El doctor José Gregorio Hernández destacó, según sus biógrafos, por sus aportes al desarrollo de la medicina moderna en Venezuela, la generosidad con la que atendió a pacientes de bajos recursos y su fe religiosa.
Hernández fue un gran docente e investigador, pero su cariño en los sectores populares fue por su labor en la consulta, ya que atendía gratuitamente a los enfermos pobres.
Se le atribuye haber introducido el microscopio y haber sentado las bases de la Bacteriología y otros campos científicos hasta entonces apenas desarrollados en Venezuela.
Su entrega por el catolicismo lo hizo intentar ordenarse sacerdote. En 1908 fue admitido en el monasterio de Cartuja de Farneta, en la Toscana, Italia, pero a los pocos meses mostró síntomas de una enfermedad respiratoria que aconsejaron su regreso a Caracas. en 1913 tuvo su segunda oportunidad y entró en un seminario romano, pero terminó de la misma manera.
Ya resignado y asentado en Venezuela desarrolló una amplia labor clínica e investigadora, e incluso completó un tratado de filosofía sin abandonar nunca sus creencias católicas.
El 29 de junio de 1919 murió atropellado en una céntrica calle de Caracas por uno de los pocos automóviles que circulaban por Venezuela en aquel entonces.
Al morir, nació la devoción y el culto a su figura que retumba por cada rincón de Venezuela.
Su proceso de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández comenzó en 1949, de la mano de Mons. Lucas Guillermo Castillo, Arzobispo de Caracas y aceleró su marcha al ser declarado “Venerable” el 16 de enero de 1986 por el entonces Papa Juan Pablo Segundo.
El milagro por el que se aprueba la beatificación es el de una niña de Guárico que sufrió junto a su padre un asalto. Uno de los delincuentes disparó e hirió gravemente en la cabeza a la pequeña, provocándole pérdida de masa encefálica.
La niña fue sometida a una cirugía. Los médicos lograron salvarla, pero le indicaron a sus familiares que quedaría con secuelas.
Padres, familiares y amigos se unieron y oraron a José Gregorio Hernández y la pequeña logró recuperarse, le realizaron una tomografía que mostró que la niña tiene una lesión en el cerebro pero que era totalmente asintomática, sin secuelas, y salió del hospital en perfecto estado de salud.