Para el ingeniero Giorgio Reni, reelecto presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) Lara, existe incongruencia en el proyecto de crear, mediante una ley orgánica, las zonas económicas especiales en sitios donde ya existe un desarrollo e infraestructuras, pero no se ha previsto mejorar los servicios esenciales para producir y alcanzar niveles satisactorios de productividad.
La idea que ha salido a la luz pública desde la administración de Nicolás Maduro y llevada al seno de la Asamblea Nacional, que la ha llevado a la calle, no es nueva, ya que es conocida en nuestra entidad federal hace cierto tiempo, según nuestro entrevistado. En la zona económica especial de Lara, que incluye a Iribarren y Palavecino, se viene trabajando desde hace más de dos años con Carmen Meléndez y la directora de Desarrollo Económico del estado.
Ahora, ese proyecto se está expandiendo a otras entidades federales y en donde se quiere concretar a pasos apresurados. La posición de Fedecamaras de la cual es director el ingeniero Reni, es que la ley en cuestión no ha sido concebida para cubrir las necesidades que tiene el país y, además, no tiene sentido de amplitud, de alcance totalmente nacional, ya que deja ver ciertos privilegios para grupos de empresarios y no para la totalidad del empresariado.
Existe una incongruencia, porque por un lado se pretende generar de la noche a la mañana una reactivación económica, pero por la otra, no hay servicios básicos como gasolina, gasoil, gas, además de que está a la vista la mala vialidad y el pésimo suministro del fluido eléctrico y del agua, así como el cobro de excesivos impuestos municipales.
No tiene sentido, alega el dirigente empresarial, crear unas zonas económicas para buscar incrementar o ampliar la capacidad productora, si ya está instalada en esos sitios.
Lo que se debe hacer, plantea, es precisamente, mejorar las condiciones operativas y que haya igualdad en todas las zonas industriales.En este sentido es indispensable que haya calidad de servicios, acuerdos especiales para buscar prebendas y lograr actividades que puedan generar una mayor producción y productividad, crear nuevos empleos y se logre una gran capacidad de ventajas que necesitamos en Venezuela, para poder sobrellevar esta situación que estamos viviendo.
Por ello pensamos y sugerimos que lo mejor es generar políticas que incentiven en todo el país la capacidad productora ya instalada sin afectar las que ya existen y no buscar hacer unas burbujas, unos nichos, en ciertas áreas del país para generar beneficios a quienes estén dentro de esas zonas específicas sin beneficiar al resto.
Situación en Lara
En lo que respecta a Barquisimeto, desde hace mucho tiempo, hay cuatro zonas industriales (la Cero, donde está el Centro Comercial El Recreo, y las demás son la Una, dos y tres). Ahora se le agregará al proyecto legislativo, Palavecino.
-¿Existen conversaciones entre el sector público y el privado?-
Sí ha habido conversaciones. Nos hemos sentado, para la ley de las zonas económicas especiales en Lara, desde hace unos dos años, pero, sin llegar a ningún acuerdo final. Ya ahora con este impulso que le está dando el gobierno nacional se ha reunido una comisión de Fedecámaras Lara, junto con la Cámara de Industriales y la Cámara de Comercio, las cuales participaron en unas jornadas hace cuatro semanas y fueron culminadas con un documento fijando nuestra posición hace unos días. Y la Cámara de Industriales anexó otra documentación, a fin de hacer del conocimiento del sector público.
-¿Son tardías las respuestas del sector público?
-Son tardías porque ya llevamos veinte años de que se han venido generando esas políticas y estrategias económicas tanto del presente gobierno como de Hugo Chávez. Lo que ha habido es la destrucción del aparato productivo en Venezuela. De 12 mil empresas que funcionaban plenamente se ha llegado apenas a unas 2000, lo que significa una reducción del 76 por ciento.
En los momentos las empresas de alimentos son las que se encuentran más operativas, pero sólo funciona en el 20 por ciento de su capacidad instalada, lo que nos indica que pudiera producirse cuatro veces más.
Y no hay una posibilidad de lograrlo por los cortes eléctricos, por no haber una programación adecuada porque se permite la importación de productos terminados sin pago de aranceles cuando esos tipos de productos se hacen aquí, en el país, y tenemos que pagar impuestos exagerados en la importación de materias primas, lo que implica esfuerzos grandes, ya que además hay una carga impositiva fuerte.
Esa incongruencia de veinte años, que buscó la destrucción del aparato productivo y al conseguirlo se ha dado cuenta que así no puede funcionar el país. Entonces, lo que está proponiendo ahora es tener ciertas cápsulas o burbujas en determinados sitios del país, donde sí habría oportunidades para operar y los beneficiarios puedan ser efectivos en su producción.
La pregunta que hacemos es: ¿qué pasará con los que no están en esos sitios? ¿Por qué no se hace para todo el mundo? ¿Es que se pretende beneficiar a un grupo de personas que tienen empresas, locales, o infraestructuras en esas zonas económicas sociales? La posición nuestra es que debe ser para todos, asienta el ingeniero Reni, quien insiste en la necesidad de incentivar la mayor productividad y la capacidad productiva empresarial e industrial como un todo.