Al cierre de la temporada de reproducción 2021, Provita reportó 202 volantones (pichones con capacidad de volar) de cotorras margariteñas (Amazona barbadensis) cifra que representa un nuevo récord anual para el programa de conservación de esta ave amenazada de extinción que la ONG ambientalista lleva adelante en la península de Macanao (oeste de la isla de Margarita).
“Trabajamos en función de reducir la tenencia de cotorras en cautiverio y de elevar la cantidad de individuos en vida silvestre. Hace 30 años eran un poco más de 700 individuos en vida silvestre. En el último censo logramos contar más de 2 mil cotorras en libertad, una cifra alcanzada gracias al compromiso de las comunidades, financistas, aliados y al equipo de Ecoguardianes”, dijo José Manuel Briceño, subdirector para Nueva Esparta de esta ONG.
Se recuerda que el Programa de Conservación de la Cotorra Margariteña abarca áreas como la generación de conciencia conservacionista a través de campañas de educación ambiental para la protección y conservación de la especie, así como la incorporación de los Ecoguardianes, la custodia de dormideros y la restauración ecológica del bosque seco, entre otras acciones.
Briceño reconoció el importante aporte de los Ecoguardianes en el establecimiento de este nuevo récord de volantones por cuarto año consecutivo, gracias “al tiempo y esfuerzo” que estos voluntarios dedican a “la protección, vigilancia, cuidados y atención del hábitat integral” del ave regional de Nueva Esparta.
Al presentar un balance detallado del programa, se destaca que Provita registró 126 volantones en 2018, cifra que se elevó a 140 nuevos ejemplares tanto en 2019 como en 2020. Es la primera vez desde que el Programa existe que se supera la cantidad de 200 pichones en un solo año.
Briceño señaló que los récords registrados en 2020 y 2021 han sido posibles a pesar de las limitaciones de movilidad a causa de la COVID-19. Los Ecoguardianes y el equipo de Provita han implementado las medidas de bioseguridad pertinentes para seguir adelante con actividades como la vigilancia de los nidos, que son clave para evitar el saqueo de pichones.
Mientras que Jesús Aranguren, biólogo e integrante del equipo de Provita, explicó que este año se han incorporado nuevas acciones a las tareas cotidianas como la implementación de cámaras trampa.
“Gracias a ello hemos podido monitorear de cerca todo el proceso de reproducción del psitácido, pero al mismo tiempo estamos colocando otras cámaras para registrar información importante de otras especies como el venado o el cunaguaro”, precisó.
Aranguren dijo que estos instrumentos permiten evaluar indicadores como tiempo de alimentación de los pichones, tipo de atención e incluso se registran las vocalizaciones de las aves, pues las cámaras también recogen los sonidos del ambiente donde están instaladas.
Apoyo de aliados
“Estos números nos llenan de alegría y deben repercutir en la población margariteña como un compromiso a seguir elevando esa cifra, pues nuestra ave regional todavía está amenazada y los esfuerzos de cada uno de nosotros son importantes para garantizar su permanencia en vida silvestre”, señaló Briceño.
Por ello, invitó a la colectividad a celebrar que el trabajo realizado está dando los resultados esperados.
Asimismo, Briceño destacó el esfuerzo de los financistas del proyecto, quienes de manera sostenida apuestan al crecimiento en vida silvestre de la cotorra margariteña, como es el caso de World Land Trust, Whitley Fund for Nature y Van Tienhoven Foundation.
También resaltó el apoyo de aliados como Daniel Ancieta de Hacienda Macanao, quien ha permitido que en su propiedad se inicie la evaluación y seguimiento de nidos de la cotorra margariteña de manera que se amplió el territorio de acción del programa.
Briceño agradeció el compromiso de Juan Carlos Salazar, propietario de Arenera La Chica y Hato San Francisco, lugar donde se lleva adelante el Programa de Conservación de la Cotorra Margariteña desde hace 30 años.