Los venezolanos sufrimos una crisis humanitaria compleja que se encrudece cada vez más. Venezuela tiene el salario más bajo de todo el continente y el mayor índice de pobreza, por encima de Haití y Cuba. El 96% de los venezolanos están sumidos en la pobreza y el 79% en pobreza extrema. El modelo del régimen aumentó la brecha de la pobreza y la desigualdad. ¿Cómo puede vivir un pensionado con menos de un dólar al mes?
Ante este deplorable escenario, quienes nos dedicamos a la política debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para que finalice el sufrimiento de los venezolanos. La política representa la herramienta para reconocernos unos a otros y construir acuerdos por el bien del pueblo. Las soluciones para salir de la crisis deben ser democráticas y con apego a la Constitución Nacional, consensuadas y duraderas en el tiempo.
Las conversaciones en México son una grandiosa oportunidad para poner los problemas de los venezolanos en primer lugar. En cualquier proceso político las necesidades del pueblo siempre deben ir delante. Es momento de dejar de lado los personalismos y los egos políticos para concentrarnos en lo más importante. Venezuela merece soluciones para la falla en los servicios básicos, para las largas colas de la gasolina y la hiperinflación.
Los trabajadores venezolanos merecen unas buenas condiciones laborales y buena remuneración para poder gozar de calidad de vida y cubrir sus necesidades, para ellos y sus familias. Los venezolanos exigimos que haya un ambiente donde los salarios dignifiquen todo el esfuerzo que conlleva la jornada laboral. México debe servir para eso, para crear las condiciones en el país y para que todos podamos vivir bien.
Necesitamos un acuerdo político integral que nos permita recuperar la democracia para reconstruir el país. Con una democracia sólida y apego a la Constitución, las instituciones del Estado funcionarán en pro de los venezolanos y podrán generar las condiciones necesarias para que la economía se desarrolle, los salarios sean dignos y alcancen para adquirir la canasta básica, y tengamos servicios de calidad en todo el país. Así alcanzaremos el progreso social y el desarrollo que Venezuela demanda desde hace tanto tiempo.
No podemos darnos por vencidos ahora. Debemos seguir luchando y batallando en cada espacio que sea posible para lograr el país que queremos. Esta es la forma para volver a gozar de trabajos que permitan vivir bien, con ahorros, sin penurias ni miseria y con buenos servicios básicos.
Stalin González