A Orlando Gómez… Héctor Manuel Tamayo y… a Eduardo Oropeza.
In Memorian.
Dice Alberto Cortez…
“Un barco frágil de papel parece a veces la amistad…
Pero jamás puede con él la más terrible tempestad…
Porque ese barco de papel…
Tiene aferrado a su timón…
Por capitán y timonel…
¡Un corazón!”
Para mí, ese barco de papel, tiene aferrado a su timón todo mi ser y enfatizo que ser hermano significa una devoción… una entrega incondicional, el dar, el compartir, sin que tu mano izquierda sepa lo que ha hecho tu mano derecha.
No me cansaré de pregonar que hay amistades que superan los lazos de sangre. Creo que la amistad es un sentimiento que en muchas oportunidades es más fuerte que el amor.
Este año ha sido duro, muy duro para mí, se han ido seres excepcionales entre ellos Franklin Camacaro, primo, a quien le debo la vida por partida doble, ya que me sacó en dos oportunidades de las bronquitis que me afectaban y me mantuvieron hospitalizado.
Pido perdón a aquellos que omito.
Orlando Gómez, hijo de don Melecio y ahijado de mi padre. Yo, padrino de su hija.
Héctor Manuel Tamayo, no pude explicar lo que sentí al enterarme de la partida física de mi hermano de la vida, primo y compadre…
María Elvira Marvéz de Tamayo, mi comadrita; sus hijos (mis sobrinos): Héctor Antonio, Manuel Oswaldo, María Emilia, Tamayo Marvéz, a sus hermanos Alba Cecilia, Idelfonso, Zhelide, sus nietos, sobrinos, demás familiares, y esa inmensa cantidad de amigos, me abrazo a ustedes, con un abrazo fuerte, muy fuerte, interminable…
Pocos, muy pocos seres pueden compararse con… «EL TAPARO».
Eduardo Oropeza, ¡AH CARÁ! En su despedida les ratificó que no puedo explicar mi sentimiento al enterarme de su partida física. A Marilú, mi comadrita, sus hijos (mis sobrinos): Eduardo José (mi dilecto ahijado), José Eleazar, Claudia y José Rafael, sus nietos, hermanos, que son mis hermanos, José Rafael, Fernando, Virginia, Carmen Alicia, Máyela, sobrinos, demás familiares, y esa inmensa cantidad de amigos, me abrazo a ustedes, con un abrazo fuerte, muy fuerte, interminable en el ensordecedor silencio donde sobran las palabras y se ahoga un grito de dolor incomprensible en medio de lo que debemos aceptar refugiados en la fe.
Un abrazo en silencio dice más que mil palabras.
Doy gracias a Dios Todopoderoso, el haber tenido el privilegio de haber compartido, toda mi vida, con seres excepcionales, a sabiendas de que ahora estarán más presente en mi…
Sé que Franklin seguirá charrasqueando “Un Pajarillo” para después ensayar las canciones que tocará en las serenatas a la Divina Pastora; Orlando seguirá tarareando “La Fundadora” donde “mientan” al viejo Melecio; Héctor Manuel seguirá canturreando “LOS EJES DE MI CARRETA”, mientras Eduardo, en una noche de compartir alegrías, se inspirará cantando “Eufemia” y después los ángeles (Al igual que mi comadrita Marilú) le soplarán la letra de “Cucurrú Paloma…”
Y, es que, por ahora, el pajarillo seguirá engalanando los cielos venezolanos acurrucados en las manos del galeno; la vaca fundadora seguirá pastando a la espera de ser ordeñada mientras entonan tonadas de cabresteros. “Los ejes de mi carreta ya no los quiero engrasá” … porque no hay prisa para entregar la carta a “Eufemia” y… ¡Dicen que el mismo cielo se estremece al oír mi llanto!
Compadritos, Doquiera que estén, deseo que estén felices, en la seguridad de que vivieron con absoluta integridad…En mí, dejaron huellas imperecederas.
Sé, que soy muy sentimental y llorón, impulsivo y expresivo, a veces de manera imprudente, tal vez producto de mi humana imperfección. Tal vez el dolor que siento es producto de mi apego a lo material aun creyendo que los seres integralmente buenos logran lo más anhelado por los cristianos en la fe… El llegar al lado de nuestro Señor Jesucristo y de Dios, junto a nuestra Madre Eterna la Sagrada Virgen María, por eso en una plegaria sin fin les ruego que tengan piedad y los acojan en su seno…
Gracias Dios…
¡Por todo!
Maximiliano Pérez Apóstol