Brasil y España se topan por primera vez en una final del fútbol masculino de los Juegos Olímpicos y persiguen el mismo objetivo: sumar su segundo título.
Pero la disputa del oro también está llena de otros ingredientes que la hacen tan atractiva como impredecible.
Prodigándose al máximo, Brasil y España necesitaron de prórrogas para sortear las semifinales. La Verdeamarela requirió de una tanda de penales para doblegar 4-1 a México tras un empate sin goles al cabo de 120 minutos. La Roja ibérica derrotó a Japón 1-0, con un excelso zurdazo de Marco Asensio a cinco minutos del final de un alargue.
Después de golear a Alemania 4-2 y a Arabia Saudita 3-1 en el primero y segundo partido de la ronda preliminar, con el atacante Richarlison metiendo cinco de esos goles, Brasil sufrió más de la cuenta para derrotar a Egipto 1-0 en cuartos y luego superar a México.
Pese a armar un plantel olímpico con varios jugadores que alcanzaron las semifinales del reciente Campeonato Europeo, España ha pasado páramos con el gol y debió echar manos de la banca para remediar la situación. Estuvo a pocos minutos de quedar eliminada en cuartos frente a Costa de Marfil, pero el atacante Rafa Mir salió de la banca para empatar el partido y enviarlo a una prórroga, instancia en que los españoles salieron adelante con dos tantos más de Mir y otro de Mikel Oyarzabal.
Mir salió como titular frente a Japón, pero su oficio careció de fortuna. Cuando parecía que el partido se iba a los penales, cayó el gol de Asensio.
“Lo que buscamos era lo que se ha dado, apretar al rival, intimidar», valoró el técnico español Luis de la Fuente sobre Mir. “Marco ha hecho lo que tenía que hacer porque es un grandísimo futbolista; no se espera menos de él”, añadió.
Está por verse si de la Fuente seguirá apostando con Mir como compañero de ataque de Dani Olmo y Oyarzabal o se inclinará por la entrada del delantero del Real Madrid desde el vamos.
El que no puede faltar en el medicampo es el incansable Pedri González, la joya del Barcelona que podría seguir los pasos de otros dos astros de su club catalán que se coronaron campeones olímpicos. Lionel Messi con Argentina en Beijing 2008 y Neymar —actual del Paris Saint-Germain — que se colgó el oro con Brasil en Río 2016.
“Siempre me ha gustado jugar contra los mejores. Va a ser un partido complicado, ellos juegan muy bien, son muy técnicos a los que les gusta divertirse con el balón”, dijo Pedri.
“España trajo a jugadores que ya pasaron por la Eurocopa. Es un gran equipo”, apuntó, por su lado, el mediocampista brasileño Bruno Guimaraes el jueves. Pero “en nuestro equipo también tenemos a varios con experiencia en el fútbol europeo. Es un partido esperado no sólo por nosotros, sino también por ellos”.
Brasil espera el despertar de Richarlison el sábado. El delantero del Everton inglés se apagó en los últimos dos últimos partidos, aunque frente a España tiene la gran oportunidad de ratificarse como el máximo artillero del torneo.
Si es por el escenario, el “10” olímpico brasileño tiene en qué inspirarse: Fue precisamente en Yokohama en que el Brasil de su ídolo Ronaldo se consagró pentacampeón mundial en 2002.
La Verdeamarela también se aferra a la experiencia de su capitán Dani Alves, de 38 años y quien fue uno de los mejores en el choque contra México.
Alves, quien pasó por el Sevilla y el Barcelona, dijo desde el inicio del torneo que soñaba con una final frente a España.
“Ya sabes de mi debilidad por España”, dijo Alves tras el triunfo frente a Arabia Saudita que le aseguró a Brasil el primer lugar de su zona. “Sería bueno enfrentarnos en la final, por mi pasado, porque soy mitad brasileño y mitad español”.
España jugará su primera final en 21 años, desde aquella que perdió frente al Camerún de Samuel Eto’o en penales en Sydney 2000. Y su único oro lo ganó al derrotar a Polonia en Barcelona 1992, cuando ninguno de los actuales jugadores de su selección olímplica habían nacido.
Para Brasil será su tercera final seguida después de la que perdió con Neymar en Londres 2012 frente a México y la que ganó como anfitrión de los Juegos —con el entonces astro del Barcelona— cuatro años después.
“Falta uno», disparó Alves tras avanzar a la final el martes. “Tenemos que mantener el enfoque, la concentración».