Como ocurre en todas las profesiones en Venezuela, los educadores, en gran número, se han ido del país y quienes permanecen en el territorio nacional se han venido dedicando a otras actividades, decidiendo desde ya no incorporarse a clases si éstas son ordenadas por la administración de Nicolás Maduro.
Esta declaración fue dada por el profesor Manuel Galíndez, presidente de la Federación Nacional de Colegios y Sindicatos de Trabajadores de la Educación en Venezuela (Fenatev) en el estado Lara, quien al hablar como vocero de los gremios docentes, indicó que aproximadamente el 30% de los educadores se encuentran fuera de Venezuela.
“Se fueron porque no soportaron la crisis y están en su mayoría trabajando en otros países, donde sí les han reconocido su profesionalidad”, comentó a Elimpulso.com.
Galíndez indicó que el 70% que aún se encuentra en el país se ha visto obligado a realizar tareas muy distintas a la educación, ya que el Estado venezolano, para el cual trabajan, les ha despojado de todos los beneficios sociales que habían obtenido en las contrataciones colectivas desde hacía muchos años.
“Hoy ya no tienen caja de ahorros, ni ningún tipo de seguro de atención médica, hospitalaria y de maternidad, ni tampoco de medicinas, ni mucho menos de asistencia para adquirir o mejorar sus viviendas o tener y reparar un vehículo, como ocurría antes”, detalló.
Señaló que los “precarios salarios” adquiridos por los docentes no les alcanzan para la compra de los alimentos y denunció que el régimen de Maduro ha venido propiciando el “piraterismo” al dictar cursillos de unos meses a bachilleres, con el propósito de sustituir a los verdaderos educadores.
Sin vacunas
“Los educadores, al igual que los estudiantes, no han sido vacunados masivamente y, por lo tanto, es un peligro que el régimen pretenda ordenar la reapertura de las clases presenciales, porque cada día aumentan los casos de contagios y fallecimientos a consecuencia de la COVID-19. Si se reanudan las clases, indudablemente, crecerán mucho más los contagios y habrá más personas fallecidas por esa enfermedad”, advirtió el profesor Galíndez.
Pero, hay otros motivos por los cuales los educadores no se incorporarán a su trabajo, especificó el gremialista. Sostuvo que casi todos los planteles de educación primaria, bachillerato y universidades han sido saqueados en casi año y medio que se encuentran abandonados, después que Maduro declaró la emergencia sanitaria por la peste proveniente de China.
«En la mayoría de los casos, la estructura educacional carece de agua, que es un elemento indispensable para que educadores y alumnos se laven las manos con frecuencia. Los baños han sido desmantelados por la delincuencia, que también se ha llevado el cableado. No hay, por otra parte, transporte público y cuando éste funciona, el precio de los pasajes es prohibitivo para la población, dentro de la cual se encuentran educadores y educandos. Además, no hay condiciones para trabajar, ya que el Estado descuidó todo lo que tiene que ver con la educación, incluyendo los equipos para la enseñanza a distancia”, refirió.
Por último, manifestó que todos los gremios de educadores del país mantienen firme su decisión de no incorporarse a clases y no temen medidas represivas, porque “ya no hay ningún incentivo para quienes se profesionalizaron con el fin de servirle al país y lo que han recibido es el peor trato por parte del Estado, que está más empeñado en ideologizar a los estudiantes que formarlos para ser ciudadanos útiles”.