Laika fue el primer ser vivo que viajó al espacio desde la Tierra en 1957, lanzada por los soviéticos en los inicios de la carrera espacial. Eran los años de la Guerra Fría, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética competían ferozmente por la conquista de aquella frontera.
El bloque comunista tomó la delantera con la puesta en órbita del Sputnik I en octubre de 1957. Un mes después, en noviembre, lanzó un segundo cohete tripulado por una perra. A Laika la recogieron junto a otros tantos perros callejeros y fue la elegida porque respondió satisfactoriamente al entrenamiento.
El 4 de noviembre los soviéticos lanzaron el Sputnik II a un viaje sin retorno con Laika a bordo de la nave, en una cápsula del tamaño de una lavadora. El Impulso reseñó aquel acontecimiento de manera muy peculiar en una nota titulada «El Satélite pasó sin zumbidos ni ladridos».
La cosmonáuta canina llevaba provisiones para sobrevivir 10 días en el espacio, pero solo logró aguantar unas pocas horas después del despegue. La cápsula que la transportaba se sobrecalentó y Laika murió sofocada. Su cuerpo quedó orbitando la Tierra durante 5 meses, información que se desprendió luego de 45 años de aquel «Triunfo Espacial», iniciativa que hoy es considerada por muchos como un infame acto de crueldad animal.