La noticia del fallecimiento de monseñor Diego Alvarado, la mañana de este domingo 27 de junio, ha causado profundo pesar en la feligresía larense que conocía de cerca el trabajo apostólico que desarrolló a lo largo de su vida.
Pese a todos los esfuerzos médicos la COVID-19 apagó la vida de monseñor Diego Alvarado, un hombre entregado por 45 años al servicio sacerdotal y un defensor de los valores democráticos. La información fue confirmada en una nota de duelo de la Arquidiócesis de Barquisimeto y monseñor Víctor Hugo Basabe, quien compartió con ElImpulso.com sus reflexiones ante esta dolorosa despedida.
«En primer lugar, la muerte de monseñor Diego Alvarado es una gran pérdida para la Arquidiócesis de Barquisimeto, un hombre de Dios que entregó su vida por la Iglesia de Barquisimeto. Monseñor Diego se entregó desde muy joven a este ministerio, casi hasta los últimos días de su vida».
Una de sus parroquias predilectas fue La Coromoto donde ejerció un servicio de amor al prójimo, con especial atención a los pacientes en estado de gravedad recluidos en el Hospital Central Antonio María Pineda.
En los últimos años, acompañó con su pastoreo a la Parroquia Cristo Rey.
Un llamado a la conciencia
La muerte de monseñor Diego Alvarado nos habla de la necesidad de cuidarnos, dijo monseñor Basabe. «Tenemos que ser responsables con nosotros mismos y con el prójimo. Estamos alcanzando niveles muy elevados de contagio y aún más con las nuevas variantes del coronavirus que son mucho más agresivas».
En este contexto, la máxima autoridad eclesial en Barquisimeto hizo un llamado a las autoridades a masificar el Plan de Vacunación que mitigue el impacto de la pandemia en la población. «Es momento de sumar voluntades por el beneficio de la gente. Hay muchos hermanos sufriendo y muriendo a causa del virus. Cada día nos llegan noticias del colapso del sistema sanitario y a esto se le suma el problema del oxígeno. Estos son momentos de reflexión, de pensar en nuestro prójimo, de hacer el mayor bien que podamos».
Monseñor Basabe mencionó que son varios los sacerdotes que están padeciendo por el coronavirus. Es por ello que exhortó a presbíteros y feligreses a extremar las medidas de bioseguridad. «Es momento de ser prudentes, de cuidarnos y cuidar al prójimo. En la Iglesia hemos hecho todos los esfuerzos, pero ¿de qué sirve cuando las mayorías irrespetan las medidas de bioseguridad?».
Para reflexionar sobre esta realidad, monseñor Basabe informó que las autoridades eclesiásticas de la entidad se reunirán para determinar acciones que protejan tanto a sacerdotes como a feligreses frente a la pandemia. «El llamado es a cuidarnos, a tomar conciencia de este virus que es letal y que continúa causando tanto dolor en nuestras familias», expresó monseñor.
La despedida
A monseñor Diego Alvarado lo despidieron con una emotiva misa donde sus hermanos sacerdotes, familiares y amigos dieron gracias a Dios por su fructífero servicio.
«Al atardecer de la vida seremos examinados en el amor», es una frase de Fray San Juan de la Cruz, y es que monseñor Diego llega al cielo con las manos llenas por sus buenas obras. Sus cenizas reposarán en el columbario de la parroquia María Auxiliadora de Barquisimeto.