La literatura no escapa al fenómeno social de la violencia manifiesto en sociedades dinámicas y no estáticas. La misma es la materia prima permanente para una variedad de obras en las diferentes vertientes del arte. Ésta habita en las obras: País portátil de Adriano González León, Los siglos semanales escrita por simón Sáez Mérida, Cuando quiero llorar no lloro con la rúbrica de Miguel Otero Silva y Puros hombres del barquisimetano Antonio Arráez.
Dichos relatos son obra de 4intelectuales venezolanos que en vida destacaron en la política de oficio, escritura literaria y el periodismo. El caso más interesante es de Simón Sáez Mérida que sorprendentemente incursiona en el género de la narrativa al igual que la poesía. Es lo que el crítico Orlando Araujo llama el político novelista.
En contexto las obras se ubican en 2 sociedades contrastantes: la Venezuela tradicional en tiempos del general Juan Vicente Gómez y la de masas a partir del gobierno de Isaías Medina Angarita en 1941.Las tres primeras exhiben las técnicas narrativas de la década del sesenta entre estas la yuxtaposición de planos con presente y pasado. Mientras que la cuarta está labrada de forma lineal sin saltos adherida a lo atemporal como la imagen reflejada por un solo espejo.
El 3 de marzo se cumplieron 53 años de la conquista del Premio de Narrativa Planeta por González León con su libro País portátil. En esta obra el trujillano demuestra su talento para erigir una narración desde dos planos históricos: la violencia guerrillera de los años 60 del siglo XX y la de los caudillos involucrados en las inútiles guerras civiles del siglo XIX.
De esa forma, describe la inquieta vida de Andrés Barazarte un guerrillero urbano que debe cumplir una tarea revolucionaria que concluye con un enfrentamiento a los cuerpos de seguridad metralleta en mano. La volátil acción discurre en apenas una tarde en un tenso viaje en autobús por la cosmopolita Caracas durante el cual resalta la geohistoria de la familia del protagonista.
Por su parte Simón Sáez Mérida describe la represión de la Seguridad Nacional ,la policía política de la dictadura perezjimenista, contra la resistencia. Para ello se vale de un joven comprometido con la lucha luego de presenciar indignado en 1948 el derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos por un golpe militar.
El valor de la novela radica en que se trata de un testimonio personal pues Sáez Mérida sufrió en carne propia los horrores de las torturas del régimen. Así combina la ficción con la realidad. La narración discurre con la técnica de la nueva novela del francés Alain Robbet-Grillet, entre cuyas herramientas resalta la cita de titulares de periódicos para registrar el momento histórico. Escribe con frases cortas al estilo de Albert Camus con lo cual establece una empatía con el lector. Un texto literario bien planteado, conducido y resuelto por el autor pese a sus azarosas andanzas políticas, entre éstas la de máximo dirigente del MIR y periodista de toda la vida aunque sin el carnet del CNP.
Mientras que Miguel Otero Silva expone el fenómeno desde las vivencias de tres jóvenes: Victoriano Perdomo, Victoriano Perdomo y Victoriano Pérez, pertenecientes a clases sociales diferentes: burguesía, clase media y el marginal pasto de la violencia con sus marcados contrastes. El autor construye el relato con mucho ingenio visto que los 3 nacen y mueren el mismo día de forma violenta en un ejercicio de fatal premonición esotérica.
Antonio Arráez narra las barbaridades cometidas en las cárceles de la dictadura gomecista en que, como parte de los castigos, colocaban grillos en los pies de los presos. Arráez lo padeció en carne propia pues estuvo preso en la Cárcel las Tres Torres de Barquisimeto, su protagonista es un joven estudiante detenido por causas políticas, pero recluido junto a presos comunes de la peor calaña, entre estos asesinos, ladrones, y violadores.
Es una sucesión del suplicio de la violencia durante los 27 años de la dictadura de Juan Vicente Gómez más los 10 del régimen de Marcos Pérez Jiménez. Escabroso tema presente en la vida real que a cualquiera puede alcanzar con sus tenebrosas secuelas, pero a la vez diestramente expuesto en estas cuatro novelas.
Freddy Torrealba Z.
