Juan Antonio Pérez Bonalde.
(…)
¡Feliz quien como tú, con altiveza
reclinó para siempre la cabeza
sobre los lauros del deber cumplido;
cual la reclina, por la muerte herido,
tras el combate rudo,
risueño, el gladiador sobre su escudo!
Esa, madre, es tu gloria
y alta recompensa de tu historia,
que el premio sólo del deber sagrado
que impone el cristianismo
está en el hecho mismo
de haberlo practicado.
Madre, voy a partir; mas parto en calma
Y sin decirte adiós, que eternamente
me habrás de acompañar en esta vida.
Tú has muerto para el mundo indiferente,
mas nunca morirás, madre del alma,
para el hijo infeliz que no te olvida.
Y fuera el paso nuevo,
y desde su alto y celestial palacio,
su brillo siempre nuevo
derrama el sol por el cerúleo espacio…
Ya lejos de los túmulos me encuentro,
ya me retiro, solitario y triste;
mas, ¡ay! ¿a dónde voy? ¡si no existe
de hogar y madre el venturoso centro!…
¡A dónde? ¡A la corriente de la vida,
a luchar con las ondas brazo a brazo
hasta caer en su mortal regazo
con el alma en paz y con la frente erguida!1875.
Venezuela, la Madre Patria herida, el territorio amado por Dios de manera indescriptible, que fue dotado por el Todopoderoso de las mayores riquezas conocidas, pareciera que esta signado por la Providencia, a que sus hijos tengan que sufrir el destierro cíclicamente, pero la crisis injustificada que ahora soportamos ha hecho que ese exilio se ha transformado en diáspora, porque además del destierro político impuesto, ahora una gran cantidad de venezolanos han tenido que emigrar para huir del hambre y la desnutrición, albergando la esperanza de una mejor calidad de vida y más allá, en la búsqueda de obtener mejores ingresos monetarios que les permitan enviar remesas a sus familiares y así paliar la insoportable situación que se agrava cada vez más y que comenzó en el mismo momento en que se instauró un sistema político económico del cual es imposible ocultar su fracaso.
Pero los venezolanos tenemos la terquedad por característica, ancestralmente libramos la Guerra de Independencia, y no nos bastó con liberar nuestra Patria, sino que salimos a liberar cuatro naciones más, sólo que los líderes que llevaban los pantalones bien puestos, en aquella época, no pudieron seguir en su afán por liberar el resto del globo terráqueo que estaba bajo el poder de sus opresores. De ahí, pasamos a la Guerra Federal, a las montoneras organizadas por caudillos despiadados, esclavistas incendiarios de caseríos, pueblos y sabanas como lo fue Ezequiel Zamora, enaltecido con intenciones desconocidas; hemos soportado dictaduras oprobiosas y situaciones económicas extremas, que llevaron a que el barril de petróleo se cotizara en siete dólares ($7) y hasta en menos.
Aun así, el país se desarrolló, se construyeron hospitales, medicaturas rurales, ambulatorios, escuelas, liceos, sedes para los Institutos de Capacitación Educativa (INCE), politécnicos y sedes de escuelas técnicas, sedes universitarias, edificaciones para el sistema de justicia, como lo es el Edificio Nacional, sedes de alcaldías y de gobernaciones, puertos y aeropuertos, internacionales, astilleros, avenidas, autopistas, carreteras, ferrocarriles, puentes como el Puente sobre el Lago de Maracaibo y sobre el río Orinoco, que determinaron la importancia que tenían como obras de ingeniería de primer orden mundial, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, con el primer reactor nuclear de Latinoamérica. Se amplió el sistema eléctrico nacional al extremo de que Venezuela vendía energía a países vecinos.
Se importó el talento que requería la nación para su desarrollo a través de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, que fortaleció al reconocido profesionalismo formado en nuestras magnas casas de estudio.
Teníamos todo los necesario para lograr llegar a la cúspide mundial como país de primer orden… ¿Qué pasó?… ¿Responsable (s)?
En la Red de Instituciones Larenses tenemos fe de que pronto lograremos…
¡LA VUELTA A LA PATRIA!
Maximiliano Pérez Apóstol