La viejita es una serpiente venenosa que no llega a medir más de un metro. Con la cabeza lanceolada (en forma de punta de lanza), hocico poco pronunciado, pupila vertical con banda de forma lineal y horizontal en la parte lateral detrás del ojo y que se extiende hasta la mandíbula superior.
Presenta un patrón dorsal formado por pequeñas manchas redondeadas, alternadas con otras irregulares, máculas laterales de colores sólidos, vientre amarillento moteado de modo irregular y piel de aspecto áspero.
Forma parte del grupo de los vertebrados ectotérmicos (sangre fría). Su veneno realiza múltiples funciones, que incluyen una rápida inmovilización de la presa y el comienzo de su digestión.
Aunque en la actualidad se encuentra en peligro de extinción, puede llegar a ser observada en los alrededores de pequeños cuerpos de agua en donde suele alimentarse.
Eso sí, esta especie es endémica de la porción central en la cordillera de la Costa, en Venezuela, y cuenta con pocos registros que abarcan Aragua (Colonia Tovar), Carabobo (Borburata) y Miranda (Agua Fría, Caracas, El Junquito). Reportes adicionales incluyen Altos de Pipe y El Jarillo.
Se considera en la categoría En Peligro debido a su distribución severamente fragmentada y una disminución observada en la extensión y el espacio que ocupa, que ha sufrido por destrucción y alteración del hábitat.
Si bien existen lineamientos oficiales para regular la captura de reptiles, el escaso control facilita aún su colecta para venta ilegal de ejemplares.
Esta serpiente no se ha vuelto a ver en el parque nacional Henri Pittier o en Borburata, y solo de modo ocasional se le puede encontrar en El Jarillo, El Ávila y El Junquito.