocho muertos.
Los talibanes y el grupo Estado Islámico son enemigos y estos ataques hacen pensar en un conflicto más amplio entre el nuevo régimen y sus rivales.
El régimen talibán tiene otro motivo para contener a los milicianos del Estado Islámico: ha prometido a la comunidad internacional que no permitirá la preparación de ataques terroristas desde suelo afgano. Aunque la población afgana, harta de conflictos, no confía en el nuevo régimen, tiene cierta esperanza de que traiga cierta seguridad pública.
Los talibanes ya están aplicando restricciones a las mujeres y ha formado un gobierno exclusivamente de hombres a pesar de sus promesas de inclusividad y respeto a los derechos de las mujeres. En su régimen anterior, a fines de la década de 1990, impusieron una interpretación intransigente de la sharía, la ley islámica.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud advirtió el miércoles que el sistema de salud afgano está al borde del colapso y requiere medidas urgentes. Un equipo de la OMS encabezado por su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, visitó recientemente Kabul y se reunió con líderes talibanes.
“El país está ante una catástrofe humanitaria inminente” y miles de instalaciones médicas carecen de fondos para aprovisionarse y pagar los sueldos del personal, según el comunicado.
“Muchas de esas instalaciones han reducido sus operaciones o han cerrado, lo que obliga al personal a tomar decisiones arduas acerca de a quiénes salvar y a quiénes dejar morir”, dijo la OMS. La agencia también subrayó “la necesidad de permitir el acceso de las mujeres la educación, el cuidado de la salud y la mano de obra de salud”.