No consiguen combustible de forma regular, sus vehículos se están dañando y más de la mitad de la flota que compone las líneas urbanas está inoperativa. Esos son algunos de los hechos que mantienen a los trabajadores del transporte público de Barquisimeto en una situación de jaque, pues terminan prestando un mal servicio y se reduce la capacidad de llevar el sustento a sus hogares.
Elimpulso.com consultó a un grupo de trabajadores del transporte público, quienes contaron su historia y lo que deben hacer para mantenerse trabajando.
Narciso Vásquez, es socio de una de las líneas de transporte de la ciudad y su vehículo tiene 40 días estacionado en el garaje por falta de gasolina. Por esa razón, ha hecho las labores de fiscalizador de los vehículos de la línea para ganarse algo mientras su unidad está inoperativa.
Señaló que en la línea a la que él pertenece hay una flota de 175 autobuses, pero actualmente solo están laborando 37, lo que representa el 21% aproximadamente, que son los que han logrado adaptar con un sistema a gas vehicular, pues los que dependen de gasoil y gasolina no tienen combustible.
El caso de Martin Lucena se distingue porque el señor tiene 30 años trabajando en este gremio y afirma que nunca antes había atravesado por una situación tan difícil como la actual, en la que se ve sumamente comprometido el alimento para su familia.
“Hemos pasado mucho sacrificio. Hay muchos compañeros que tienen 2 y 3 años con sus vehículos parados y son padres de familia. Yo tengo 30 años trabajando como transportista y es primera vez que veo esto tan feo”, compartió Lucena, quiena además contó que entre las cosas que ha hecho para complementar el dinero que percibe para llevar a su casa, está el desempeñarse como cantante de música llanera en alguna reunión pequeña de fin de semana flexible.
Sobre este tema el presidente del Sindicato Bolivariano de transporte de Lara, Víctor Reyes, dijo recientemente a Elimpulso.com que al no existir un plan de distribución de combustible que abarque a todo el sector transporte, el panorama que se espera para este gremio es la desaparición. Reclaman, no solo el combustible, sino el poder retomar sus recorridos completos, a fin de prestar un mejor servicio a los usuarios, para que éstos no tengan que caminar largos trechos para llegar a sus destinos, pues los autobuses solo tienen permitido llegar hasta ciertos puntos.
Rafael Carmona, transportista, coincide con la posible desaparición del gremio de transporte, por cuanto se siente de manos atadas al no poder costear el gasoil para su autobús. Asegura que ha tenido que comprar en el mercado negro un poco de combustible para poder salir a trabajar, sin embargo asegura que es una situación insostenible pues gasta más dinero en gasoil y mantenimiento del vehículo que el que percibe al trabajar.
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