No es casualidad que tu beatificación llegue en tiempos duros para los venezolanos y, nuevamente, reconforta el corazón de quienes creen en el poder de la oración y la intercesión de Dios todopoderoso.
Doctor José Gregorio Hernández hoy tu país más que nunca necesita de ti. Con tu intercesión, pide a Dios que nos sane espiritualmente y nos libere de la indiferencia ante el dolor y la miseria de los hermanos.
¡Siervo de Dios! Que tienes el poder de curar enfermos y socorrer a los más necesitados, acompaña a los médicos y a todo el personal sanitario del país que lucha en primera línea contra este virus que avanza sin control. Reconfórtalos y permite que sientan tu protección, paz y tranquilidad.
Dale consuelo a todas las madres venezolanas que lloran la pérdida repentina de un ser querido. Que encuentren tu cercanía en su sufrimiento, tu consuelo en su pérdida y tu esperanza en su desesperación.
Ayuda a quienes están contagiados por este terrible virus; dale una píldora de confianza e inyéctales una dosis de fe para que sientan la comodidad de tu presencia.
Te pedimos José Gregorio Hernández también por los jóvenes de este país. Concédeles la precaución necesaria para evitar que propaguen involuntariamente esta enfermedad. Inspíralos a ayudar, a encontrar a Jesús en el servicio a los demás.
¡Médico de los pobres y de todos los venezolanos! sabemos que todo lo que haces en tu sabiduría es siempre para bien. A pocas horas de tu beatificación, sentimos gozo y alegría por saber que tu dedicación a los demás es hoy reconocida en nuestra Iglesia.
Tú nos recuerdas que la santidad consiste en amar a los demás en medio de nuestra cotidianidad.