#OPINIÓN Gaveta azul: Educación y trabajo (Parte III) #7Jun

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El  trabajo es sin duda la más importante ,de las actividades humanas y no es solorepuesta  a la necesidad de subsistir;es  también un factor de  sociabilidad, de expresión del ser y auto-realizacióñ personal y profesional. El tema de las relaciones entre educación y trabajo ha sido  preocupación constante de sociólogos, y pedagogos, lo que nos transporta a siglos anteriores frente a personajes como Rousseau, Locke, Dewey, Marx, etc.

La educación para el trabajo o educación técnica a título de concepto general aplicable a la formación integral del ciudadano, ha estado presente en los programas educativos venezolanos desde los años cuarenta del pasado siglo, cuando fueron creadas las escuelas artesanales y de oficios. Al mismo tiempo surgió la  escuela de formación de Peritos y Técnicos. Los antecedentes históricos de los programas, “Instruir para el trabajo” son anteriores a la misma  creación de la Capitanía General de Venezuela por Carlos III el 9 de septiembre de 1777, al punto de poder dividir el proceso histórico de la educación para el trabajo en tres períodos. “Aprendizaje de oficios por contrato” desde 1578 a 1768. Una segunda  etapa de 1768 a 1936donde se gestan los primeros intentos de organizar un sistema escolar vocacional con la guía de ideas y conceptos de ilustres compatriotas. Entre  los que destacan el Libertador Bolívar, Simón  Rodríguez, Andrés Bello, Cecilio Acosta, Gil Fortoul quienes divulgaban comentando críticamente las tendencias   de la educación en Europa

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 Se afianzaron ideas en torno a la educación para el trabajo como herramienta para una formación de mayor dignidad en lo personal que además contribuiría a forjar la  solidez  moral del ciudadano.

En este orden de ideas, una tercera etapa de renovación conceptual del vínculo educación-trabajo se consolida y una serie de aspectos  legislativos aparecen reforzando la relación. El 9 de julio de 1980 se promulga la Ley Orgánica de Educación.

En primer término establece  la obligación de enmarcar  cualquier proceso educativo estrechamente vinculado al  trabajo y divide el sistema escolar en  los niveles de: Pre-escolar, Básica, Media diversificada, Profesional y Superior.

Complementa la concepción de vinculación al trabajo  ordenando la obligación de incluir como unidad curricular el Área  Educación para el  Trabajo, cuyos objetivos proponen “iniciar al alumno en el aprendizaje de disciplinas y técnicas que le permitan ejercer una función socialmente útil, y a la vez contribuye a explorar y  orientar la vocación del mismo”.

Es un tiempo, el inicio del decenio  de los ochenta del siglo anterior, donde está en pleno vigor la discusión de “Aprender a ser”, el informe elaborado por un selecto grupo de expertos nombrados por  la UNESCO para discutir todos los ámbitos y proyecciones a cubrir por la educación del futuro, tarea particular del Año de la Educación (ONU-1973)  lo redactaron:  Edgar Fauré-Francia, Felipe Herrera-Chile, Abdul Razzak Kadduras-Siria, Henri López-Rep. Popular del Congo,  Arthur V. Petrouski-U.R.S.S., NayidRahnema- Iran, y Frederick Champion Ward-U.S.A.

El informe impactó  no solo al mundo  educacional. Era comentado y discutido  en todas partes y “Aprender a ser” se convirtió en un auténtico bestseller. La visión y perspectiva por la que  aboga para instituir como fundamentos educativos incluye dos puntos de vista especialmente novedosos: Los procesos educativos no deben concluir  con una titulación técnica o profesional, sea científica, humanística o de carácter artístico. La  educación mediante  escolaridad o sin ella  debe ser  peremne, para toda la vida.  El otro concepto, tanto o más novedoso que el primero es  que todo programa, proceso o planes  destinados a la educación debe señalar entre sus objetivos de primer orden “Aprender a  ser”.

El conocimiento, salvo el de carácter espiritual, obtenido según reglas iniciáticas consideradas de alta exigencia,  debe actualizarse y revisarse con regularidad, lo que evita su perdida por desvanecimiento progresivo y finalmente olvido. La constancia en el estudio no debe detenerse  en el tiempo. Aprender a ser te pide un grado muy especial, y a todas luces fácil de obtener. Desea te gradúes en convivencia.  Quiere que aprendas  solidaridad sin hipocresías. Respeto y acato a la ley a las  tres de la madrugada y con las calles en solitario, practicar una moralidad trascendente, no acomodaticia. Con la suficiente armazón ética para  proteger sin aprovechamientos oportunistas, los bienes públicos, una parte de los cuales fue de tu pertenencia y  los  cediste al Estado con una porción de libertad para que esa cúpula abstracta construyese una  corporeidad operativa funcional, operadora de la gestión cotidiana.

Pedro Lozada

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