Advierte Benigno Alarcón Deza: Para el cambio político, la sociedad venezolana necesita volver a creer en sí misma

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De celebrarse un encuentro entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición, serán muy malas las negociaciones, ya que se podrán tratar muchas cosas, menos arriesgar el poder.

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La advertencia es hecha por el doctor Benigno Alarcón Deza, director del Centro de Estudios Políticos y Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), quien visitó Barquisimeto.

En entrevista concedida a Elimpulso.com, dijo que el peor error de la oposición es la falta de unidad real y no haber tenido una ruta estratégica bien consensuada y madurada.

Asimismo observa que se ha sobrestimado el poder de la oposición y subestimado al gobierno, cuando éste es fuerte porque no teniendo piso político, es un régimen hegemónico, en el cual se hacen elecciones pero sin competencia.

Se refirió a la pérdida de esperanza que tiene la mitad de la población, como ocurrió en Cuba y en ésta como aquí se ha planteado la disyuntiva de irse del país o adaptarse a las circunstancias para sobrevivir.

No hacer nada

¿Por qué la sociedad venezolana se ha replegado en el curso de los últimos dos años? ¿Consecuencia de la pandemia o el aprovechamiento de ésta por el régimen de Maduro para mantener a la población silenciada?

-Lo que ha pasado en la sociedad venezolana, básicamente, es lo mismo que sucede en otras sociedades que viven bajo regímenes autoritarios: Tienden a replegarse a medida que se pierde la esperanza. El ejemplo más cercano es Cuba.

En el caso venezolano, como ocurrió en aquella isla, después de mucho tiempo de lucha, la medición de encuestas indica que más o menos la mitad de la población ha decidido que no puede hacer nada y, entonces, tiene la disyuntiva: irse o adaptarse para vivir las circunstancias que le ha tocado.

Pero, esta alternativa es una mala señal, porque eso no abona a que volvamos a un país democrático nuevamente. Lo que tenemos que lograr es que la gente recupere la esperanza y para ello tenemos que sacarla del aislamiento.

Alguien que esté solo termina viendo una realidad muy distorsionada, en la cual se siente vulnerable y que nada puede hacer. Necesita encontrarse con otros que quieran hacer cosas y le haga cambiar de ánimo para hacer esas cosas.

Creo que tenemos que hacer la tarea de lograr recuperar la esperanza y empoderar a la población.
Los cambios políticos en el mundo, desde los años 70 para acá, han sido fenómenos sociales, fundamentalmente.

En Chile el referendo y la elección de Patricio Aylwin fue un movimiento social. La caída del muro de Berlín fue un proceso social, no fue la OTAN, ni los dirigentes políticos, sino el pueblo alemán.

Si ve lo ocurrido en Europa del Este (Ucrania, Servia, Yugoslavia, Checoslovaquia) fueron procesos sociales.
Para que la sociedad de alguna manera se ajuste y hacer cosas, primero tiene que creer en si misma. En la medida que cree que puede hacer algo se organiza. Hay que evitar a toda costa que Venezuela caiga en la misma situación que cayó Cuba.

Hay que trabajar con esa mitad de la población que sí cree que se pueden hacer las cosas, para que la otra mitad pueda entender que sí hay la posibilidad de lograr cambios.

Pérdida de la esperanza

-Doctor, ¿la salida de más de cinco millones de venezolanos es parte de la política del régimen, tal como ha pasado en Cuba, porque las remesas enviadas por los que se han ido ayudan a paliar la crisis?

-En general, en los países de gobiernos autoritarios la migración se exacerba, porque la gente cree que nada va a cambiar y los gobiernos, como lo saben, tratan de que la gente pierda la esperanza para que todos aquellos que no quieran estar en su territorio, se vayan y los que no se quieren ir terminen creyendo que no va a cambiar nada, se queden tranquilos, para decirlo de alguna manera.

Y esto ha sucedido en varios países. Pusimos como ejemplo Cuba, pero en el continente africano sobran los ejemplos. En Zimbabue nadie se mueve y nadie trata de hacer nada.

En Egipto trataron de hacer algo en la primavera árabe, pero después volvió un régimen autoritario presidido por El-sisi, que era la mano derecha militar de Hosni Mubarak y se mantienen las cosas como estaban.

Lo que quiero decir es que el fenómeno es normal cuando existe un régimen autoritario con mucha represión, pero además de ser nomal los gobiernos lo aprovechan porque saben que la gente que molesta se debe ir y los que creen que nada va a cambiar, se adaptan.

El régimen no es débil

-La oposición venezolana ha cometido muchos errores, ¿cuáles son en su opinión los principales?

Debemos partir de una cosa que es importante, sin negar que la oposición ha cometido errores porque los cometió. Responsabilizar a la oposición de que no hayamos tenido un cambio político es sobrestimar el poder de la oposición y subestimar el poder del gobierno.

No podemos sobrestimar la capacidad de la oposición, porque es una oposición débil con pocos elementos para poder llevar adelante un cambio político.
No es una oposición que tenga poder de manera significativa.

El gobierno es más poderoso. No podemos decir que toda la culpa la tiene la oposición porque subestimamos al gobierno como si éste no tuviera poder para mantenerse donde está.

Ni la oposición es tan poderosa para tener la responsabilidad de haber hecho un cambio, ni el gobierno es tan débil que pudiéramos pensar que la oposición hubiera tenido capacidad para cambiar el gobierno; pero, éste es fuerte.

Hablando de errores, ¿cuáles podríamos considerar? Para mi, el primero es la falta de unidad real. El hecho de que no se mantenga unida, cohesionada, en torno a una ruta estratégica y un plan, es un gran error.
Cuando las cosas salen mal y hay gente de la oposición que se separa para posicionarse de un nuevo liderazgo, lejos de fortalecer a la oposición terminan debilitándola.

Si se cometen errores y se rectifica en bloque, la oposición se hace poderosa.
El otro error es no haber tenido una ruta bien consensuada y bien madurada, que todo el mundo participe en ella y apueste a su éxito.

Una cosa que separa a la oposición es que cada quien tiene una idea distinta de lo que hay que hacer y una estrategia distinta de lo que se cree que hay que hacer. Y eso hace que no se llegue a ningún lado porque la realidad es que si usted va a salir de una parte hacia otra, no importa el medio de transporte que utilice y aunque tenga escalas, va a llegar, puede ser que más tarde o más temprano.

Pero, si no nos ponemos de acuerdo por cuál medio nos vamos a ir, no vamos a llegar nunca. Los desacuerdos en relación a la ruta estratégica no ha permitido avanzar en mucho de los casos.

El gran problema que hoy en día está sufriendo la oposición es la dispersión. Se habla de que tenemos varias oposiciones y esto termina haciendo que tengamos varias oposiciones muy débiles porque ninguna tiene más fuerza que la que tendría una oposición unida.

El fraccionamiento es el peor error que se está cometiendo.

Maduro quiere varias oposiciones

Eso de que hay varias oposiciones lo sostiene continuamente Maduro.

Maduro está interesadísimo en tener varias oposiciones porque eso le favorece.

Pongámonos en el caso de que tenemos una confrontación física. Si uno es mi contendor, a lo mejor yo tengo la posibilidad de ganar, pero si son dos contra mi, las posibilidades de que gane son menores.

Maduro tiene el control del territorio, de las fuerzas armadas, del Poder Judicial, de la Asamblea y del CNE En el terreno electoral del 6 de diciembre de 2020, Maduro dijo bienvenidos a la pelea, pero al sacar a los grandes de la carrera porque los intervino judicialmente y los chiquitos se lanzaron cada uno por su lado, hubo 14 mil candidatos y ¿quiénes llegaron? El 92 por ciento se lo llevó el gobierno y el 8 por ciento de los 277 diputados, los chiquitos, quienes no pudieron llegar al 30 por ciento.

Régimen hegemónico

¿Cómo ve el sustento de Maduro en lo militar y el poder judicial?

No es distinto a otros regímenes autoritarios. La Ciencia Política comparada tiene muchos casos parecidos a Venezuela.

Cuando Chávez llegó al poder teníamos eso que los politólogos denominan democracia electoral, porque hay elecciones y éstas son competitivas y el que gana, gobierna; pero habían unos problemas que impedían tener una democracia plena, que la debilitaban.

Chávez convierte paulatinamente esto en un régimen híbrido, que es un régimen autoritario, en el cual se hacen elecciones. Pero el tema de las elecciones se fue deteriorando en la medida que Chávez perdió piso político y después vino Maduro, quien no tenía piso político, y lo terminó por deteriorar completamente.

Esto tiene la característica de lo que se conoce como régimen hegemónico, donde hay elecciones, pero éstas no son competitivas, no tiene condiciones básicamente para la competencia.

En estos regímenes siempre la separación de poderes desaparece porque el gobierno no se puede dar el lujo de tener un Poder Judicial, ni parlamento, ni ninguna institución que le hagan contrapeso.

Lo primero que dice Chávez es que eso de los poderes separados es una cosa burguesa y que había que acabar con ella porque el gobierno es uno solo. Coloca sus aliados en el Poder Judicial y en la Asamblea Nacional y necesita contar con el aparato represivo policial y militar, porque esa es una características de ese tipo de gobierno.

Ahora los vuelve a tener Maduro para poder ejercer totalmente el control del poder. No quiere tener unas elecciones con condiciones, porque las pierde.

Conversaciones disparejas

¿Cuáles son sus expectativas en torno a unas posibles conversaciones entre el régimen y la oposición?

-Muy malas, porque al final del día estas son unas conversaciones disparejas, aximétricas, ya que tú tienes un gobierno dispuesto a negociar cualquier cosa que no sea la entrega del poder.

O sea, unas elecciones con plenas condiciones y garantías es la entrega del poder, porque las va a perder. El gobierno está dispuesto a hablar de las sanciones, de muchas cosas, pero nada que ponga en riesgo el poder. Por el momento yo no veo ninguna posibilidad real de que se llegue a un acuerdo para un cambio político.

Cuando un gobierno percibe que no tiene posibilidades de mantener el poder, porque sabe que en el horizonte van a a pasar cosas en lo inmediato, entonces, busca cómo negociar su salida.

Pero un gobierno que es fuerte, que tiene el control del país, donde no hay grandes movilizaciones que lo amenacen, está dispuesto a mantenerse en el poder y no lo va a negociar.

Proceso en la CIP

¿Cree usted que la Corte Penal Internacional podrá enjuiciar al régimen por la comisión de delitos de lesa humanidad?

-La Corte Penal Internacional lleva a cabo un proceso que no es negociable. Vamos a ver qué dice el nuevo fiscal general de ese tribunal si hay méritos o no para continuar ese proceso. Si los hay eso no es materia de negociación. El gobierno y la oposición no pueden negociar la suspensión del juicio. Eso no existe.

Al no ser negociable no puede ser utilizado como carta de negociación. Pero, lo que si puede terminar sucediendo es que los actores que se vean más comprometidos en las investigaciones de la Corte, tienden a cohesionarse porque saben que el poder es la única garantía de no ir presos.

Vamos a suponer, Maduro, los ministros de Defensa y de Relaciones Interiores van a decir “si nos separamos, vamos a ir presos.” Lo que nunca pasa es que la Corte proceda a la detención inmediata. No va a enviar una fuerza internacional para ponerlos presos. Además, no tiene recursos. Generalmente, los apresan muchos años después, como pasó con Augusto Pinochet.

Por otro lado, quienes no tienen responsabilidades porque no fueron los oficiales que reprimieron, tienden a separarse y al alejarse no quieren ser
salpicados, lo que pudiera generar alguna fractura interna que tendría un efecto posible.

Y el otro efecto posible, como ha pasado en otros países, es que haya una cúpula militar que se mantenga unida para evitar las consecuencias del juicio; pero en los niveles medio y bajo, que cuando se les ordena que repriman la próxima marcha, no lo hacen. Eso si coloca a un gobierno en un problema porque si hay movilizaciones, la negativa en participar en sus acciones represivas lo colocan en situación difícil.

La visita

El doctor Benigno Alarcón, quien es analista político, especialista en Seguridad y Defensa, así como principal factor de Alianza Ciudadana, vino a Barquisimeto para hablar sobre principios democráticos con líderes y organizaciones de la entidad.

Alianza Ciudadana es una institución independiente de la Universidad Católica Andrés Bello, que nació en un proyecto de esa casa de estudios, la cual le sigue apoyando y dando asesoría y capacitación, expresó el profesor universitario.

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