Un día después de que un edificio de condominio frente al mar en Florida se derrumbara y se convirtiera en una pila de escombros, unas 160 personas siguen sin ser localizadas este viernes, y los rescatistas, que trabajaban entre un montón de hormigón y metal retorcido, temen que el número de muertos, al menos cuatro, sea mucho mayor.
Con decenas de bomberos trabajando durante la noche para hallar a cualquier posible sobreviviente entre los restos del edificio, las esperanzas dependen de la rapidez con la que los equipos que utilizan perros y micrófonos para escudriñar entre los restos pudieran completar su tarea sombría y delicada.
“Cada vez que oímos un sonido, nos concentramos en esas zonas”, dijo el subjefe de los bomberos de Miami-Dade, Raide Jadallah. Dijo que unos 130 bomberos trabajaban en el lugar.
Se hallaron tres cadáveres entre los escombros durante la noche, dijo la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava al programa de TV “Good Morning America”.
Añadió que los rescatistas seguían buscando sobrevivientes del edificio de apartamentos en Surfside y que continuaba la operación de búsqueda y rescate. Los rescatistas corren un “riesgo extremo” al trabajar entre los escombros, agregó.
El director de la policía de Miami-Dade, Freddy Ramírez, dijo que las autoridades estaban trabajando con la oficina del médico forense para identificar a las cuatro víctimas fatales. Se reportaron 11 heridos, de los cuales cuatro eran atendidos en hospitales.
“Estos son momentos muy complicados y las cosas van a ponerse más difíciles a medida que avancemos”, dijo el jefe policial.
El trabajo se centró en lo que quedaba de la torre Champlain Towers South, de 12 pisos, que atraía a gente de todo el mundo para disfrutar de la vida en la costa atlántica del sur de Florida. Algunos por una noche, pero otros vivían allí: una pareja de Argentina y su hija pequeña. Un maestro retirado de Miami muy querido y su esposa. Judíos ortodoxos de Rusia. Israelíes. La hermana de la primera dama de Paraguay. Adicionalmente, otros ciudadanos sudamericanos.
Ellos estaban entre las 160 personas que seguían desaparecidas el viernes por la mañana, después de que el edificio se viniera abajo el jueves por la madrugada. Gran parte de la construcción frente al mar cedió por razones desconocidas y se convirtió en una pila de concreto y metal de más de 10 metros (30 pies) de altura.
Rescatistas y otros operarios trabajaron durante toda la noche con la esperanza de encontrar sobrevivientes. Los equipos parecieron sacar un cuerpo de entre los restos envuelto en una bolsa amarilla para cadáveres.
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