El familiar de un paciente testificó que en la emergencia sacan las camas a los pasillos para poder atender a la gran cantidad de contagiados que llegan
El repunte de casos de Covid-19 se mantiene en el Zulia y, con ello, la alta asistencia de infectados en los centros de salud de la región. El Hospital Universitario de Maracaibo (HUM) no escapa a esta realidad, es uno de los puntos centinelas para atender a los contagiados y está “colapsado”.
“Es horrible, están llegando muchas personas. Lo más fuerte es que mucha gente se muere delante de uno de un momento a otro y que a cada rato ves a personas llorando en los pasillos”, contó a La Verdad el familiar de un paciente con Covid-19 en este centro médico.
Día a día, le toca enfrentar la dura experiencia de ver a tanta personas llegando al hospital, la mayoría sin poder respirar. Es que llegan cuando ya sufren de ahogo.
“Es deprimente. Yo llego a la habitación con mi familiar, trato de no salir para no ver cómo sacan a los muertos o a tanta gente llorando”, expuso.
Testificó que “aquí en el Universitario sacan las camas a los pasillos por el colapso con Covid-19. Ayer (lunes) el pasillo que está detrás de la emergencia lo estaban llenando de camas porque adentro no había espacio para tantos pacientes. Las sacaron para quienes se quisieran pasar”.
Continuó diciendo que “hubo un momento cuando se acabó el oxígeno y tuvieron que esperar como dos horas para que trajeran. Los que pudieron solucionar fueron los que llevaron bombonas con un poco de recarga. Me imagino que morirían varios en ese tiempo, pero no lo sé”.
Demanda de oxígeno
La alta demanda de oxígeno es evidente: “Hay tanto colapso en el hospital que donde mi familiar tiene el oxígeno de pared, bajó el flujo porque todo el mundo lo está usando”.
“Aquí todos estamos pendiente de las recargas de oxígeno. Por eso, tratamos de ayudar a los que cargan las bombonas. Lo hacemos porque queremos. Sabemos que lo que les pagan no les ayuda para nada. Ellos viven de lo que la gente les pueda dar”.
No obstante, acotó que a pesar de las dificultades y de que hay veces que se acaba, al menos en su caso, «lo bueno es que nos han garantizado el oxígeno, sea como sea».
El único que queda
La lucha por mantener la paz espiritual y mental es una constante al ver a tantos muriendo alrededor.
“El único que queda vivo en el cuarto de mi familiar es él, los otros tres que estaban ya se murieron”, afirmó.
Contó que hay pacientes que ingresan estables, y de repente “se complican”.
“Una señora llegó muy bien, entro con mi pariente y la pusieron en otro cuarto, pero en un instante se agravó. Le pusieron una máscara con oxígeno rápido porque gracias a Dios tiene un contacto aquí en el hospital. Eso es fuerte”, expresó.
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