Millones de venezolanos anhelamos un cambio de modelo que nos permita dejar atrás toda la tragedia que padecemos. Esos mismos millones de venezolanos queremos caminar juntos al progreso y al desarrollo. La política es un motor que debe ayudarnos a cumplir ese objetivo, ya que se fundamenta en ayudar al pueblo a solventar sus problemas, en transformar a la sociedad. Nos ayuda a organizarnos como ciudadanos, a tener justicia y a que alcancemos una sana convivencia. Los acuerdos y entendimientos con los distintos actores de la sociedad están también dentro de ella.
Las soluciones que tanto necesitamos como país solo podemos alcanzarlas mediante consensos, y parte de éstos es entender que las soluciones están por encima de los intereses personales y de las diferencias.
Estos últimos años la política ha sido desacredita y los venezolanos han perdido la confianza en el poder que ella tiene. Justamente por esa razón el proceso que acaba de comenzar en México es todo un reto. Sin embargo, es nuestro deber con el país y con todos los venezolanos, hacer que este espacio valga la pena, y que pueda servir para ayudar a que los ciudadanos vuelvan a confiar en nosotros y en la política. A pesar de los errores que hemos cometido en el pasado toda Venezuela debe saber que nuestras acciones se han hecho con la buena voluntad de encontrar una salida a la crisis, de cambiar la realidad tan difícil que vivimos.
Vamos a México a conseguir espacios democráticos. Vamos a México a luchar por revertir la crisis, por encontrar el camino que nos permita escoger nuestro futuro sin miedo, que nos permita decidir el futuro que tanto queremos. Si reconocernos y llegar a acuerdos hace posible que se pueda dar fin al sufrimiento de millones, allí estaremos todas las veces que sean necesarias. México es hoy un lugar para debatir, conciliar y construir salidas a la emergencia humanitaria compleja que padecemos.
Tenemos claro que solo a través de la reconstrucción institucional del Estado podremos superar este difícil momento. Estos espacios nos van a permitir avanzar progresivamente para lograr que las soluciones para el país sean sostenibles en el tiempo. No vamos a detenernos hasta lograr esas condiciones.
Los venezolanos merecemos un modelo que sí brinde garantías para todos y nos proteja cuando somos más vulnerables. Mi deseo irrenunciable es que podamos vivir en una tierra con oportunidades para todos, donde todos tengamos los mismos derechos, donde estos derechos sean respetados y donde el miedo no nos paralice ni un discurso radical nos vuelva a dividir y a alejar del noble pueblo que somos.
Stalin González