Aunque los municipios Jiménez y Morán, que son abastecidos por el Sistema Alto Tocuyo tienen el mismo problema del suministro de agua que Barquisimeto, en esta ciudad la situación se siente con mayor intensidad porque las quejas provienen de todos los sectores.
Al respecto, Elimpulso.com, quiso saber la magnitud del problema a través de uno de los profesionales que conoce a profundidad el asunto, porque es especialista en la materia: el ingeniero Julio Gutiérrez, presidente del Colegio de Ingenieros en el estado Lara.
Conviene indicar que el ingeniero Gutiérrez fue uno de los principales funcionarios que tuvo Hidroccidental, presidida por el ingeniero Luis Fernando Arocha, que después sería transformada en la empresa Hidrolara.
Cómo se abastece Barquisimeto
Cuando decimos Barquisimeto, explica, tenemos que referirnos también a Pavia, Cuji-Tamaca, Loma Verde, Chirgua y El Cercado.
Barquisimeto recibe el 80 % del suministro de agua potable del Sistema Alto Tocuyo, que procede de la represa Dos Cerritos.
El 20 % restante es abastecido por la batería de pozos ubicados en el acuífero del río Turbio, empezando por los de Titicare y la estación de bombeo de ese lugar, el cual envía el caudal del líquido al estanque elevado de Loma de León.
Desde ese sitio se comienza a fortalecer la ciudad, presurizado el suroeste de Barquisimeto.
Luego se tiene la batería de pozos con la mayor producción, que es la de Macuto, por cierto la de mayor data, la cual dio origen al acueducto de Barquisimeto en la década de 1950.
De ahí salen dos aducciones: una que sube por toda la avenida Vargas y llega directamente al Hospital Central Universitario Antonio María Pineda y a la urbanización La Concordia, porque eran los sectores abastecidos en aquella década cuando el régimen de Marcos Pérez Jiménez realizó esas obras. Y cuando fue creciendo la ciudad se creó la otra aducción, que cubre el centro sur de la capital larense; es decir la Cuesta Lara, toda el área de la calle 38 y donde está hoy el mercado San Juan, donde fue instalado, entonces, el llenadero, a donde acuden los camiones cisternas. Ya antes existía el llenadero de Caja de Agua.
Titicare aporta el 3 % del agua a la ciudad, Macuto el 12 % y el restante 5 %, la batería de pozos de El Carabalí, que comparte el líquido con Cabudare, capital del municipio Palavecino. De allí parten tres aducciones: una que va a Santa Rosa, otra que tiene destino a Fundalara y la tercera que se dirige a la avenida Venezuela hasta Colina del Viento. De esos tres ramales uno llega al macro sector El Ujano, para fortalecer La Segoviana; otro, para el macro sector del este, donde está Fundalara y el tercero, el pueblo de Santa Rosa.
De este modo se presuriza toda la red de distribución de Barquisimeto ´por los cuatro costados: el oeste, con el 80 % con el Sistema Alto Tocuyo; el suroeste, con los 120 litros por segundo de Titicare; el centro sur y el centro este, con la batería de pozos de Macuto; y todo el este y noreste de la ciudad con la batería de pozos de El Carabalí.
¿Qué está sucediendo?
Para que un sistema de agua funcione en el cien por ciento, tienen que estar todos los subsistemas bien acoplados, trabajando al mismo instante, en concordancia y en completa alineación, expone el ingeniero Gutiérrez. Pero, eso no está ocurriendo ahorita.
¿Por qué? Esa es la gran pregunta responde el profesional de la ingeniería. La causa principal es que no está bien el Sistema Alto Tocuyo, que es conformado por la represa Dos Cerritos, los 55 kilómetros de tubería de 60 pulgadas, la estación de bombeo de Alto Tocuyo y la planta de tratamiento Ciudad de Barquisimeto (ubicada en Quíbor).
En la estación de bombeo existen cinco motores inmensos de 3.000 HP, que datan del año 1.974. De ellos, 4 deben estar impulsando 4.400 litros por segundo hacia la planta de tratamiento, ya que el quinto motor tiene que ser de reserva, por cuanto tiene que haber una planificación predictiva y preventiva para los equipos electro mecánicos que conforman todo el sistema y los subsistemas.
El motor de reserva se utiliza todo el año, porque trimestralmente es necesario darle mantenimiento a cada uno de los motores, lo cual obliga a irlos sacando de funcionamiento, uno por uno, a fin de que puedan dar rendimiento completo. Eso no se ha hecho en ninguna de las estaciones de producción. Han dejado que los motores se dañen y no los arreglan.
En el caso específico de Alto Tocuyo, funcionando.
A Barquisimeto, que le deberían entrar por el oeste, en lo que se conoce como la Estación 45, donde se encuentran los estanques de El Tostao, en el kilómetro 11 de la vía a Quíbor, 3 100 litros por segundo en condiciones normales. Están llegando 1.300 litros. ¿Cómo no va a haber escasez de agua?
Mala calidad del agua
El ingeniero Gutiérrez llama la atención sobre la mala calidad del agua, ya que no se cuenta con los productos químicos suficientes para potabilizar el líquido.
Es oportuno recordar que el Ejecutivo Nacional ha anunciado para octubre el inicio de las clases presenciales en el país, pero en este momento la batería de baños de los planteles se encuentran en condiciones deprimentes por la actuación de la delincuencia. Este es uno de los problemas que se avecina en esas instalaciones, donde debe haber también agua para lavarse las manos como medida de precaución ante el auge que ha tomado la pandemia china de COVID-19.
Otro problema que se presenta en el momento es la falta de agua para los pacientes renales, ya que el líquido debe ser de excelente calidad para la diálisis.
Debido a la falta de recursos económicos que afecta a Hidrolara, ésta perdió la capacidad de tener los químicos potabilizadores de agua, indica el especialista. La turbidez y el mal olor que se ha venido viendo y sintiendo en el líquido es consecuencia de la falta de esos químicos.
Se necesitan siete gandolas semanales de sulfato de aluminio, que se precisa para eliminar la turbidez del agua. Son treinta toneladas diarias que deben usarse.
Cuando hay lluvias, naturalmente, aumenta la turbidez; pero, debe haber suficiente cantidad del mencionado agente químico para garantizar la calidad del agua.
También semanalmente deben usarse cinco bombonas de gas cloro.
En las plantas potabilizadoras hay el personal que hace los análisis bacteriológicos y físicos del agua que consumirá la población.
21 años perdidos
El ingeniero Gutiérrez asevera que en el año 2002, es decir hace 19 años, los demandantes del servicio de agua sobrepasaron la oferta de la hidrológica.
Pero, hay que destacar que durante los últimos 21 años ha habido desinversión por parte del Ejecutivo Nacional, al cual le corresponde la construcción de los embalses.
Aquí tenemos dos embalses que no se han construido: el Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor y la presa de Las Dos Bocas.
Desde el 2002, Hidrolara lo que ha venido haciendo son maniobras para prestar el servicio, reconoce el ingeniero Gutiérrez.
Aparte de que apenas están llegando 1.300 litros por segundo del principal suministrador de agua de la ciudad, hay grandes pérdidas por obsolescencia de la tubería y en toda la ramificación de la red de Barquisimeto por el orden de 350 litros por segundo. Eso despresuriza la red.
Al producirse esa despresurización por las filtraciones, los equipos de rebombeo, que debieran estar en las partes altas para aprovechar la gravedad, se registra un desbalance. Hay un bamboleo, el agua va y viene.
Sin autonomía financiera
Considera el ingeniero Gutiérrez que el problema se agravó mucho más en el 2018 cuando a Hidrolara, la goberna,dora de entonces, le quitó la autonomía financiera que tenía desde el año 1994, cuando fue creada esa empresa. Sin miramiento alguno congeló las tarifas.
Con la autonomía financiera, la empresa sustentaba sus costos operativos, entre los cuales figuraba pagar el talento humano, las operadoras, maniobreros y en general, el personal necesario para el funcionamiento de la hidrológica.
Del mismo modo se afectó la inversión, asi como la construcción y reparaciones de las filtraciones.
Al congelar las tarifas y depender de la administración de Nicolás Maduro, ahorita estamos sintiendo los rigores de esa desorganización. No puede hacer nada porque no tiene con qué.
Ahora se piensa en cobrar unas tarifas, ancladas en el valor del dólar o en el petro, cuando nos encontramos en un proceso inflacionario sin fin y al ciudadano no le alcanzan los ingresos que percibe.