Tras la firma del memorando de entendimiento que, el 13 de agosto en México, marcó el inicio formal de las negociaciones entre la administración de Nicolás Maduro y la oposición encabezada por Juan Guaidó, tanto Maduro como altos voceros del chavismo no han hecho más que “celebrar” que en el documento y en la mesa de conversaciones se les reconozca como el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, mientras que a sus adversarios se les denomina Plataforma Unitaria.
Analistas políticos advierten que es muy temprano para anticipar posibles resultados del proceso -antecedido por, al menos, cinco intentos fallidos- incluyendo un eventual fin del llamado gobierno interino, presidido por Guaidó y que se inició en enero de 2019, cuando el diputado de Voluntad Popular (VP) se “juramentó” como primer mandatario nacional.
Pese a ello, Miraflores hace lo posible por imponer la narrativa del cese del interinato que encabeza Guaidó, junto a la Comisión Delegada Legislativa que representa la continuidad de la Asamblea Nacional de 2015, al que constantemente se dirige con ironía, llamándolo “gobierno de Narnia”. El presidente del parlamento de mayoría chavista y jefe de la comisión negociadora que viajó a México en representación de Maduro, Jorge Rodríguez, además del mismo Maduro, han asegurado que el reconocimiento del Gobierno fue una condición exigida y cumplida para acceder a negociar.
“Fue un planteamiento muy claro del presidente Nicolás Maduro que no estuvieran recurriendo a eufemismos y a reuniones escondidas y subrepticias, nada de eso, público, con foto y llamando las cosas por su nombre: el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y un sector de la oposición”, expresó Rodríguez, a su regreso del país azteca.
Parte del esfuerzo por imponer dicha matriz de opinión a su favor es la aprobación (17 de agosto) en la Asamblea Nacional del 6 de diciembre, de un acuerdo en respaldo al memorando de entendimiento y la posterior publicación de este documento en Gaceta Oficial, para otorgarle “rango legal” dentro del territorio nacional.
“Es prematuro afirmar que una disolución (del interinato y la Delegada) se dará próximamente. En el corto plazo se mantienen sanciones mientras no se generen resultados concretos, pero es una figura que se ha ido dilapidando en el tiempo, sostenida solo por apoyos internacionales y está destinada a tener caducidad porque además no ha habido rotación en sus miembros, lo que ha llevado a varios liderazgos a distanciarse del mismo”, opina la politóloga Paola Molina Noguera.
Este reconocimiento internacional a la investidura de Guaidó y el desconocimiento a las elecciones parlamentarias 2020 es lo que sigue permitiendo al interinato el control sobre ciertos activos de la República en el exterior, lo que ha puesto en aprietos económicos a la administración madurista. La imposibilidad de acceder a tales recursos es lo que obliga al chavismo a sentarse en la mesa.
“Para el gobierno de Maduro, aunque se presuma del ‘reconocimiento’ en un memorando, no es vinculante al reconocimiento de más de 80% de los venezolanos que lo desconocen. En cuanto a la comunidad internacional todavía tiene mucho camino por andar porque debe ir directo a acciones concretas”, agrega la analista.
Pocas expectativas
Para el politólogo Guillermo Tell Aveledo, las expectativas de lo que se pueda alcanzar en las nuevas negociaciones entre Maduro y la oposición para bien del país son pocas, de momento. Advierte que la zona de acuerdo posible entre las partes es muy estrecha y requiere que ambas renuncien a posiciones que de entrada las separan.
La administración de Nicolás Maduro quiere levantamiento de sanciones sin estar dispuesto a ceder grandes cosas a cambio, mientras que sus adversarios pujan por elecciones presidenciales adelantadas que allanen el camino hacia una transición, frente a un chavismo que no está dispuesto a perder el poder.
Reconfiguración
El también politólogo Guillermo Tell Aveledo coincide en que la narrativa que intenta imponer el poder político buscar afectar todas las conversaciones futuras en la mesa de negociaciones, y advierte que no es un gesto constructivo para el proceso que se reanudará del 3 al 6 de septiembre.
“Por otro lado, acordar la denominación ‘Plataforma Unitaria’ parece resolver las discrepancias que en torno a estrategia tiene el principal sector opositor. En cuanto a la estructura del gobierno interino, esta tiene meses reconfigurándose, de manera discreta”, apunta.
La renuncia de Tomás Guanipa como representante de Guaidó en Colombia para unirse a la Mesa de Negociación y la de José Manuel Olivares como Comisionado Presidencial de Salud, entre otros movimientos en el interinato, es considerada parte de esa nueva reconfiguración y el cambio de algunas estrategias, con miras a la supervivencia política.
Ambos, de hecho, aspiran a cargos públicos en las elecciones regionales del 21 de noviembre, el primero a la alcaldía de Caracas y el segundo a la gobernación de Vargas.
Pero Guaidó no parece inmutarse, denuncia la narrativa y aclara que la “dictadura” de Maduro aparece como se ve en el papel solo para efectos de la negociación, no en la práctica.
Sostiene que además de verse obligado a negociar para el levantamiento de las sanciones internacionales, Maduro está admitiendo, al sentarse en la mesa, que existe ingobernabilidad en el país y reconoce a una oposición mayoritaria dispuesta a enfrentarlo.
“Planteamos la solución al conflicto que atraviesa a Venezuela a través de una negociación internacional que queremos que termine en un acuerdo. No le vamos a regalar nada a la dictadura, la única forma que tiene de ganar legitimidad es con elecciones libres y justas”, enfatizó el líder opositor durante un acto con el Frente Amplio Venezuela Unida, el pasado 19 de agosto.
Guanipa lo secunda y también niega que la oposición esté reconociendo al gobierno de Maduro al denominarse Plataforma Unitaria y no gobierno interino. Otra versión que rechaza es que haya regresado a Venezuela (recorre parroquias caraqueñas en precampaña) producto de la negociación con el chavismo.
“Si estamos asumiendo este riesgo es porque queremos que el país cambie y Maduro deje de secuestrarlo. Lo único que reconocemos es que Venezuela tiene derecho a cambiar. En el memorando cada parte decide su nombre a los efectos de ese proceso, eso no quiere decir que haya ningún tipo de reconocimiento”, fustigó.
Molina Noguera advierte que los liderazgos opositores y, particularmente el de Guaidó, han venido transitando por procesos de desgaste, lo cual, aclara, era de esperarse al no ser alcanzados los objetivos trazados, principalmente el desplazamiento del chavismo del poder. En este sentido, señala, es lógico que se esté pensando en el replanteamiento de la estrategia.
“La situación de hoy día no es la misma de 2019. El gobierno interino, aunque goza de reconocimiento internacional en un grupo de más de 50 países, incluyendo EE. UU. y Europa, en los hechos no ha podido ejercer su poder político y económico a nivel interno”, resalta.
Abrams apoya
El probable cambio de rumbo opositor no pasa desapercibido puertas afuera y voceros como el exenviado de Estados Unidos para Venezuela de la administración del expresidente Donald Trump, Elliot Abrams, respaldan el giro si éste forma parte de una nueva estrategia para recuperar la democracia.
Abrams pide a la gestión de Joe Biden y a la comunidad internacional apoyar las acciones de la Plataforma Unitaria liderada por Guaidó, incluso si estas pasan por participar en los comicios regionales, y hasta un eventual “cierre del gobierno interino”.
“Si las fuerzas democráticas en Venezuela deciden participar en las elecciones, debemos respaldarlas y organizar enérgicamente la presión internacional para obligar a Maduro a cumplir las promesas que ha hecho sobre las condiciones electorales (…) Si el liderazgo de la oposición decide cambiar la forma del gobierno interino (o incluso cerrarlo), también deberíamos respaldar ese juicio”, sostiene el exasesor de seguridad.
Lo que no debe permitirse, recalca, es brindar al régimen de Maduro un trato de gobierno legítimo, aceptando un embajador suyo en Washington.
El memorando de entendimiento contempla como segundo punto de la agenda “Garantías electorales para todos. Cronograma electoral para elecciones observables”.
Encrucijada
La analista política Paola Molina Noguera sugiere bajar las perspectivas maximalistas por el bien del proceso y para que la opinión pública no salga demasiado decepcionada si las conversaciones no arrojan grandes resultados. Se transa por acuerdos mínimos entre las partes para garantizar la convivencia democrática.
“Un gobierno sin reconocimiento internacional, por un lado, sancionado, sin mucho margen de movimiento internacional y una oposición estancada desde 2019 que privilegió lo externo sobre lo interno, llegan a una encrucijada donde están presionados a obtener resultados, en medio de la crisis humanitaria y una elección a menos de tres meses”, sostiene.
La oposición presiona por unos comicios generales (presidenciales principalmente) para salir de la crisis política, mientras que Miraflores advierte que las únicas elecciones planteadas para este año son las regionales del 21 de noviembre, por lo que la oposición tendrá que esperar hasta 2024 si quiere presidenciales.
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