Luego de semanas de zozobra sobre una posible reconversión, el Banco Central de Venezuela (BCV), supeditado a la administración de Nicolás Maduro, anunció, el pasado jueves 5 de agosto, que el próximo 1° de octubre entrará en vigencia una nueva redenominación monetaria que le restará seis ceros al bolívar.
En el último trimestre del año comenzará, entonces, a circular un nuevo cono monetario compuesto por una moneda de 1 bolívar, equivalente a 1 millón de bolívares de los actuales, y cinco billetes de las denominaciones 5, 10, 20, 50 y 100 que valen, respectivamente, 5 millones, 10 millones, 20 millones, 50 millones y 100 millones de bolívares.
Según el Banco Central, estas piezas monetarias en físico convivirán junto con el llamado “bolívar digital” en un proceso dirigido a “rescatar su fortaleza y su referente como expresión de nuestra economía”.
El BCV aseguró que “la transformación de la moneda nacional en su formato digital” y uso mediante sistemas de pago electrónicos nuevos y existentes permitirá “avanzar en la construcción de una visión moderna de la moneda en las transacciones cotidianas, facilitar la mayor conexión de la población con su signo monetario (…) y reducir los costos de transacción en la economía”, explicó vagamente el ente emisor en un comunicado, publicado en su página web.
Se trata de la tercera reconversión monetaria en los últimos 13 años. La primera fue en 2008, cuando Hugo Chávez le restó tres ceros y presentó el “bolívar fuerte”. Una década después, en agosto de 2018, Maduro le sustrajo a la moneda cinco ceros y la rebautizó como “soberano”. Con esta nueva reconversión, el chavismo le ha quitado 14 ceros al bolívar, lo que, según analistas, demuestra que esta medida no funciona en absoluto si no viene acompañada de un programa de estabilización económica que tenga como uno de sus principales objetivos solucionar la hiperinflación.
El economista Giorgio Cunto, investigador de la consultora Ecoanalítica, afirma que la vida útil de la reconversión está condicionada por el alza de precios en la economía. De acuerdo con la firma, los precios han aumentado dieciséis millardos por ciento (16.800.239.776%) desde noviembre de 2017, cuando Venezuela entró en hiperinflación, y treinta y siete millones por ciento (37.699.882%) desde la última reconversión.
“Pese a que el incremento de precios se ha desacelerado desde su pico en 2018, el país registra la inflación más alta del mundo por amplio margen. En ese sentido, a mayores tasas de inflación, menor será el tiempo en que regresen estos ceros a los precios”, dijo Cunto en un artículo publicado en la revista digital Prodavinci.
El experto estima que, de mantenerse el promedio de inflación mensual de 25% que Ecoanalítica ha registrado entre enero y julio de 2021, tomaría alrededor de 10 meses para que se les añada un cero a los precios, 31 meses para que les agreguen tres ceros y 62 meses para que regresen los seis, haciendo obsoleta la medida.
Por su parte, Ángel Alvarado, economista y diputado a la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015, calcula que con los índices actuales de inflación habría que hacer una reconversión monetaria para quitarle seis ceros a la moneda cada tres años.
“Después de cuatro años de hiperinflación, seguimos esperando medidas para resolver este problema”, dice.
Explica que para bajar la inflación, a Venezuela le toca fortalecer las reservas internacionales, recibir financiamiento internacional y acceder a los derechos especiales de giro que ha asignado el Fondo Monetario Internacional para el país, unos 5.100 millones de dólares, los cuales, sin embargo, la nación no recibirá por duda sobre quiénes son sus legítimas autoridades. “Nada de esto ocurrirá mientras haya un colapso político en Venezuela”, enfatiza Alvarado.
Para el economista Luis Arturo Bárcenas, miembro de Ecoanalítica, es probable que se vea, durante los primeros meses de la reconversión, un boom de nuevos billetes que tenderán a desaparecer conforme las piezas vayan perdiendo capacidad de compra frente a mayores precios y a la limitada capacidad del BCV de surtir más y más piezas al ritmo que marque la hiperinflación.
Advierte que la circulación y el uso de la moneda de un bolívar dependerá, como con los billetes, de la capacidad que tenga el gobierno de emitir las piezas necesarias para satisfacer la demanda, lo cual es costoso, mucho más en un proceso de crecimiento acelerado de precios como el que atraviesa Venezuela.
No obstante, considera que, con el anuncio de emitir una moneda, el rėgimen pretende crear una especie de efecto psicológico en la población tratando de poner al país a la par de economías latinoamericanas con inflaciones estables, donde se pagan servicios y transporte público, incluso algunos bienes de cesta básica, con monedas.
“Es un golpe psicológico al venezolano, decir que vamos a volver a esa época de antes cuando se pagaban muchas cosas con monedas, pero hay que ver si en efecto el régimen las surte y qué tan útil serán”.
Por otro lado, con la moneda de menor denominación no se podrán pagar los pasajes del transporte público. El metro, por ejemplo, pasará de 80.000 a 0,08 bolívares y las camioneticas de 500.000 y 700.000 a 0,5 y 0,7 bolívares, respectivamente. Por eso los transportistas no descartan subir el precio del pasaje a Bs. 1 (1 millón) a partir del próximo 1° de octubre.
Migrar a lo digital
A juicio de Bárcenas, la introducción del bolívar digital no es más que una excusa del gobierno para decir de antemano que no necesariamente habrá una dotación de billetes fluida, al menos como lo requieren las transacciones en Venezuela en el actual contexto hiperinflacionario. Esto, debido a las limitaciones para satisfacer la demanda con una cada vez mayor emisión de piezas, generadas principalmente por las sanciones, las cuales han afectado los ingresos por exportaciones petroleras y el acceso a proveedores por el temor de éstos a hacer negocios con Venezuela.
“El hecho de que Maduro haya dicho que la reconversión es una medida que va en línea o que se enmarca en el proyecto del bolívar digital, quiere decir que las limitaciones de emitir nuevos billetes aún reconvertidos siguen estando presentes. Está cubriéndose las espaldas y diciendo que es probable que no necesariamente emita la cantidad de billetes que se requieren”.
Sostiene que con esta medida, el régimen pareciera tener la intención de eliminar casi por completo el uso del efectivo en Venezuela.
De hecho, en mayo, Maduro dijo que la meta económica de su gobierno para este año es llevar al país a una economía 100% digital. “Todos los días estamos creando instrumentos para que el dinero se mueva de manera digital, la meta de este año está establecida en la economía digital. Esto, además, nos ayuda a desprendernos del papel moneda que está siendo atacado desde hace varios años desde EE.UU.”.
37.699.882% han aumentado los precios en Venezuela desde la última reconversión, en agosto de 2018, de acuerdo con cálculos realizados por la firma Ecoanalítica. Por esta razón, los expertos advierten que el éxito de la medida está condicionado por el incremento de precios en la economía. Aseguran que si no se combate la hiperinflación, los ceros volverán poco a poco, como sucedió con el bolívar soberano.
Inconvenientes
Expertos coinciden en recalcar que uno de los grandes y complejos problemas que enfrentará el régimen para tener éxito con la implementación del bolívar digital son las constantes y prolongadas fallas en los servicios de electricidad y de telecomunicaciones, que imposibilitan los pagos a través de puntos de venta y de transferencias electrónicas y hacen que la única manera de obtener un bien sea en efectivo.
Al respecto, el economista Leonardo Vera dice: “Lo del bolívar digital es un sueño que le han vendido a Maduro, que ciertamente facilita la vida de muchos, pero se la daña a muchos otros”.
“Para quienes dirigen el BCV (un ejército de flojos e ineptos) la vida sería muy fácil. No hay que gastar más en imprimir papel moneda. Pero para quienes viven en zonas del país, donde la red de energía eléctrica se cae a diario, para quienes necesitan pagar transacciones al menudeo, para quienes no tienen la versatilidad ni la educación financiera digital, la digitalización de las transacciones es un dolor de cabeza”, explicó el experto por Twitter.
Mientras tanto, el economista Luis Oliveros dijo a El Tiempo que el proceso de digitalización de la economía ya venía desarrollándose en el país como una respuesta a la escasez de efectivo. “En el mundo es una tendencia porque está cambiando la economía; en Venezuela nos unimos a esa tendencia, pero no por un tema de tecnología, sino por las circunstancias”.
“Sin lugar a dudas hay una limitante: la infraestructura venezolana. El país sufre una crisis eléctrica y tiene problemas de telecomunicaciones. Sin embargo, creo que al final la digitalización ya llegó. Venezuela también tiene un sector bancario que ha desarrollado medios de pago muy interesantes y que va a seguir desarrollando para agilizar los pagos. Y también se tiene la dolarización, que ha mejorado notablemente los medios de pago”.
No renunciar al bolívar
Por otro lado, Bárcenas sostiene que la medida del bolívar digital apunta al interés del gobierno por mantener el bolívar todavía conviviendo con el dólar como medio de pago.
“Eso tiene que ver mucho con el poder que le da al régimen seguir creando bolívares”.
Indica que el anuncio choca con los esfuerzos de la banca de digitalizar los dólares más que los bolívares, los cuales ya están digitalizados en gran medida. “Si bien la banca recibe más comisiones por transacciones en bolívares que por dólares, el interés de la banca está en seguir progresando más rápido en servicios digitales asociados a la dolarización”.
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