El estado de deterioro de las instituciones educativas ha sido el resultado de una década de desidia por parte las autoridades. Tras la llegada de la pandemia del coronavirus aumentó el número de robos y el vandalismo. Las escuelas y liceos quedan en ruinas
El pasado 12 de febrero Nicolás Maduro anunció que en abril de este mismo año, pese a la pandemia de la COVID-19, iniciarían las clases parciales y presenciales en los diferentes niveles educativos del país.
“He aprobado iniciar en modalidad presencial las clases en el mes de abril con bioseguridad extrema, absoluta, con detalles. Por eso vamos a hacer un esfuerzo para vacunar a los maestros en marzo”, expresó Maduro durante una transmisión emitida por Venezolana de Televisión (VTV), acompañado de Aristóbulo Istúriz, quien para ese momento era su ministro de Educación.
El anuncio generó una ola de protestas en el país por parte de los educadores quienes denunciaron las pésimas condiciones en las que se encuentran las instituciones en Venezuela y el riesgo latente de contagiarse del virus de Wuhan.
“No hay condiciones higiénicas en los baños, no hay productos de limpieza ¿Cómo controlas el distanciamiento social entre los estudiantes? ¿Cómo se mantiene al estudiante cinco, diez minutos con la mascarilla puesta? Eso es muy difícil y puede traer otro tipo de enfermedades, como neumonía por neumococo”, cuestionó el presidente de la Federación Venezolana de Maestros, Orlando Alzuru.
Por su parte, Edgar Enrique Machado, presidente del Sindicato Venezolano de Maestros (FVM) del Distrito Capital, rechazó este anuncio y señaló que además de los bajos salarios que perciben los docentes, sería prácticamente imposible aplicar medidas de higiene y bioseguridad por la precariedad de las instituciones escolares del país.
“Nicolás, las clases no pueden arrancar en marzo. No existen condiciones para clases presenciales, ni a distancia. No hay condiciones de bioseguridad en las escuelas ante la COVID-19. Pulverizaste el salario docente. Eres un irresponsable al emitir esa declaración”, escribió Machado en su cuenta de Twitter (@MachadEdgar).
Pero esta noticia no sólo fue rechazada por el gremio de educadores, sino también por los venezolanos. La encuestadora Meganálisis reveló que el 81,3% de los ciudadanos consultados no apoyan el retorno a clases presenciales en escuelas y liceos.
El estudio arrojó que existen múltiples problemas como el transporte, falta de efectivo, falta de equipos de bioseguridad y abandono de instalaciones para retomar las clases presenciales.
¿Qué pasa en las regiones?
Entre el Correo del Caroní, Tal Cual Digital, Yaracuy Al Día, La Nación Web, La Mañana Digital y Elimpulso.com, se realizó un trabajo en conjunto para documentar los problemas que sufre la educación en Venezuela, mostrando la cruda realidad de emblemáticas instituciones ubicadas en Táchira, Lara, Yaracuy, Falcón, Bolívar y Distrito Capital.
En la región andina, específicamente en el estado Táchira, se puede observar una considerable cifra de planteles escolares en el abandono.
Instituciones de renombre como el Liceo Bolivariano Simón Bolívar y la Escuela Bolivariana Carlos Rangel Lamus, se encuentran totalmente abandonadas, llenas de maleza, basura y paredes deslucidas.
Recientemente, el presidente de la Federación Venezolana de Maestro, capítulo Táchira, Ildemaro Useche, señala que la mayoría de estas estructuras datan de 70 a 80 años, y no se han hecho las inversiones necesarias para su reparación o reacondicionamiento.
En centroccidente se repite el mismo escenario. En Lara, el 80% de los 1.700 planteles educativos que allí se encuentran están destruidos y no cuentan con servicios básicos, según el diputado de la Asamblea Nacional electa en 2015, Alfonso Marquina.
Liceos como el Rafael Villavicencio, Federico Carmona, Coto Paul y Mario Briceño Iragorry, ubicados en Iribarren, o como el liceo Egidio Montesinos en Carora y el Eduardo Blanco en El Tocuyo, son el mejor ejemplo para mostrar el abandono del sistema educativo del país.
En Yaracuy abundan los robos, e incluso invasiones de instituciones, como es el caso de la Escuela Técnica Agropecuaria Mayorica, que hace 15 años era referencia a nivel regional por la calidad educativa que allí se impartía.
Estos problemas han provocado que en los últimos años, la matrícula del plantel pase de tener 600 estudiantes a poco más de 30.
“Toda la maquinaria y los elementos técnicos se perdieron por falta de apoyo gubernamental, las instalaciones se han ido deteriorando, al punto de que ya los alumnos ni siquiera van a estudiar allá. Por más que se quiera, no se pueden recuperar estos espacios si no hay una considerable inversión gubernamental”, indicó Oriol Martínez, docente jubilado de la E. T. A. Mayorica.
En el estado Falcón, entre los problemas que afecta la infraestructura educativa está la carencia e inadecuada aplicación de políticas de mantenimiento a los planteles educacionales.
La dirección de la Escuela Médanos de Coro, una de las más olvidadas en la entidad, elaboró en 2012 un proyecto para su rehabilitación y hasta la fecha no ha recibido respuesta.
Según el ingeniero civil Eusebio Benítez, inscrito ante el Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV), en la actualidad, rehabilitar la mencionada institución podría tener un costo de inversión de hasta 900.000 dólares debido al delicado estado de deterioro en que se encuentra.
El Distrito Capital no escapa de las penurias del sistema educativo, y el liceo Augusto Pi Suñer, ubicado en El Junquito, deja en evidencia el desinterés por parte del Estado.
En el Pi Suñer, la mayoría de las lámparas no tienen bombillos, las puertas no tienen cerraduras, los baños están clausurados y los pocos disponibles no tienen lavamanos. Cuando llueve entra el agua a todas partes y las servidas no están bien canalizadas. Hay filtraciones y problemas en la distribución de cargas y tableros eléctricos.
También tienen el riesgo de que una pared se venga abajo y colapse la estructura. El hampa ha hecho de las suyas en el lugar por mucho tiempo, hoy en día se llevan las pocetas y las piezas de los baños.
Por otra parte, en un estudio realizado en la parroquia Caricuao, se expone que hay 44 planteles educativos públicos, de los cuales solo dos están operativos; es decir, que disponen de todos los servicios y tienen una infraestructura aceptable.
Al sur de Venezuela, en el estado Bolívar, han denunciado que el confinamiento por la pandemia no detuvo el desmantelamiento que venían sufriendo las instituciones educativas en la entidad.
La Unidad Educativa Nacional Ramón Isidro Montes y la Escuela Básica Nacional Las Américas, son clara muestra de los efectos del vandalismo, ya que han sido desvalijadas a tal punto de estar prácticamente inoperativas.
En el oriente del país, específicamente desde Anzoátegui, se denuncia que el liceo Dr. Andrés María Hernández Caballero, ubicado en Puerto La Cruz, tiene más de 10 años con problemas de filtraciones en las paredes y la administración de Nicolás Maduro, a través del Ministerio de Educación, no ha mostrado interés para solucionarlo.
De igual forma, en el recinto se puede observar la carencia de bombillos en las aulas, así como los típicos pupitres dañados que se acumulan en una esquina.
También el liceo Bolivariano José Antonio Anzoátegui de Barcelona, ha sido olvidado por las autoridades, y además de esto, los robos en este plantel son constantes, tanto así, que vándalos hasta se han llevado el busto del prócer regional al que el liceo debe su nombre.
Sonará el timbre del liceo y la escuela pero, probablemente, buena parte de los estudiantes no tendrán instituciones dignas donde recibir clases después de la pandemia.