El agua es un elemento de la naturaleza, integrante de los ecosistemas naturales, fundamental para el sostenimiento y la reproducción de la vida en el planeta ya que constituye un factor indispensable para el desarrollo de los procesos biológicos que la hacen posible.
Es el componente más abundante en los medios orgánicos. En este aspecto, este líquido vital constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos e interviene en la mayor parte de los procesos metabólicos que se realizan en los seres vivos; además interviene de manera fundamental en el proceso de fotosíntesis de las plantas y es el hábitat de una gran variedad de especies.
Es el fundamento de la vida: un recurso crucial para la humanidad. Todos la necesitamos, y no solo para beberla. Nuestros ríos y lagos, nuestras aguas costeras, marítimas y subterráneas, constituyen recursos valiosos que es preciso proteger.
Asimismo, contribuye a la estabilidad del funcionamiento del entorno y de los seres y organismos que en él habitan, por tanto, es un elemento indispensable para la subsistencia de la vida.
“El agua es un bien de primera necesidad para los seres vivos y un elemento natural imprescindible en la configuración de los sistemas medioambientales”.
La sociedad recurre al agua para generar y mantener el crecimiento económico y la prosperidad, a través de actividades tales como la agricultura, la pesca comercial, la producción de energía, la industria, el transporte y el turismo. Es un elemento importante a la hora de decidir dónde establecerse y cómo utilizar los terrenos. También puede ser fuente de conflictos geopolíticos, en particular cuando escasea. Nuestro propio bienestar exige no solo un agua potable limpia, sino también agua limpia para la higiene y el saneamiento, de un suministro ilimitado de agua para la ducha y el baño, la lavadora, el aseo de las viviendas, el riego de plantas alimenticias u ornamentales.
El agua es esencial para los ecosistemas naturales y la regulación del clima. Su movimiento continuo, a ras de la superficie de la Tierra, por encima y por debajo de ella, como líquido, vapor o hielo, se denomina ciclo hidrológico. Aunque el total de agua presente en el planeta permanece relativamente constante en el tiempo, su disponibilidad resulta particularmente vulnerable al cambio climático. Los científicos advierten que podría reducirse el acceso al agua potable segura, al fundirse los glaciares y hacerse más frecuente la sequía en algunas zonas del planeta.
Al mismo tiempo, se modificarán las pautas de pluviosidad y el caudal de los ríos. Inundaciones más frecuentes, en especial en unas llanuras aluviales cada vez más pobladas, multiplicarán los daños a las viviendas, las infraestructuras y el abastecimiento de energía. Se espera que las inundaciones repentinas cada vez sean más frecuentes. El aumento de las temperaturas y la menor disponibilidad de agua reducirán la capacidad de refrigeración de la industria y las centrales eléctricas.
La contaminación del agua y su escasez plantean amenazas para la salud humana y la calidad de vida, pero su incidencia ecológica es más general.
La escasez de agua de buena calidad perjudica al medio acuático, húmedo y terrestre, sometiendo a una presión todavía mayor a la flora y la fauna, que padecen ya las repercusiones de la urbanización y el cambio climático.
Los expertos han puesto de relieve el valor de los “servicios eco-sistémicos” que obtenemos de la naturaleza. El agua es tanto un servicio de aprovisionamiento como de regulación, que gobierna el clima y la meteorología y permite el funcionamiento de nuestro planeta.
Aunque la humanidad conoce desde hace mucho tiempo su dependencia del agua, ahora estamos dándonos cuenta de que su oferta no es ilimitada, y de que, en consecuencia, tenemos que valorarla. Hay que gestionar y proteger el agua, que no es un mero producto de consumo, sino un precioso recurso natural esencial nosotros como para las generaciones futuras…
¡Sin agua, no puede haber vida!
Continuará.
Fuente:usmp.edu.pe
Maximiliano Pérez Apóstol