“DECLARACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU).
SOBRE LOS DERECHOS DE LOS CAMPESINOS
Y DE OTRAS PERSONAS QUE TRABAJAN EN LAS ZONAS RURALES.”
“Los Estados adoptarán medidas apropiadas para facilitar la libertad de circulación de los campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales. Y, tienen derecho a expresar sus opiniones oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección, a nivel local, regional, nacional e internacional”.
El Artículo 16 establece: “Los Estados adoptarán medidas apropiadas para reforzar y apoyar los mercados locales, nacionales y regionales en formas que faciliten y garanticen que los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales accedan a esos mercados y participen en ellos de manera plena y en igualdad de condiciones para vender sus productos a unos precios que les permitan, a ellos y a su familia, alcanzar un nivel de vida adecuado”. Se destaca la importancia de la intervención estatal para garantizar precios justos e ingresos adecuados.
Reafirma la Declaración el derecho al desarrollo; porque el derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los Derechos Humanos y libertades fundamentales; para contribuir a ese desarrollo y para disfrutar de él.
Manifiesta la Declaración, la alarma causada por el gran número de casos de suicidio de campesinos en varios países.
Todo hace suponer que la Declaración fue aprobada en el contexto de la crisis en la cual sobrevivimos, ocasionada por sistemas político-económicos que no se resignan a perder porciones ideológicas demostradamente fracasadas y desfasadas en todas las regiones del mundo donde se han pretendido imponer; cuyos líderes han sido sordos a las sugerencia, reclamos, exigencias y propuestas efectuadas por el sector agro-alimentario y que, presuntamente, se pretenden profundizar lazos coloniales manipulando la pobreza de América Latina, los derechos campesinos sólo serán posibles si se logran articular luchas permanentes y prolongadas apegadas al “Estamento Legal vigente”, como únicas alternativas que conforman el camino de la paz asignado a través de la justica.
La Declaración conquistada en Naciones Unidas es también una herramienta para el trabajo de base, la unión y la organización de los campesinos en todo el mundo. Además de servir de articulación para la unificación y la formación política de los líderes del campo.
Este proceso colocó varios debates en el seno de Naciones Unidas, en primer lugar, el reconocimiento del campesinado como una clase mundial y significativa que sufre violaciones sistemáticas a sus derechos, en segundo lugar, que en las legislaciones deben primar los Derechos Humanos. En este sentido, el Consejo de DD. HH. fue contundente: deben primar los Derechos Humanos, y esta Declaración es un instrumento fundamental para poder establecer los estándares y las políticas en el campo de forma de garantizar los derechos de los campesinos.
Lejos de ser el “fin del campesinado”, se puede afirmar que los campesinos son protagonistas de las luchas por justicia social en todo el mundo y parte indiscutible de la solución a la crisis alimentaria y de migración que provoca y agudiza el desarrollo del capital financiero y los agro-negocios. Sin obviar que, en economía, “no existe un sistema productivo que haya logrado trabajar a pérdidas”.
La Declaración debe convertirse en un instrumento de diálogo que respete los derechos de los diferentes y necesarios eslabones de las cadenas de producción, por ejemplo: Campesinos, organizaciones, sector mercantil, distribuidor y Estados, para así, avanzar en nuevas legislaciones que traduzcan las obligaciones de los Estados en políticas agrarias adecuadas. También la Declaración es un importante insumo para la dimensión jurídica de los conflictos agrarios, de los miles de millones de personas que conciben los derechos colectivos como fundamentales para el disfrute de los derechos individuales.
Invito a analizar la actual situación del agro venezolano de manera pragmática, la forma en la cual se desempeñan nuestros campesinos, héroes mundiales que rompen récord en resistencia, tesón perseverancia y voluntad de trabajo, venciendo situaciones que, en oportunidades, han sido oprobiosamente insoportables.
Es un simple llamado de amor y solidaridad, por quienes nos proveen de alimentos y cuidan el ambiente que nos proporciona agua y… oxígeno.
Continuará…
Maximiliano Pérez Apóstol
