«Aunque el 14 de este mes debe iniciarse un diálogo entre el régimen y la oposición, en México, la única solución que tiene el conflicto venezolano es un cara a cara entre el Gobierno nacional (Nicolás Maduro y lo que él representa) y los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea; es decir, la comunidad internacional».
Tal criterio es expuesto por el doctor Rafael Simón Jiménez, ex vicepresidente de la Asamblea Nacional, ex rector del Consejo Nacional Electoral, profesional del Derecho, profesor universitario, historiador y analista político.
Su opinión la expresa, al ser entrevistado por Elimpulso.com, cuando se le consulta sobre la complejidad del encuentro, tomando en consideración que Maduro se mantiene firme su solicitud de la eliminación de las sanciones, el reconocimiento que se le haga como presidente y el de las demás poderes públicos, y apartar lo que considera violencia por parte de la oposición. Ésta a su vez pide elecciones presidenciales y parlamentarias.
Conciliación difícil
Dice el doctor Jiménez que si las conversaciones previstas para el 14 de este mes, en México, va por el mismo camino de las anteriores, a sentarse y discutir una agenda que es imposible de conciliar, porque lo que pide uno no quiere ceder el otro, como decimos los abogados, “yo no le arriendo mi ganancia”.
Diplomacia secreta
«Creo e intuyo, prosigue el doctor Jiménez, que por detrás de lo que se ponga en escena en México a través de la representación de Maduro y de Juan Guaidó como máximo dirigente de la oposición, la diplomacia secreta, que es la que funciona, está haciendo su trabajo».
«Como ejemplo pongo el restablecimiento de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, durante la administración de Obama, explicó. Ese fue un proceso que se fraguó ocultamente, mediante la mediación de El Vaticano, Noruega y Canadá. Cuando se anunciaron los acuerdos es porque ya estaban listos».
«La diplomacia de los discursos no llega a ninguna parte», enfatizó. Si eso se encauza por esa vía, nosotros no tendremos ninguna solución y será, como repite Maduro, uno más de los miles de diálogos que ha promovido.
Referendo revocatorio
Hay puntos de aproximación, explicó. El tema más controversial a tratarse es el del período presidencial. Maduro pide que le reconozcan su elección de 2018 y la oposición sostiene que cualquier solución tiene que pasar por nuevas elecciones presidenciales.
Unos se exprime los sesos, tratando de ver cómo podría resolverse esta situación tan terrible, que se ha prolongado tantos años y ha agravado los problemas que padecemos los venezolanos.
Ahora, constitucionalmente existe un mecanismo que podría ser conciliador: el referendo revocatorio presidencial, que además la Constitución lo habilita a patir de enero del año que viene. Pudiera haber, y esta es una hipótesis, un compromiso del Gobierno ante la Comunidad Internacional de no utilizar, lo que el oficialismo utilizó en el 2018, instancias judiciales para mediante sentencias impedir la recolección de firmas a fin de solicitar llevar a cabo una acción de esa naturaleza.
Mediación noruega
«La diplomacia es una cosa sorprendente», comentó. «¿Quién podría pensar que, después de 50 años de una guerra estéril, que el gobierno colombiano y las FARC pudieran acordar un proceso de paz, que ha sido dificultoso, pero que ha establecido un ambiente distinto al que se tenía cuando existía el conflicto armado?».
«Aquí se presenta una oportunidad extraordinaria», intuye. Por detrás de las conversaciones, de las cámaras de televisión y de las declaraciones de prensa por parte de los actores de este escenario, puede haber una mediación a través de los noruegos, que son extraordinarios en esta materia y lo han demostrado a lo largo de los últimos tiempos, un cara a cara entre el Gobierno de Maduro y los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.
Oposición sin decisión
Lo que exige Maduro, indica, no depende de la oposición. Ésta puede decir: Está bien, suspéndase las sanciones y eso qué tiene que ver con los Estados Unidos.
«Considero que ya están andando unas conversaciones secretas, discretas, fuera de cámara, donde se sientan los factores que tienen capacidad real de actuar sobre cada una de las peticiones que están sobre la mesa; es decir, los Estados Unidos, que es el único que puede suspender las sanciones que ha decretado; el Gobierno Nacional, que puede buscar una vía de escape a las peticiones, incluyendo ésta del referendo presidencial, y por supuesto, las condiciones electorales».
Solos no podemos
No hay que estar pensando, como decimos en esos arrebatos nacionalistas, los problemas de los venezolanos los resolvemos nosotros, los venezolanos.
Resulta que el conflicto venezolano está internacionalizado, subraya. Ha adquirido unas dimensiones que no las podemos resolver solos los venezolanos.
Cuando se le consulta acerca del papel que pudieran tener China y Rusia, que han mantenido muy buenas relaciones con el régimen, el doctor Jiménez declara que eso está también dentro de la diplomacia secreta.
Conflicto internacionalizado
El conflicto venezolano está internacionalizado por el conjunto de intereses que incluyen temas como el del comercio, la condición de Venezuela como suplidor de petróleo a pesar de la quiebra de Pdvsa y, en fin, muchas cosas más. No se puede olvidar el problema migratorio, en el cual están envueltos seis millones o más de venezolanos regados, sobre todo en América Latina, haciendo presión sobre todos los servicios y siendo víctimas de una ola de xenofobia muy preocupante.
Ahí, detrás del escenario mexicano, habrá un tablero donde van a jugar distintos actores, remacha sus declaraciones. No puede haber una solución para Venezuela que no pase por el tema de Cuba, que influye profundamente sobre Venezuela. Rusia, que ha utilizado a nuestro país como una manera de expandir su influencia en la región. Y China, que la veo como una gran potencia, que introduce millones en comercio y tecnología, pero que vende a quien sea, porque los chinos abandonaron los dogmas que tenían metidos en sus cabezas y andan en otra onda. Si hubieran seguido como antes, la China que yo conocí, se estuvieran muriendo sus habitantes porque cualquier enfermedad acababa con miles y miles de enfermos.
