#OPINIÓN Gaveta azul: Barbaridades legales #12Jul

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¿Puede existir semejante contradicción? Un acto, una conducta bárbara calificada o interpretada como legal. Sobran ejemplos, han existido siempre y por montones. En todas las épocas y desde luego fueron más comunes en el pasado cuando la autoridad ejecutiva, legislativa y judicial estaban en un solo puño. Imposible colocar la imaginación en lo que pueden haber sido los antecedentes en territorios marginales a las zonas limítrofes de civilizaciones técnicamente más avanzadas. Es evidente además que buena parte de la información procedente de tales zonas marginales influenciadas por culturas de mayor desarrollo llega a nosotros a través del mito, la leyenda, o incluso de rasgos rescatados por un antropólogo.

Uno de tantos ejemplos que provienen del mito es el caso de la fría crueldad revelada por la conducta de Morgana la Fe, hermana del Rey Arturo. Un paje se acerca a entregarle una granjería. El fámulo tropieza, el bocadillo se le va de las manos y unas briznas manchan el vestido de Morgana. Ésta toma un largo y delgado puñal lo clava en la espalda del infortunado que muere en el acto. Ella continúa indiferente su cháchara con sus damas de compañía.

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En la historia reciente se encuentran ejemplos tan significativos como repugnantes por el cinismo con el cual se les narró y justificó en su momento. La muy civilizada Inglaterra, de honorable régimen monárquico parlamentario parece llevar la batuta en establecer hitos históricos respecto a semejantes actos, eventos y resoluciones legislativas, prototipos de barbaridades puestas en práctica bajo el sacrosanto abrigo de la ley. Veamos unos cuantos casos, a cual más bárbaro.

En el milenario conflicto con Escocia hubo una situación en la que se pensó y aceptó como verdad revelada, que el problema básico enraizaba en una grave carencia de anglofilia en la sangre escocesa. A objeto de solucionar esa falla de ADN se ordenó y legisló favorablemente el derecho de pernada de los “nobles” ingleses en la unión matrimonial entre escoceses.

El segundo caso a exponer en estos comentarios se eleva a la cima de la desvergüenza, brillando como el Kohinoor su refinado y cínico egoísmo.

Por el inmenso amor de la reina Victoria hacia sus súbditos se hizo práctica cotidiana la mutilación de dos dedos de cada niña nacida en una región de la India tradicionalmente productora de tejidos y manualidades al hilo que competían con las tejedoras inglesas. Sin duda una de las más asquerosas “soluciones” dadas alguna vez a un supuesto problema.

La tercera y cuarta perlas de este collar ocurren durante la primacía ministerial de la Dama de Hierro. Hay el testimonio de dos casos en que se comprobó el tenaz intento de resolver conflictos judiciales de la corona inglesa, mediante la forja de una “barbarie legal” ocultando pruebas decisivas, favorables a la inocencia de un pequeño grupo de irlandeses acusados de violencia terrorista.

La contumaz decisión de la abogada del grupo y un breve soplo de buena suerte, logró ponerle mano a certificaciones oficiales donde se ordenaba ocultar los documentos probatorios de inocencia.

En aquella ocasión como en esta, de otro intento de forjar una barbarie legal, se frustró el intento que presento como último caso de forjar una barbarie legal.

El problema era simple, el país con el más sólido y bien ganado prestigio histórico de primer orden en la vasta industria del comercio marítimo internacional, creador del Lloyd Register, ancla y fundamento de toda la institucionalidad jurídico-administrativa de esa gigantesca industria, se observa aplicable del viejo dicho: “Todo sol tiene sus manchas”.

El hundimiento de un buque en el Támesis con 51 víctimas fatales es la gigantesca mancha del sol marítimo inglés. El metálico régimen de Margaret Tatcher necesita convertir el caso en enredado bochinche donde se oculte o por lo menos se disimule y diluya la fea mancha. Veámoslo en detalle.

En el Támesis a finales de 1.987 a menos de mil metros de las sedes del Parlamento británico y de la OMI y a pocos cientos de metros de los bomberos marinos de Londres, el Bowbelle, un barco draga choca por la popa al Marchioness, un buque pequeño de pasaje, alquilado por un grupo de jóvenes para celebrar paseando por el río su fiesta de fin de grado. La colisión arrojó el trágico saldo de 51 víctimas fatales, de las que 27 murieron por hipotermia pese a que habían logrado salir del buque hundido pero no fueron rescatados a tiempo.

Para entonces no existían planes de emergencia que hubiesen permitido abordar con mejor éxito el suceso. La sobrevivencia oficial en el Támesis, para la época se consideraba en 10 minutos. Precisamente por la falta de planes al respecto hubo una serie de confusiones y las partidas de rescate salieron en sentido contrario del suceso, lo que originó pérdida de valioso tiempo para el rescate oportuno de los náufragos. Las investigaciones fueron muy accidentadas por falta de voluntad política. El gobierno de la Primera Ministra Margaret Tatcher nunca quiso enfrentar el problema de manera franca, el prestigio marítimo de la Gran Bretaña estaba en juego, como admitir tantas fallas y errores en la sede de la OMI? en la cuna del Lloyd Register?. Hubo claras sospechas de influencia alcohólica en la conducta del Capitán del buque draga y de otros tripulantes, entre ellos, el timonel. Y el saldo de las accidentadas y no muy claras investigaciones del accidente nunca arrojó culpabilidad alguna pese a que el Bowbelle tenía en su haber desde 1.965 hasta el momento del suceso otras 13 colisiones en el río.

La estructura de la embarcación causante de la colisión y su diseño eran claramente culpables de los accidentes que habían causado. El buque tenía un frente ciego delante de su proa de 451 metros. Por fin en 1.995 hubo una segunda investigación parlamentaria y la conclusión fue que : 51 personas habían sido “ilegalmente asesinadas”, pero no se encontraron culpables. Familiares de los fallecidos y de los sobrevivientes de la tragedia, insistieron en que se investigara mas a fondo interrogando a los tripulantes del buque causante de la tragedia. Éste nuevo juicio de investigación culminó el 14/02/2.000 bajo el trato de conceder inmunidad a los tripulantes interrogados por lo que se aclararon las circunstancias del accidente pero no se culpó a nadie.
Por último no podemos dejar de citar los famosos casos de inhabilitaciones políticas tan comunes en Latinoamérica.

Con el casi mítico precedente de la declaración de los Derechos del Hombre y de los Ciudadanos en 1789, el pueblo francés provocó la abolición de una monarquía absoluta y creó las bases para establecer la primera República Francesa. Apenas pocas semanas después de la Toma de la Bastilla y veintiún días después de abolir el feudalismo, la Asamblea Nacional Constituyente adoptó la Declaración de los Derechos del Hombre y de los Ciudadanos.

Se trata de un documento fundamental en la historia de la humanidad y sirvió de precedente para la Declaración de los Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de la ONU en su Resolución 217 A del 10/12/1948 en París, que será objeto temático de la próxima semana.

Pedro J. Lozada

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