Tesis y argumentos principales de Hayek
Para Hayek toda planificación económica, por leve que sea, se basa en la creación de un supuesto bien común o nacional que se constituye en objetivo general. Así pues, la planificación económica “conduce” necesariamente hacia el totalitarismo y a la pérdida de las libertades individuales. En el libro, usa tanto a la Unión Soviética como a la Alemania nazi, como ejemplos de países que han recorrido el «camino a la servidumbre» y llegado a esa situación.
En sus palabras: “Cualquier política dirigida directamente a un ideal de justicia distributiva, es decir, a lo que alguien entienda como una distribución “más justa”, tiene necesariamente que conducir a la destrucción del imperio de la ley porque, para poder producir el mismo resultado en personas diferentes. Hayek argumenta que en una economía planificada no puede ser ni el pueblo ni sus representantes (el parlamento) los que lleven a cabo la planificación, localización, y distribución, tanto de recursos como de bienes producidos, sino que esa tarea recae sobre un grupo pequeño de “planificadores” (técnicos o economistas), grupo que, bien intencionado o no, será incapaz de obtener y procesar toda la información necesaria para llevar a cabo la tarea como se espera o en forma eficiente (consultar debate sobre el cálculo económico en el socialismo).
Continúa Hayek argumentando que desacuerdos acerca de los diferentes planes posibles, combinado con esa ineficiencia de los planificadores en el manejo de los recursos económicos disponibles, llevará inevitablemente al uso de la coerción a fin de obtener los fines deseados. Fallas en ese sentido serán percibidas, tanto por los planificadores como es, sería necesario tratarlas de forma diferente. Y …¿Cómo podría haber entonces leyes generales?
Por el público, como resultado de una falta de poder por parte del Estado para poder implementar una buena idea. Esa percepción llevaría al público a elegir a quienes proponen más poder para el Estado. Lo mismo sucedería entre los planificadores terminando con la llegada al poder de un “hombre fuerte” –en Venezuela el “gendarme necesario de nuestra historia-, percibido como capaz de hacer lo que se necesita. Una vez completado lo anterior, el país inevitablemente termina en una dictadura.
Para Hayek, el “camino a la servidumbre”, inadvertidamente comenzado por los que buscan “justicia social”, con su control y subsecuente desmantelamiento del mercado libre, termina con la destrucción de toda libertad económica y personal.
Hayek afirma que varias naciones democráticas están siguiendo el mismo camino que la Alemania nazi o la Rusia comunista, buscando una utópica justicia social y basándose en el principio de que el fin justifica los medios, principio que él observa que en «la ética individual” se considera la negación de toda moralidad y, en la “ética colectivista” llega a ser, de necesidad, la regla suprema».
Sin embargo, como el propio Hayek afirma “es importante no confundir la oposición contra este tipo de planificación, con una actitud dogmática a favor del “laissez faire”; tal oposición debe ser, en su opinión, dentro de un marco estricto: “Obviamente, el funcionamiento de la competencia requiere, y depende, de condiciones que nunca pueden ser totalmente garantizadas por la empresa privada. La intervención estatal siempre es necesaria, pero la planificación y la competencia sólo pueden combinarse cuando se planifica para la competencia, no en contra de ella»
Hayek ofrece la siguiente observación, que podría haber servido de conclusión a su obra: “En el pasado, ha sido la sumisión a las fuerzas impersonales del mercado lo que ha hecho posible el desarrollo de la civilización. Es esta sumisión lo que nos permite a todos construir algo que es mayor que lo que cada uno de nosotros pudiera construir. Se equivocan terriblemente los que creen que podemos ayudar a dominar las fuerzas de la sociedad de la misma forma que hemos aprendido a dominar las fuerzas de la naturaleza. Esto no sólo es el camino hacia el totalitarismo sino también el camino hacia la destrucción de nuestra civilización y, ciertamente, la mejor manera de bloquear el progreso.”
En el mismo “Camino de servidumbre”, Hayek agrega: “Una de dos. Si el Estado tiene que poder prever los resultados de sus acciones, no podrá dejar ninguna opción a los afectados por ellas. Y si queremos dejar opciones a la gente, los resultados de la acción gubernamental tendrán que ser imprevisibles. Las reglas generales, a diferencia de las reglas específicas o sustantivas, tienen que operar en circunstancias que no puedan ser previstas en detalle. Ser imparcial significa no tener respuesta para ciertas preguntas.
Contenidos del libro
1, El camino abandonado, 2. La gran utopía. 3. Individualismo y colectivismo. 4. Lo “inevitabilidad” de la planificación. 5. Planificación y democracia. 6. Planificación y el Estado de Derecho. 7. La intervención económica y el totalitarismo. 8. ¿Quién, a quién? 9. Seguridad y Libertad. 10. Por qué los peores se colocan en cabeza. 11. El final de la verdad. 12, Las raíces socialistas del nazismo. 13, Los totalitarios en nuestro seno. 14, Condiciones materiales y fines ideales. 15, Las perspectivas de un orden internacional. 16. Conclusión
Nota importante: Hubo críticas importantes a esta tesis y argumentos, que Ud. si está interesado podrá conseguir en Internet. Hágalo.
Próximo domingo 30/05: La lenta muerte del colectivismo…
Juan José Ostériz