La llegada de un nuevo obispo a Carora, en la persona de monseñor Carlos Enrique Curiel, curiosamente ha representado para muchos en la capital torrense una luz de esperanza para la resolución de problemas, principalmente del servicio de agua, sin que el prelado tenga nada que ver con la gerencia de Hidrolara.
Cansados porque la alcaldía y la hidrológica no terminan de optimizar el suministro del preciado líquido a los habitantes de la zona alta de Carora desde la represa de Atarigua, el Movimiento Ciudadano H2O S.O.S aprovechó la entrada a Carora de monseñor a pocos minutos para la toma de posesión de la Diócesis y le entregaron un documento el cual recibió con amabilidad.
En dicho texto le hacen saber la grave problemática de servicio de agua potable que sufre Carora y el municipio Torres, y la poca que llega no está siendo tratada desde hace más de tres años, poniendo en riesgo de enfermedades a los niños y adultos mayores.
«Con el documento queremos enterar a nuestro obispo de este grave padecimiento, y exhortarlo para que solidarice con su pueblo en la lucha por recuperar tan importante servicio», dijo Carlos Gallardo.
En tal sentido, manifestó que le solicitaron una audiencia para darle detalles al respecto a lo que monseñor les respondió «juntos haremos la lucha».
Como estaba previsto, este sábado 22 de mayo, monseñor Carlos Enrique Curiel tomó posesión como cuarto obispo de la Diócesis de Carora que abarca los municipios Urdaneta y Torres, y el segundo caroreño en ocupar tan insigne cargo eclesiástico en dicha Diócesis.
Los actos comenzaron desde muy temprano en la mañana con la entrada a Carora de monseñor Curiel a bordo como copiloto de un volkswagen anaranjado en el que se desplazó saludando a decenas de feligreses que lo esperaban por toda la avenida Francisco de Miranda hasta llegar al santuario de Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue donde se realizaron los actos.
