El discurso para las regionales tiene tres aspectos: El primero es que hay que votar para no seguir regalando espacios que se dejan vacíos y sin solución de continuidad (nos quedamos en el limbo, o sea, en “¿con qué se come eso?”). El segundo aspecto es el mensaje que proyecta que la gente vea una unidad u organización fuerte, condición clave para oler a triunfo posible. Esto no sólo hay que decirlo, hay que hacerlo para que la gente lo crea. El tercero es que, con base en esa credibilidad, se despliegue una campaña cuyo contenido se refiera a lo que le atañe al común: el empleo, el abastecimiento, los precios, los servicios, en vez de perderse en el espacio de la diatriba de la polarización, pastoreando nubes sacando o perpetuando a NM en el poder.
De plano, lo único que pudiera justificar una abstención es que los partidos de oposición pudieran hacerla masiva y unitaria, alrededor del 85%, equivalente a los votos que no tiene el chavismo, y después rematar con unas enormes movilizaciones que paren el país y muevan al contexto internacional. Pero, para ejercer semejante fuerza, se necesita un altísimo nivel de identificación partidista con los partidos de oposición. Sin embargo, este último indicador se encuentra en 7,6%, todos sumados. De allí que esos partidos y dirigentes que llaman a la abstención no tienen el potencial necesario ni para llamar a votar ni a no votar. Esos dirigentes le dieron la espalda al pueblo y el pueblo le dio la espalda a ellos, y al gobierno también. Por lo que todos ellos sumados no tienen sino 17,6% de identificación partidista. No movilizan a casi nadie. Es decir, que es una falacia plantear que la gente va a ir a votar porque la dirigencia del oficialismo o de la oposición llamen o no a votar. La gente iría a votar si aparecen las condiciones del segundo aspecto del Discurso para las Elecciones Regionales.
Este segundo aspecto comienza por la ver la Unidad. Las sociedades regionales necesitan unirse alrededor de sus liderazgos y asuntos, sean sociedad civil o partidos; necesitan presentar un solo candidato para los diversos cargos. Para escogerlo, necesitan optar por el mejor método: Una encuesta seria, porque las primarias las trampean y el consenso por cogollo es una raya que huele mal. La Unidad de la sociedad civil regional o local se comienza a comunicar mediante la selección de buenos candidatos unitarios, con arraigo, buena trayectoria y amplio respaldo por parte de la sociedad civil y partidos de la región. El apoyo de estas organizaciones a la campaña del candidato escogido debe ser evidente y con los mismos contenidos; lo cual nos lleva al tercer aspecto del Discurso Electoral para las Regionales.
En cuanto al relato o discurso propiamente dicho, la clave es aprovechar la oportunidad para rescatar la descentralización. No hablar del debate central que ya está muy manido; ese del “quítate tú pa’ poneme yo”. El discurso descentralizador tiene tres pilares: 1. descentralización político administrativa para recuperar los servicios públicos a través de la transferencia de la competencias y presupuestos a las gobernaciones, alcaldías y lo que fueron las parroquias. 2. descentralización democratizadora vs. la trampa colectivista vestida de participación popular directa: El Sistema de Ciudades Comunales, como se llama ahora al Sistema Federal de Ciudades que fue rechazado en el referendo de la Reforma Constitucional del 2007 y que ahora pretenden implantarlo por leyes; y 3. una descentralización económica basada en el fortalecimiento de las cadenas productivas de los productos y servicios más competitivos de cada localidad o estado mediante la promoción de la inversión privada, el empleo tecnificado, mejores sueldos y exportaciones.
Por favor, no vean esto no como un “discurso anti partidos”; es todo lo contrario: una tabla de salvación.
José Antonio Gil Yepes
@joseagilyepes