En el Frente Democrático de Lara, antes Frente Decode y ahora Frente Amplio, tenemos cuatro años de duras batallas contra el régimen. En verdad hemos ganado pocas pero nunca nos hemos rendido y aunque algunas veces distanciados por diferencias de criterios, siempre sus integrantes hemos mantenido una posición de respeto y afecto mutuo.
Actualmente existimos como referencia porque los partidos políticos han decidido privilegiar una plataforma operativa que deja poca participación a los componentes del amplio mundo independiente, no obstante permanecen los lazos afectivos que a fin de cuentas son los que prevalecen en estas horas menguadas donde la única estrategia posible es mantenerse leales en los apoyos a la Asamblea Nacional elegida en el 2015.
El que este reconocimiento afectivo como compañeros de ruta se haya impuesto sobre el tremedal de consideraciones tácticas es en sí mismo un triunfo de la esperanza sobre la malicia que sopla fuerte sobre el espíritu unitario. Y no son estas reflexiones, cuitas de un romántico que busca edulcorar las ambiciones personales que son raíz del quehacer político, son simplemente una constatación de que frente a la desolación anímica que produce vivir en dictadura, en miseria colectiva y en el sótano de las estadísticas planetarias en materia de Derechos Humanos, todavía mantenemos un tejido de comunicaciones que si no sirve para la acción, al menos funciona como muro de los lamentos.
Estas palabras por supuesto que expresan nada más la situación de la oposición democrática en Lara, la cual llegó a ser ejemplo a nivel nacional como conjunto armónico y proactivo, pero dibuja a grandes rasgos los cismas que han impactado negativamente la deseada unidad entre los distintos factores democráticos que luchan contra el régimen.
Sucede que mientras los partidos tienen estructura orgánica, representantes y voceros, el mundo independiente o Sociedad Civil como se le ha llamado no tiene organigramas, ni voceros autorizados y sus líderes lo son de sus respectivos sectores y no de ese conjunto al cual se emplaza como si fuese homogéneo. En la Sociedad Civil hay líderes gremiales, sindicales, profesionales, personas con influencia social y simples observadores de buena fe que podemos actuar como bisagras en los procesos de articulación colectiva, pero no jefes que la dirijan como un todo. En resumidas cuentas, los dirigentes partidistas nunca entendieron ni entienden que los componentes de Sociedad Civil del Frente no son facultad de hacer sino posibilidad de integrar.
Pero nada de eso importa a la hora de sentir que todos somos parte de una cruzada que marcha azarosa pero impelida por la fe, hacia adelante, por el camino pedregoso de las convicciones democráticas. Y es precisamente en este andar heroico donde resplandecen las virtudes del afecto y el reconocimiento mutuo, al ver y aplaudir orgullosos las giras de la Comisión Delegada de la AN por todo el país ,al constatar el corajudo esfuerzo cotidiano que hacen los partidos políticos para mantener vivas sus organizaciones, con reuniones a nivel municipal y parroquial.
Igual orgullo nace al observar la hidalguía en la lucha de educadores, médicos, abogados, periodistas, ingenieros y demás gremios profesionales. Verlos levantar al unisonó las banderas de sus prioridades sectoriales con las banderas libertarias de todo el pueblo es algo que emociona y mantiene encendida la llama de la esperanza
Sí, en el Frente hemos perdido muchas batallas, incluidas las de la unidad interna, pero nos hemos ganado como amigos y eso deja abiertas las puertas para los indispensables entendimientos que deben producirse en el corto plazo. Dios con nosotros.
Jorge Euclides Ramírez