Avanza el proceso de negociaciones entre el régimen y la oposición con miras a la participación en las próximas elecciones regionales y municipales, avanzan mas en las sombras que ante la claridad de la opinión pública, pero disculpemos esta secretividad en abono a la confianza que deben merecernos los actores que están en la mesa de diálogo, además el país democrático ha dejado muy en claro los requisitos básicos que se exigen para que todos acudamos a los comicios que están sobre el tapete.
Aceptados los árbitros, con más cautela que complacencia, queda entonces la ciclópea tarea por parte de la oposición democrática de sacarle a la cúpula del régimen, que no al Consejo Nacional Electoral órgano vasallo del oficialismo, unas condiciones decentes a fin de convencer al pueblo de que vale la pena votar, pues hasta ahora el gran enemigo del voto masivo popular es la desconfianza en el sentido de que su opinión vaciada en las urnas no tiene ningún valor.
Dentro de esas condiciones mínimas están: rehabilitación de los partidos políticos objeto de ilegales sentencias del Tribunal Supremo de Justicia; libertad de los presos políticos, grupo en el cual destacan diputados presos ilegalmente y los activistas de la oposición exiliados; la conformación de un padrón electoral creíble que incluya el voto de ciudadanos con permanencia que se ha legalizado en países extranjeros; incorporación de la observación internacional en todo el proceso; completar la auditoría, que ya se inició, del sistema de votación; equilibrara los funcionarios en las Oficinas Regionales Electorales; equilibrar la composición de funcionarios electorales en los centros de votación; control estricto del uso de los medios de comunicación por parte del oficialismo para la promoción de sus candidatos; paridad en la conformación de las mesas de votación referida a los testigos y a su dirección; prohibición de obstaculización de votantes para ejercer su derecho al sufragio; fiscalizar el Plan República por parte de autoridades electorales de la oposición; garantizar la vigilancia sobre el escrutinio y la conservación de las actas respectivas por parte de las corrientes electorales en contienda.
Pudiera pensarse que son condiciones de imposible consecución, pero si se observa objetivamente y se piensa en unas elecciones libres y democráticas serían las condiciones normales. Sin ellas creemos que el pueblo se negará a concurrir. Sin ellas no habrá participaciones democráticas en el evento electoral que sería lo único que lo legitima. Sin ellas sería repetir el caricaturesco proceso que dio pie a la usurpación: la del Presidente de la República y la de la actual Asamblea Nacional. Por otra parte debe advertirse a las autoridades, a la población venezolana y a la instancia compuesta por los países democráticos del mundo, que violada alguna de estas condiciones por el régimen, supondrá el retiro inmediato y legítimo del proceso comicial
Además hay una serie de condiciones que deben dar las instancias políticas al mundo democrático para que este se convenza y anime para brindar su apoyo a las citadas jornadas electorales.
La primera condición que deben cumplir los lideres partidistas de la plataforma unitaria encabezada por Juan Guaidó y que muchos apoyamos es dar demostración sincera e inequívoca que el plan de salvación nacional está exento de cálculos personalistas y grupales, en este sentido de darse los acuerdos con el régimen para participar en las elecciones regionales, lo primero que deben hacer es promover un entendimiento plural con la diversidad de sectores democráticos de buena voluntad, varios de ellos actualmente fuera de nuestra plataforma.
Este entendimiento por supuesto que debe incluir un apoyo y sistema de trabajo coordinado con la representación opositora en el CNE, independientemente de cuál fue el procedimiento para su designación, total, están allí y son parte del esquema electoral donde nos tocaría participar.
Pero quizás lo más importante es que el sistema de selección de candidatos sea transparente, confiable, con representatividad de todos los actores y de esta manera olvidar y clausurar la posibilidad de elaborar un mapa electoral en reuniones a puertas cerradas y entre algunos partidos. Esto será catastrófico, seria anunciar la muerte súbita del plan de salvación nacional. Esto no quiere decir que se excluyan de las opciones a dirigentes de estos partidos, simplemente que quien aspire demuestre que tiene respaldo real en los espacios sociales que desea representar, puede ser el aspirante un político, un dirigente gremial, sindical, vecinal o simplemente un ciudadano con influencia en el electorado, todos pueden, lo inaceptable seria que el candidato fuera impuesto por una cúpula.
Si se logran condiciones mínimas en la mesa de negociación con el régimen con el objetivo de participar, es obligatorio también que se establezcan con el pueblo democrático condiciones para el triunfo. Votar queremos todos, el que lo podamos hacer depende de una política plural, digna, responsable y afincada en la ética.
Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez