Transcurrió un mes y medio y durante todo ese tiempo el joven Enmanuel Bello, habitante del macrosector El Cercado, no volvió a ver salir el agua potable a través de las tuberías de su hogar.
Recién cumplió 18 años de edad y gran parte de su adolescencia la vivió expectante por la escasez del vital líquido en su comunidad, ubicada en una apartada zona del noreste de Barquisimeto.
Las preocupaciones de un adulto joven deberían estar ligadas a conseguir un cupo universitario para iniciar una carrera o prepararse para asistir a su primera entrevista de trabajo. Sin embargo, para Enmanuel es todo lo contrario, su intranquilidad para estos primeros días de septiembre de 2021 se centran en quedarse en casa a la espera del agua, bien sea por tubería, o más incierto aún, a través de la lluvia.
Desde hace más de un año, Enmanuel y su familia, al igual que sus vecinos, han creado sistemas de canaletas para recoger agua de lluvia, que si bien no es recomendable su ingesta por los microorganismos que podría contener, la misma sirve para asearse, lavar la ropa o bajar los desechos de los baños.
“Este sector se adaptó a estar sin agua y en ese sentido uno economiza más. Claro, hay que esperar que llueva para poder lavar y para cocinar hay que hervir el agua. Hay que adaptarse a la situación”, explicó Bello frente a las cámaras de Elimpulso.com.
¿Hidrolara o Hidrocielo?
“Dependemos de ‘Hidrocielo’”, dice por su parte la señora Amelia Jiménez, quien hace directa referencia a Hidrolara, la estatal encargada de garantizar la prestación del servicio de agua en la entidad y a quienes se les señala de ser, junto al gobierno del fallecido Hugo Chávez y la actual administración de Nicolás Maduro, los principales culpables de que El Cercado, al igual que todo el estado y el país, padecen la peor crisis de agua en su historia.
Aunque Jiménez jocosamente llama “Hidrocielo” a “la bendición de que llueva” para recoger agua, es consciente de lo complicado que la pueden pasar si se presenta una extensa sequía. Sobre todo porque ella, su esposo y su hija, son personas con discapacidad y las opciones para resolver la escasez de agua, se limitan.
“Yo tengo la ayuda de mi hijo y él no está acá, él está afuera”, comenta Amelia sobre el apoyo económico que recibe por parte de su hijo, siendo esta una “salvación” para cuando se requiere comprar el agua potable.
Durante el encuentro con el equipo reporteril, Amelia no dudó en expresar su ilusión por una pronta resolución de Hidrolara a la escasez de agua en El Cercado.
El Cercado: un problema entre tantos que hay en Lara
El ingeniero Julio César Gutiérrez, quien es vicepresidente del Colegio de Ingenieros y Arquitectos de Lara, explicó en entrevista para Elimpulso.com que la subestación de rebombeo El Vidrio, que surte a todo El Cercado y comunidades aledañas, presenta numerosos problemas de infraestructura por la falta de mantenimiento y el deterioro de los pozos.
Aunado a esto, Gutiérrez señala que la hidrológica del estado “tiene una mora” con los larenses por la inconclusión de grandes proyectos como son el Parque Hidráulico Yacambú-Quibor y el embalse Dos Bocas, ubicado al norte de Acarigua, estado Portuguesa.
Según explicó en entrevista para Elimpulso.com, el levantamiento de estas dos mega construcciones (Yacambú y Dos Bocas) asegurarían 60 años de agua potable para todo el estado Lara. No obstante, ambos proyectos fueron abandonados y hoy son incontables las comunidades que sufren las consecuencias.
El Embalse Dos Cerritos de Alto Tocuyo es el mayor proveedor de agua para Barquisimeto. Sin embargo, los ya mencionados problemas de distribución que presenta el sistema de agua en Lara se suma la pérdida del cristalino líquido por filtraciones y tomas ilegales, que según Gutiérrez, puede alcanzar un déficit de 1.500 litros de agua por segundo, suficiente cantidad para surtir a miles de familias.
El especialista recordó que antes de la llegada del gobierno de Hugo Chávez, Hidrolara era una compañía autónoma y capaz de garantizar un óptimo servicio de agua. Fue tras la toma por parte del Estado que la empresa comenzó su caída libre. Cada año fueron recibiendo menos recursos para renovar o mantener la maquinaria y los acueductos. Por lo tanto, hoy vemos cómo el desinterés político se ve en cada rincón del estado Lara: hogares sin una gota de agua.
La sociedad civil y su autogestión para mejorar el servicio de agua
A mediados de 2019, un grupo de vecinos del sector La Rosaleda, al este de Barquisimeto, se organizaron progresivamente para conocer más a fondo los problemas con el servicio de agua en la zona y buscar soluciones ante la problemática.
Es allí cuando nace la asociación civil Gente del Agua Carabalí, un grupo integrado por habitantes de la zona este de Barquisimeto y parte del municipio Palavecino, todos conectados por la estación de bombeo El Carabalí.
“La intención era ir más allá que simplemente ser espectadores de la problemática. Era conocer cómo nos debería llegar el agua, con qué sistema se cuenta y cómo podíamos hacer, como sociedad civil, para contribuir a la hidrológica para que en nuestras comunidades mejorará el servicio”, contó a Elimpulso.com la doctora Berenice González, quien junto a un grupo de profesionales de la ingeniería forma parte de la agrupación.
En estos últimos dos años, la Gente de Agua Carabalí ha trabajado de forma conjunta con Hidrolara para restaurar y hacer mejoras en el sistema de agua con el objetivo de que más de 30 mil familias cuenten con el suministro de forma constante.
Pese a ello, la tarea ha sido sumamente complicada debido a que, además de los numerosos problemas que se siguen presentando en los acueductos, las fallas eléctricas afectan directamente a la estación El Carabalí, área que no está siendo considerada como prioritaria y que ante los cortes eléctricos se imposibilita el bombeo de agua a las comunidades.
“La hidrológica tiene un gravísimo problema y es la falta de comunicación y coordinación conjunta con Corpoelec (…) las estaciones de agua no están consideradas como zonas de necesidad y prioridad, una cosa ilógica porque va en contra del primer artículo de los Derechos Humanos sobre el acceso al agua”, denunció González.
Ahora bien, las interrupciones eléctricas no han sido motivo para no invertir en otras carencias. Comenta González que cuando son grandes reparaciones, es decir, que involucra una considerable cantidad de dinero, la propia comunidad colabora laboral y económicamente.
“Lo que hemos costeado, sobre todo, han sido válvulas, reparación de válvulas, mantenimiento de tanques, sustitución de tuberías, además del apoyo logístico a los obreros que estén trabajando”, indicó.
Asegura también que Hidrolara gestiona el personal que se encargará de las reparaciones y además compra equipos que también se requieren. “Por eso lo llamamos cogestión, una participación que esté en nuestras posibilidades”, agregó la profesional.
