El presidente de la Cámara de Comercio de Clarines, Leonel De Sousa, manifestó que a pesar de los esfuerzos realizados por los afiliados para mantenerse a flote en medio de la pandemia del la COVID-19, 30% de los establecimientos quebraron, mientras que 20% tuvo que cambiar de ramo para subsistir.
Sostuvo que las medidas de restricción de funcionamiento por la cuarentena, de transporte y combustible representaron una piedra de tranca más en el camino de los empresarios, que ya venían afectados por la crisis económica.
Las ventas disminuyeron, los no priorizados debían estar sujetos a las normas de flexibilización sin estar exentos de pagar servicios, alquileres e impuestos. Estas circunstancias los llevó a consumir los inventarios sin poder reponerlos, de acuerdo con lo expresado por De Sousa.
Servicios
El gremialista señaló que la facturación del servicio de agua potable, por ejemplo, está generando malestar entre los comerciantes de Clarines, pues pagan más de 200 millones de bolívares mensuales, dependiendo del tipo de negocio, cuando resulta que la distribución es por seis u ocho horas, cinco días a la semana.
“Las hieleras tienen que facturar hasta Bs 600 millones”, acotó.
Apuntó que la comunidad en general está padeciendo por el irregular suministro del recurso hídrico porque, según han podido conocer, solo una bomba de la planta de tratamiento impulsa el líquido a Clarines, mientras que tres están destinadas a Píritu y Puerto Píritu. Debido a eso, los ciudadanos se ven obligados a pagar entre $20 y $30 por cisternas.
En materia de telecomunicación, problemas de conexión presentados con Digitel, desde hace tres semanas, también les ha complicado el trabajo, ya que 85% de los puntos de venta dependen del servicio para funcionar y no logran la transmisión de datos, tanto es así que muchos no pueden hacer los cierres de lote.
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