El municipio venezolano, raíz histórica de nuestra vida republicana y el órgano de poder público democrático más cercano a la ciudadanía, está amenazado por el centralismo voraz, el afán de control político recubierto de ideología y la precariedad financiera dramáticamente influida por el debilitamiento de la economía que disminuye la capacidad de sus contribuyentes y la evaporación del signo monetario, afluentes de la cuenca de una economía gris o negra.
La primera contribución de cada ciudadano con el municipio donde vive, es defenderlo con su voto. Alcaldes y concejos municipales salidos de una vigorosa participación popular tendrán más vitalidad y mejores argumentos.
Por lo mismo tendrán más fortaleza ante los embates de las amenazas antes mencionadas y cualquier otra que se presente. Así mismo, el voto ciudadano es la base más firme para que una ciudadanía participante controle socialmente, exija cumplimiento. Defender su institucionalidad, para poder exigir a quienes nos gobiernan o nos representan en él, cumplimiento de sus responsabilidades con eficaz y honesto servicio.
El razonamiento es constitucional, claro, pero excede ampliamente a lo jurídico. Es social y político. Lo razonable es apuntalar aquellos órganos cuyas competencias son claras y bien definidas por la Constitución y la ley, constituidos por el voto secreto de cada uno de nosotros, sin alcabalas partidistas abiertas o camufladas, como ahora tanto se denuncia que ocurre con las alcabalas móviles. Tanto que hasta el Ministerio Público, poco amigo de buscarse problemas con el poder político dominante, lo ha reconocido abiertamente.
En el interés de fortalecer las instituciones, imperfectas pero perfectibles y en ningún caso desechables, el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro organizó el foro: VOTAR PARA DEFENDER TU MUNICIPIO en colaboración con la Universidad Católica Andrés Bello.
Nuestra invitación es a un ejercicio de responsabilidad cívica. No por ignorar el contexto de desconfianzas múltiples, sino precisamente por comprenderlo. Que cada uno de nosotros evalúe lo que más conviene a su ciudad, el pedacito de país que nos toca directa y personalmente.
Porque es lo que más conviene a los ciudadanos, defendemos el Estado Federal Descentralizado previsto en la Constitución. Para eso, hace falta un poder local fuerte, respetable y respetado. En medio de las dificultades que vivimos los venezolanos, una de las cuales es el desmoronamiento institucional que nos atrasa, la solución no es disolver los municipios a través de imposiciones arbitrarias que disfrazadas de participación, son instrumentos de manipulación y debilitamiento del poder real del pueblo. La participación si es libre, hace mucha falta, lo mismo que una ciudadanía empoderada en sus comunidades naturales, nunca artificiales. Necesitamos municipios fuertes que hagan su trabajo.
Ramón Guillermo Aveledo