Los exalcaldes de Iribarren, Macario González y Alfredo Ramos, coinciden en que la ciudad capital del estado Lara se encuentra, en estos momentos, en sus condiciones más deplorables.
Entrevistados por Elimpulso.com, separadamente, González dijo que “estamos a punta de refundación porque la ciudad hoy tiene todas las carencias y una población agobiada por la inflación, que utiliza los escasos ingresos en los pocos alimentos que le permiten sobrevivir.”
Ramos declaró por su parte que sí es cierto que la crisis nacional ha provocado el deterioro de los servicios públicos, la ciudad por la incapacidad de la alcaldía se halla en el peor de su estado en medio milenio.
Capital de la miseria
Recordó González que fuimos una de las principales ciudades del país, ya que además de ser el principal centro comercial, especialmente en el abastecimiento de comida al país a través del Mercado Mayorista, y de contar con una industria siderúrgica sin tener hierro, nos perfilamos como un baluarte de la educación superior por sus prestigiosas casas de estudios públicas y privadas.
Desde mediados del siglo pasado era definida como “la capital del desarrollo” porque no sólo había alcanzado un crecimiento de sus zonas industriales que, incluso, producían artículos de exportación, sino que eran el punto central de la región centroccidental y, por ende, uno de los polos más avanzados de progreso del país. Hoy el sector industrial apenas funciona en el quince por ciento de su capacidad.
Ahora registramos un retroceso espantoso, como el resto del país, a consecuencia de la severa crisis y quienes identificados con la ideología del régimen en la alcaldía son los responsables de la destrucción de la ciudad.
Huecos en las vías, abandono de las áreas verdes, servicios públicos colapsados, crecimiento de la economía informal, personas que esculcan en la basura para ver qué consiguen y gente muriendo por desnutrición, evidencian, claramente, que Barquisimeto dejó de ser la capital del desarrollo para convertirse en la capital de la miseria.
El sector comercial está acosado por la voracidad fiscal, que conduce al cierre de esta importante actividad y, al mismo tiempo, el servicio del aseo urbano y domiciliario es absurdamente el más caro del mundo.
En estos momentos no existe, prácticamente, transporte público, porque de más de 5000 unidades que funcionaban cuando yo fui alcalde, hoy ni siquiera los usuarios no cuentan con una quinta parte de dicho servicio. Al salir de la alcaldía quedó paralizado el proyecto de transporte masivo, pero la explicación es que la ciudad no tiene dolientes en lo que debieran ser sus autoridades.
Ciudadanía a su suerte
Ramos hizo hincapié en los malos servicios que recibe la ciudadanía al punto que cuando estalla un transformador de la energía eléctrica, los habitantes del sector afectado tienen que reunir los dólares para que la empresa se los coloque, lo cual nunca ocurrió en el período democrático.
Del agua existen permanentes quejas, ya que hay sectores que carecen del líquido desde hace meses y tienen sus habitantes que adquirir las pipas a precios exorbitantes.
La demostración más evidente de que el aseo no funciona debidamente es la cantidad de basura que se acumula por doquier, prosiguió diciendo. Hay olores nauseabundos por todas partes.
Se refirió también a los elevados impuestos municipales, el engrandecimiento de los cementerios de empresas y la desaparición de firmas que fueron expropiadas.
En Mercabar operan mafias y lo más grave es que los galpones son quitados a unos comerciantes para vendérselos a otras personas, comentó. En general, la ciudadanía está a su suerte.
Considero Ramos, que con elecciones regionales y municipales no se van a resolver los problemas, sino con la salida del régimen a través de elecciones transparentes, bajo observación imparcial internacional y con la participación de todas las fuerzas políticas. Y de una vez aseguro que a partir del 21 de noviembre, sin duda alguna, la situación de Barquisimeto como la del todo el país, empeorará.