Los talibanes ampliaron este martes su gobierno interino con el nombramiento de más ministros y viceministros, todos ellos hombres, y reforzó su tendencia conservadora a pesar de las críticas internacionales tras la presentación inicial de un ejecutivo totalmente masculino a principios de mes.
La comunidad internacional ha advertido que juzgará a los talibanes por sus acciones y que el reconocimiento de su ejecutivo estaría ligado al trato a las mujeres y minorías.
En su anterior gobierno a finales de la década de 1990, el grupo, que adoptó una interpretación estricta del islam, sacó a mujeres y niñas de las escuelas, de la fuerza laboral y de la vida pública.
En una conferencia de prensa, el vocero del gobierno, Zabihullah Mujahid, dejó abierta la posibilidad de incorporar a alguna mujer al liderazgo más tarde, pero no ofreció más detalles. Además, reveló que los talibanes están preparando normas para permitir que las niñas y las mujeres regresen a la escuela y a sus trabajos de acuerdo con la ley islámica, pero no dio una fecha para su reincorporación.
Mujahid defendió las últimas incorporaciones al gobierno explicando que incluye a miembros de minorías étnicas, como los hazaras. Los viceministros fueron seleccionados por sus capacidades técnicas, agregó.
El portavoz se quejó también por las condiciones para el reconocimiento, señalando que ni hay motivo para demorarlo. “Es la responsabilidad de Naciones Unidas reconocer nuestro gobierno (y) que los otros países, incluyendo países europeos, asiáticos e islámicos, tengan relaciones diplomáticas con nosotros», manifestó.
Los talibanes buscan respaldo internacional mientras enfrenta el abrumador desafío de gobernar una nación destrozada tras cuatro décadas de conflicto. El gobierno apoyado por Estados Unidos que cayó en una rápida campaña militar el mes pasado tenía una fuerte dependencia de la ayuda extranjera. La economía atravesaba graves problemas antes incluso de la llegada de los insurgentes al poder. Ahora, los nuevos gobernantes tienen ante sí un colapso económico en medio de una creciente pobreza.
Mujahid restó importancia a los problemas financieros y señaló que gran parte de la ayuda al ejecutivo anterior — considerado ampliamente como corrupto — se invirtió en la financiación de la guerra de 20 años librada entre Estados Unidos y el Talibán.
Los nombramientos indican que los talibanes no se han dejado influir por las críticas internacionales y que refuerza su actual línea conservadora a pesar de las promesas iniciales de inclusión y defensa de los derechos de las mujeres.
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