Las lluvias no han dado tregua en las últimas semanas, dejando inundaciones, damnificados y colapso en varios estados. En este especial se muestra y da a conocer, de boca de los afectados, cómo se ha vivido la emergencia en siete entidades
Cientos de familias damnificadas, inundaciones, derrumbe de vías, deslaves y más de una veintena de víctimas que lamentar (saldo hasta el 2 septiembre, fecha de cierre de este especial) es lo que ha dejado la temporada de lluvias del 2021 en Venezuela: las precipitaciones han hecho estragos en al menos 10 estados del país. Todo esto en medio de la pandemia de la COVID-19 y escasez de combustible. Hasta el momento los estados más afectados son Mérida, Anzoátegui y Bolívar.
El temporal ha mostrado una vez más la fuerza de la naturaleza y el cambio climático; también la respuesta tardía, falta de previsión, mantenimiento y abusos de los funcionarios revolucionarios.
Elimpulso.com junto a El Tiempo, Correo del Caroní, La Mañana, TalCual , La Nación y Yaracuy al Día se unieron para mostrar y conocer de boca de los afectados cómo se ha vivido la emergencia en siete estados (Anzoátegui, Bolívar, Falcón, Lara, Mérida, Táchira y Yaracuy), cómo se encuentran los sistemas de drenaje en estas ciudades; cuál y cómo ha sido la respuesta de las autoridades competentes.
En Lara temen el desborde de la quebrada Tabure
En Lara no ha parado de llover. Las precipitaciones son leves, pero frecuentes y prolongadas. Pero las lluvias del pasado 9 de julio dejaron inundaciones distintas zonas de Barquisimeto y Cabudare y preocupación en los habitantes de Santa Rosa y Villa Tabure. Una habitante de la parroquia Santa Rosa vio cómo el agua entraba en su vivienda y se llevaba todos sus enseres. Mientras, los vecinos de Villa Tabure (parroquia Cabudare) han visto cómo ha ido colapsando el cauce de la quebrada Tabure y temen que esta se desborde.
El Neverí superó los tres metros de altura
Desde 1970 el río Neverí no superaba su nivel normal de casi tres metros de altura. Aquel año se desbordó y causó inundaciones en gran parte de Barcelona y sus afueras. Esto llevó al entonces mandatario nacional Rafael Caldera a tomar la decisión de construir el canal de alivio, a fin de desviar las aguas hacia el mar, por la playa Caicara.
En los últimos años ni las autoridades locales ni regionales han realizado a profundidad el mantenimiento preventivo que requiere el desagüe; indicó a El Tiempo Luis Delgado, residente del sector El Cotoperí (municipio Bolívar).
«El canal de alivio debe tener entre cinco y seis años que no se limpia. Eso tiene un ancho, creo que el doble del canal del río. Es un caudal bastante grande y suficiente para mantener el agua fuera de estos sectores. Yo tengo 22 años y nunca había visto esta situación. El año pasado se metió una vez y este año van dos veces. Pedimos que nos ayuden a solucionar», resaltó Delgado.
El 29 de julio de 2021 se desbordó el río, llegó a las calles de Barcelona dejando 21 viviendas afectadas en la zona norte y un estado de alerta hacia la zona rural. Semanas más tarde, el 30 de agosto, se repetía el caos y en esta oportunidad dejando víctimas que lamentar: un hombre de 42 años y una niña de siete, ambos de la zona rural del municipio Simón Bolívar del estado oriental.
72 horas más tarde, el gobernador del estado, Antonio Barreto Sira, decretaba 30 días de «necesidad y urgencia» en la entidad y le solicitaba al Gobierno nacional declarar estado de emergencia y la asignación de recursos para la atención de los afectados. Hasta ese momento, 2 de septiembre, el saldo era de 1.500 familias damnificadas entre el municipio Bolívar y Sotillo.
Bolívar, 400 familias afectadas por las inundaciones
El 4 de agosto, 15 sectores de Upata (Bolívar) estaban afectados por el desborde del río Cupapuicito. 11 días más tarde, se declaró la alerta roja en el río Caroní, al alcanzar los 12,71 metros sobre el nivel del mar, 21 centímetros por encima del nivel de alerta roja. 48 horas después, la cota se ubicó en 12,84 msnm; también las lluvias en Ciudad Guayana dejaban 66 familias en albergues y más de 400 afectadas por las inundaciones.
Las fuertes precipitaciones ocasionaron también el derrumbe de un tramo de la vía principal de acceso entre El Pao y San Félix.
En Bolívar, los afectados siguen con el agua al cuello y esperando por atención de las autoridades.
En Falcón la historia con las lluvias es de temer
Falcón tiene historia en cuanto a los efectos de las lluvias. Hay que recordar lo ocurrido en el año 2000 con el desbordamiento del río Coro y la amenaza de desbordamiento de la represa de Játira, en el municipio Acosta; que amenazó seriamente a San Juan de la Costa, Chichiriviche y zonas aledañas.
Con la llegada de las lluvias, los pobladores de algunos sectores de la costa oriental de Falcón (COF) vuelven a sentir preocupación por las anegaciones que se producen en zonas que son vulnerables, debido a la ausencia de sistemas de drenajes, falta de canalización y de limpieza periódica de cauces y caños.
Apenas el año pasado las corrientes de los ríos que atraviesan Tucacas (municipio Silva) y que tienen sus nacientes en el vecino estado Yaracuy, cobraron la vida de una mujer que fue arrastrada por la crecida en la zona rural de Santa Bárbara, cuya carretera de tierra limita con el municipio Palmasola.
A final del año pasado y a principios de este 2021 se produjeron inundaciones en los sectores de Santa Bárbara, El Esfuerzo, El Calvario, Brisas del Mar, Alí Primera y 8 de Diciembre, un céntrico barrio de Tucacas que debe su nombre a la fecha en que fue refundado, el 8 de diciembre de 1999, luego de que una bestial inundación arrasó viviendas y cobró la vida de personas.
El tema de la construcción de la vialidad agrícola cobra importancia. Una promesa nunca cumplida en estos 22 años de revolución, expresó Wilmer Cortés, habitante de Anselmito.
En la zona rural de Boca de Aroa, la vieja carretera de tierra que comunica a esta parroquia con el estado Yaracuy y que divide al río Aroa, cuyo caudal se desborda en temporadas de lluvias. Esto también ocurre con las viviendas que comunican a los poblados de Anselmito, Las Caracaras, El Pimiento, Los Indios, Campo Caribe, entre otros, y que deja estos asentamientos campesinos con el agua al cuello y aislados, porque al quedar la vía bajo el agua del río solo se puede acceder a la zona por vía aérea o en convoyes del Ejército.
Pero el casco central de Tucacas también tiene los drenajes colapsados. Los vecinos de las calles Bolívar, Ayacucho, Bermúdez reportan que estas vías son lagunas de agua de lluvias rebosadas con las aguas residuales que salen por los albañales de las viviendas.
El problema es de vieja data y la gobernación de Falcón ni la empresa Hidrofalcón resuelven, a pesar del alto riesgo sanitario al que está expuesto la población.
El caso de comunidades rurales del municipio Jacura, al sur de Yaracal también es considerable porque al no existir vialidad agrícola, la lluvia derrumba tramos de la carretera y los pobladores quedan aislados y solo pueden desplazarse sobre el lomo de las bestias (burros y mulas).
Autoridades de Protección Civil visitaron el pasado martes 31 de agosto las zonas vulnerables de Tucacas ante el riesgo de que se produzcan afectaciones.
Paraguaneros preocupados por la llegada de las lluvias
Ante el anuncio realizado por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh), habitantes de varias comunidades de la península de Paraguaná, han manifestado su preocupación ya que han sufrido de inundaciones y derrumbes de sus viviendas en pasadas precipitaciones y hasta ahora no han sido atendidos por las autoridades competentes.
En este sentido indican que, a pesar del Plan Juntos por Falcón, impulsado por el gobierno regional y el cual contempla limpieza, y desmalezamiento en algunos sectores y quebradas de las poblaciones, existen otros lugares donde todo sigue igual y se corre el riesgo de que las lluvias causen problemas a sus habitantes.
Tal es el caso de la residencia de la familia Pérez Reyes, donde solo viven tres adultos mayores, discapacitados y con problemas de salud, quienes el año pasado, en la comunidad de El Hato, del Municipio Falcón, vieron cómo parte de su casa se caía poniendo en riesgo sus vidas y, a pesar de que fueron visitadas por las autoridades municipales, estas no hicieron nada.
Igualmente, los integrantes de las familias Gómez y Leidenz —quienes al igual que los tres adultos mayores, habitan en los predios de la quebrada de esta población— expresaron que no se ha hecho nada para evitar que sus viviendas vuelvan a colapsar y mientras tanto ellos siguen corriendo peligro.
Asimismo, y a pesar de que las lluvias de estas últimas semanas han sido moderadas, los vientos generados por las ondas tropicales presentes en el país causaron que viviendas de la comunidad costera de Tiraya, parroquia Adícora, quedaran sin techo o parte de él.
Los habitantes informaron que ni la alcaldesa Vileivys García ni el Gobernador Víctor Clark, han hecho nada por solventar la situación que están viviendo y ni siquiera han hecho limpieza para evitar que las zonas vulnerables sufran nuevamente.
Tovar y Santa Cruz de Mora quedaron bajo el lodo
Las fuertes lluvias de la noche del 23 de agosto en Mérida causaron destrozos en solo tres horas: se fue la luz, comenzaron a crecer los niveles de las quebradas y a desbordarse, hasta que el río Mejía, que las acoge a todas, creció y entró a la mayoría de las casas de Santa Cruz de Mora, dañando los enseres de más de 100 viviendas.
Hasta el 2 de septiembre la vaguada ocurrida en el Valle del Mocotíes dejó al menos 20 fallecidos y varios desaparecidos. De acuerdo a Jehyson Guzmán, «protector» del estado Mérida, 804 viviendas han sido afectadas, 120 casas irrecuperables y 400 familias padecen una pérdida total de sus enseres.
La casa de la familia Vargas Méndez ubicada en el sector Puerto Rico de Santa de Santa Cruz de Mora, está a menos de 50 metros del río, y al desbordarse se llevó todos sus bienes inmuebles. «Perdimos el negocio. Teníamos una librería y se dañó la copiadora, la impresora y toda la papelería. Todo lo que había en la sala y las camas», resume Xioly Vargas.
En esta casa viven la madre de Xioly, quien tiene 85 años de edad, un hijo de 59 años que tiene varias discapacidades, dos adultos más y dos menores de 10 y 2 años de edad. Ninguno abandonó la casa mientras llovía porque no tenían a dónde más ir, ahí esperaron que escampara.
Desde 2005 no llovía así
Los habitantes de este sector no habían presenciado unas precipitaciones tan fuertes desde el año 2005. Dicen que no están damnificados, pues las casas no se cayeron, pero todos perdieron sus bienes materiales: neveras, colchones, muebles y las casas se llenaron de barro.
Pasaron una semana entera sin servicio eléctrico. La luz se apagó el lunes 23 de agosto y lograron restablecerla el domingo 29. No había señal telefónica y lograron comunicarse con sus familiares gracias a la instalación de una planta eléctrica y de un wifi colombiano que fue habilitado en el sector.
Pese a que el gobierno nacional ha estado trabajando en las zonas más afectadas de Mérida y que Jehyson Guzmán, «protector» de la entidad, ha informado que están desplegados en los municipios que están en emergencia, Xioly Vargas afirma que las autoridades no han ido casa por casa para evaluar las afectaciones y calcular los daños materiales.
«No han ido casa a casa. Están con la maquinaria, algunas que trajeron ellos y otras privadas canalizando el río. El sector está limpio porque la comunidad se unió a trabajar», expone la habitante del sector. Además, dice que el único beneficio que han recibido fue una bolsa de comida que contiene cinco bolsas de harina, dos de arroz, una de azúcar y una de lentejas.
Xioly Vargas afirma sin titubeos que las afectaciones que causaron las lluvias en Mérida se deben a la irresponsabilidad de las autoridades por no haber limpiado las quebradas, canalizado los ríos y hacer mantenimiento preventivo. Recuerda que justo antes de que empezara la temporada de lluvias, los funcionarios gubernamentales llevaron máquinas para limpiar, pero asevera que se las llevaron antes de culminar el trabajo.
Esta habitante de Santa Cruz de Mora cuenta que al otro lado de este mismo pueblo los daños fueron mayores por los derrumbes en una montaña que tapizaron parte de la localidad, dejando a dos menores muertos.
Una niña de seis años y un niño de diez estaban dentro de una vivienda en Santa Cruz de Mora cuando esta se derrumbó por las fuertes lluvias y fueron aplastados por una pared.
Xioly Vargas recuerda que los habitantes de las zonas afectadas necesitan ayuda, principalmente comida no perecedera, y condena que funcionarios de la Guardia Nacional hayan estado decomisando la ayuda que llegaba a la entidad, pero resalta la intención de ayudar de los venezolanos, quienes han enviado insumos a la localidad por medio de Cáritas, la Iglesia católica y otras organizaciones.
La familia Vargas Méndez acondicionó varios colchones en la platabanda de la casa para dormir. No cuentan con recursos para reponer los enseres perdidos, pues su único ingreso provenía de la librería que se llevó el agua y ahora solo les queda la pensión de la dama de 85 años de edad.
En Táriba aún padecen los estragos de las lluvias de julio
Dos personas fallecidas (una niña de 4 años y su padre de 27 años) fue el saldo que dejaron más de 20 horas de fuertes lluvias continuas en el estado Táchira, el pasado 22 de julio. También las precipitaciones causaron diversas afectaciones en el municipio San Cristóbal y en el municipio Cárdenas.
En Las Vegas de Táriba (municipio Cárdenas) se registró el desplome del puente de La Chivata, que comunica a San Cristóbal con la zona norte de la entidad andina, dejando a esta comunidad prácticamente incomunicada.
La estructura cedió y perjudica la vía entre Táriba y Cordero, y por ende a las localidades adyacentes. Desde ese momento no hay paso vehicular en ambos sentidos, solo existe una pasarela peatonal. Esta situación que ya se había notificado desde hace varios años, y varios usuarios consideran que es producto del descuido y la desidia el factor fundamental de este problema. Por lo pronto, la ruta alterna es la vía Trasandina que va de Palo Gordo hacia Cordero.
Jaiber Zambrano, director de Protección Civil (PC) de Táchira, indicó que la alcaldía de San Cristóbal y las alcaldías de los municipios aledaños «no han hecho los trabajos correspondientes y adecuados de mantenimiento de los drenajes, gran parte de ellos se encuentran colapsado; las aguas pluviales corren las avenidas y calles».
La Jefatura de Gestión de Riesgo de (PC) tiene registradas 2.033 puntos en la entidad donde hay fallas de borde y/o de alcantarillas.
Área Metropolitana de Yaracuy sin agua potable
A mediados de agosto habitantes de Guaratibana (municipio La Trinidad) y de Aroa (municipio Bolívar) vieron cómo las aguas entraron en sus casas. También la crecida y desbordamiento de los ríos Yurubí, Cocorote, Sucre y Las Minas ocasionó el colapso de acueductos, dejando varias zonas de Yaracuy sin agua potable por tubería, quedando a expensas de escasos camiones cisterna.
Desbordamiento del Río Morón en Carabobo causó estragos
Las lluvias que se registraron el martes 7 de septiembre en el estado Carabobo provocaron el desbordamiento del Río Morón, lo que produjo que el municipio Juan José Mora y otras zonas costeras aledañas en la entidad resultaran afectadas. Al menos 10 sectores registraron eventualidades, según dijo el gobernador Rafael Lacava.
Algunas zonas afectadas por este desbordamiento del río Morón serían La Charneca, 23 de Enero, calle Venezuela y Banco Obrero. En ese sentido, los funcionarios bomberiles en Carabobo están desplegados para poder atender a los perjudicados y desalojar las viviendas que puedan estar en riesgo.
El Zulia tampoco se escapa
Unas 150 familias del sector Campo Alegre I de la parroquia Sinamaica en el estado Zulia se vieron afectadas por las precipitaciones que se han registrado recientemente. Estas personas actualmente se encuentran aisladas y tampoco cuentan con servicio eléctrico.
Algunos habitantes denunciaron a Radio Fe y Alegría Noticias que también el día domingo 5 de septiembre fueron víctimas del hampa ya que les robaron seis bajantes del cableado eléctrico que benefician a varias familias y a la escuela de la comunidad.
Créditos: Elisa Gómez, María Virginia Matute (El Tiempo), Jhoalys Siverio (Correo del Caroní), Magalys Hassan, Francisco Chirinos, Danilo Sarmiento (La Mañana), José Enrique Arévalo (El Impulso), Rosecny Zambrano (La Nación), Danny Márquez (Yaracuy al Día) María José Vásquez y Ana Chacín (Radio Fe y Alegría), Luna Perdomo y Valentina Rodríguez (TalCual)