El Evangelio de nuestro Señor Jesucristo desde que entró el pecado en la vida de los seres creados ha sido impopular. Es decir, no le gusta a todo el mundo y sobre todo a un sector grande de la cristiandad. Y no estamos inventando nada. Son muchos quienes escogieron seguir a Cristo obviamente a través de su Palabra. Sobre todo, líderes y personajes importantes en las distintas denominaciones. Pero obvian e ignoran textos y afirmaciones que Dios deja claro en la SAGRADAS ESCRITURAS porque no les cuadra a sus intereses personales. Y si les habla el profeta, genuinamente levantado por Dios, que les dice la verdad, que no anuncia solo cosas buenas, entonces, lo aborrecen. Esa fue la realidad del pueblo de Israel a través de su existencia hasta ahora. Así lo expone la Palabra Sagrada.
Sucedió desde el principio. Lucifer en el mismo cielo se rebeló contra la Santa Ley de Dios y dijo “Seré como Dios”. No la aceptaba. Se le aguantó un tiempo pero luego fue expulsado y arrojado a tierra con una tercera parte de los ángeles rebeldes. A Eva y luego Adán, salidos de la mano de su Creador no les pareció bien que Dios les dijera “De todo árbol podéis comer, pero del árbol de la ciencia, del bien y del mal, de ese no comeréis”. Para ellos, era una necedad la directriz del Todopoderoso y la ignoraron. Otro requerimiento de Dios impopular. Para Caín la recomendación de Dios de presentar un corderito como la ofrenda requerida, era un fastidio, por lo cual llevó la que le vino en gana. Lo triste. Todos sufrieron las consecuencias de no prestar atención a los requisitos de una verdadera adoración a Dios establecidos por nuestro Señor. Evidentemente, lo que Dios les ofrecía como norma de conducta no era popular y se rebelaron. Y esa ha sido la conducta de gran parte de los hijos de Dios a través de la historia. Hoy se sigue repitiendo la historia.
¿Qué decir de los profetas? Llevaban el evangelio de Dios a la gente para su salvación, pero como no les gustaba. Como no complacía sus expectativas de vida. Como les anunciaba el pecado que guardaban y acariciaban, los rechazaban. Los expulsaban y los mataban. Pero Dios seguía levantándose profetas y las amonestaciones seguían de generación en generación solo por amor. Pero, evidentemente no fueron muy populares. Jesús se los dijo claramente a su pueblo y les molestaba, por cuanto no era complaciente y también lo rechazaron como sucede hoy también. No era popular. Se los dijo claramente. “¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella!” Mat.23:37.
Nunca Dios ha querido molestar a sus hijos. Muy lejos está la Palabra sagrada de querer incomodar y fastidiar. Tenemos que reconocer que toda la Santa Biblia es un compendio de amonestaciones unidas a la palabra inspirada con el fin de capacitar a su pueblo para la Salvación. Esta en cada conciencia creer y predicar que la Ley de Dios quedó abolida. O interpretarla como les gusta, dividiendo los 10 mandamientos o modificarla como les parece mejor. O agregándole ideas que no son de Dios. Pero no olviden que la Palabra de Dios es clara y contundente. Dice el Señor Jesucristo al final. “Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro. El que testifica de estas cosas dice: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús.…” Apoc. 22:18,19 ¿Cómo les parece?
¡Hasta la semana que viene Dios mediante por la WEB!
William Amaro Gutiérrez