Desde que apareció el virus de la COVID-19 hasta ahora, por parte de la administración de Maduro, no existe planificación sólida para combatir el mal, ni financiamiento oportuno y acertado, ni ejecución de un amplio programa de inmunización adecuado.
Esa es la opinión del doctor Armando Sánchez, especialista en salud pública y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, quien fue entrevistado por Elimpulso.com.
Comenzó diciendo que la opinión pública es el poder, para orientar a los pueblos, en su crecimiento y desarrollo histórico. De allí que la persona responsable de hacer anuncios a la colectividad debe tener alta credibilidad. En este particular quien debe suministrar información sobre la enfermedad en la república debe ser personal del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), o del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel y, por supuesto, el que ejerce la rectoría de la salud, el ministro del ramo y muy excepcionalmente, el jefe del Ejecutivo.
Al hacer los señalamientos de las fallas que se han presentado, sostiene que «por esas causas es que no se ha logrado una cobertura de inmunización comunitaria para un aproximado del 70 por ciento de la población venezolana». Recordó que en enero del 2020, a través de diferentes medios de comunicación, dio a conocer, antes que la Organización Mundial de la Salud lo reconociera, existía una pandemia al haberse propagado el mal, a fines de noviembre y diciembre de 2019, desde Wuhan, a Asia, Oceanía, Europa y América.
«Lo señalé en base a la doctrina de Salud Pública que nos enseñaron nuestros maestros y concretamente dije, cuando comenzaron a fabricarse las vacunas, que se necesitaban 40 millones de dosis en Venezuela con el fin de cubrir el 70 por ciento de la población de habitantes, estimada en 30 millones de personas, a las cuales se les aplicaría dosis de 0, 5 cc, dos por vía intramuscular a cada ser humano», destacó.
«No ha habido por parte de la comisión presidencial y los respectivos asesores del Ministerio de Salud decisiones oportunas para la comisión pertinente con los países fabricantes de vacunas y el financiamiento requerido, no sólo para el proceso de inmunización, sino también para la adquisición de los insumos destinados a combatir la enfermedad», sostuvo.
Sánchez aseveró que «se estima que de China y Rusia han llegado una o dos millones de dosis a Venezuela». Manifestó que si se ha utilizado la primera cantidad ha sido vacunada el 5 por ciento de la población y si ha sido el doble, apenas el 10 por ciento. «Queda el 95 o el 90 por ciento, respectivamente, sin vacunarse. En consecuencia, hay una gran cantidad de personas en situación de riesgo».
Por otra parte, declaró el doctor Armando Sánchez, «se ignora la fecha de arribo de vacunas del Instituto de Kamaleya, de Moscú, que son de una sola dosis».
A su juicio, a esta altura, el IVIC y la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud debiera comenzar a realizar un estudio Cero Epidemiológico, el cual consiste en determinar el nivel de anticuerpos para determinar la eficacia inmunológica de cualquiera de las vacunas aplicadas contra la COVID- 19.
«En un país, donde realmente haya ciencia y tecnología, después de la vacunación contra una enfermedad se hace ese estudio Cero Epidemiológico. Y aquí, en Venezuela, es mucho más indispensable porque hay que pensar en la cadena de enfriamiento, así como otras condiciones que debe tener el medicamento utilizado».
Mutaciones
En cuanto a las mutaciones que ha tenido el virus de la COVID-19, el profesor Sánchez explicó que son cambios en la virulencia de la cepa, debido a variaciones en la base nitrogenada de los ácidos nucleicos presentes en el virus o la adición de minoácidos nuevos.
Indicó que se están señalando diversas variantes: Brasileña, sudafricana, británica, India, peruana y otras. Es por ello que se insiste en la vacuna como un elemento valioso para proteger a la población.
«Toda vacuna produce reacciones, he estado señalando que si hay alguna reacción lo más indicado es que se haga llegar la información a los servicios epidemiológicos y no propagar rumores», refirió.
Sugiere que en el caso de que una vacuna cause muerte, indudablemente, debe paralizarse el uso de la misma y proceder a realizar las investigaciones pertinentes a través de la Organización Panamericana de la Salud y la propia OMS.
Advirtió que no se debe utilizar el producto cubano Abdala, porque el mensaje que se le ha colocado en el envase dice claramente que es ensayo y, por tanto, no ha alcanzado su tercer nivel, que permita certificar y, desde luego, autorizarlo a ser usado.
