La república tiene un gran potencial. El potencial de nuestro equipo es extraordinario. Ese muchacho que bateó de dos bases. Aquel que anotó el gol. Este chamo que encestó el triple desde media cancha. Esa joven de revés demoledor…tienen el potencial de los grandes campeones.
Cierto, hay un gran potencial en el país, en las capacidades del profesional venezolano, en sus jóvenes talentos, y en los deportistas, sector y actividad en la que voy a detenerme para unos comentarios y reflexiones. Veía en la tv un juego de béisbol y los narradores del evento establecieron un intercambio con los televidentes acerca de las ejecuciones y estadísticas de un jugador de élite y sus más valiosas proezas. Ahí comenzó a rondar por mi cerebro la idea de comparar potencial, posibilidades latentes, ejecuciones realizables, con la cruda realidad de sus logros y/o el nivel de las ejecuciones que ofrece un atleta en el desempeño constante de su actividad deportiva.
Que dicen los números, cifras y registros de los anotadores oficiales del día a día del atleta y de la sumatoria de sus campañas o temporadas. Se sabe que la frialdad matemática no va a reflejar el cariz emocional del triple que ganó la final de un play-off, o el gol que obtuvo la copa y menos del hit que dejó en el terreno al eterno enemigo, llámese Ángeles Lakers, River o Magallanes. No obstante informan con gran detalle lo que ha significado un jugador para su equipo, para la temporada que culmina, o para la historia de un deporte, en el caso de los atletas élite, el que marca un tope inalcanzable… destronado treinta, cuarenta años después; o nunca; por lo menos hasta hoy: Babe Ruth ganando 95 juegos como pitcher, bateando 714 vuela cerca, con 342 de promedio y 2 213 carreras impulsadas.
Existen otros registros de alto calibre en el béisbol, como el de Roger Hornsby, campeón bate con 424 de promedio. Otras actividades deportivas tienen sus registros considerados insuperables.
Observemos ahora la posible perspectiva que tiene el sujeto de sus ejecuciones, sus registros, y que espera lograr. Es un tipo de estudio y análisis que debe ser realizado por un tercero. No hay objetividad posible, ni siquiera aproximada para un autojuicio justo. De todas formas los críticos de una actividad deportiva sobresaliente gracias a un momento estelar de uno de sus atletas élite, al comentar sus números en retrospectiva, se refieren al potencial estimable al inicio de su actividad y a lo obtenido en sus campañas. Por lo general siempre se está por debajo del potencial asignado, supuesto o verificado en las actuaciones del que fuera un novato.
En algunos deportes más que en otros se observan grandes diferencias entre potencial supuesto y la realidad lograda. El béisbol es un deporte en el que más se observa esta disparidad. Una de las razones es que se trata del deporte menos atlético de todos los de conjunto, lo que posibilita lesiones, por el trabajo intempestivo, estando muscularmente en frío. Es una realidad común del béisbol. Tras siete entradas de dominio del pitcher, los jardineros ni se han movido de la posición inicial tomada en cada entrada. Y al bate en sus ocasiones ofensivas se ponchan o quedan fuera por foulfly atrapados. En una próxima actuación defensiva deben exigirse físicamente al máximo y “sock”,un tirón muscular en una pierna, en la espalda, en el brazo.
Creo que la mejor forma en que un atleta de élite disminuyese el riesgo de lesiones intempestivas, sería con un entrenamiento personalizado.
El atleta de alto nivel tiene salarios que le permiten contratar un entrenador personal ,conocedor del juego y que se dedique al coaching constante del jugador. Un entrenador personal al observar el margen de concentración o dispersión del atleta para el que trabaja, recomendara lo necesario y formulara un programa de optimización física acorde con la constitución corporal del atleta.
Dados los compromisos de orden empático entre el atleta y sus fanáticos, el optar por un entrenador físico personal puede ser la clave para que un atleta disminuya su riesgo a las lesiones, aumente su rendimiento y productividad y explote al máximo su potencial de posibilidades.
Pedro J. Lozada