La declaración de la independencia en Venezuela fue un largo proceso que se inició antes de 1811. Algunos historiadores hablan de una declaración «de hecho» que tuvo lugar el 19 de abril de 1810 con la formación de la Junta Suprema de Caracas tras la renuncia de Vicente Emparan y la «de derecho» en julio del año siguiente. Saber de esto en necesario y hasta bonito. Pero siento, que quienes realmente se benefician de estas fechas patrias son los políticos. Las cuales entremezclan con la ideología dominante en nuestro país para conseguir el favor de la gente.
Sin embargo, a pesar de la avalancha ideológica que nos viene a diario, siento que la gente ya no se interesa por estos eventos. Los términos libertad e independencia han sido tan trillados que perdieron su esencia y se han convertido en un cliché. Lo que nos preocupa, es que se tiende a descontextualizar los eventos históricos y sus principales personajes del lugar que realmente le corresponde. Estamos claros que los acontecimientos patrios enriquecen el acervo histórico de una nación. Son fundamentales para el crecimiento intelectual, profesional y cultural pero, para nada tienen que ver con la edificación espiritual.
Por ejemplo. El escenario físico de la acción de Bolívar en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia fue de más de 5 millones de kilómetros cuadrados, equivalente a 23 países de Europa o al doble de los desplazamientos de Napoleón. Participó en 79 batallas y más de 400 acciones de armas y cabalgó 64.000 km en 25 años de lucha y sacrificio. Desarrollaba una marcha promedio de 10 leguas por día (55 km.). Dejó no menos de 10.000 documentos, 2.052 cartas y 193 proclamas. Pero de ninguna manera eso lo hace dios o lo califica para convertirlo en una deidad. Menos a otros presidentes muertos recientemente y hasta los convierten en intercesores entre el Cielo y La Tierra. Y ¡CUIDADO!. DIOS a través de La Santa Biblia es muy claro. “Porque hay un solo Dios, y también un solo intercesor entre Dios y los hombres. Cristo Jesús hombre” 1Tim. 2:5.
Las personas deben acostumbrarse a buscar las explicaciones, las respuestas y las verdades en el lugar apropiado. Las que son de historia, pues en los libros de historia, pero las que son de carácter espiritual, religioso o cristiano, definitivamente en LAS SAGRADAS ESCRITURAS. Por ejemplo, si el decreto de Guerra a Muerte emitido por el Libertador en contra del ejército español fue necesario, atroz o inconveniente. No sería apropiado explicarlo desde el punto de vista espiritual, aunque guarde alguna relación. Sería más correcto evaluarlo en el marco de la situación histórica que estaba viviendo el país y la responsabilidad de Bolívar en medio de una guerra que amenazaba perpetuar la dominación española.
En cuanto a la pregunta quién es santo y quién no. Quien es el único digno de adoración y alabanza, solo la Santa Palabra de Dios tiene la respuesta, entonces, debemos buscarla allí y no en la opinión de terceros. Estas tienen sus respuestas claras, adecuadas y verdaderas en la Escritura. Así, está divinamente establecido. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” 2 Tim. 3: 16, 17. ¿Entonces? “La Biblia es la revelación más pura de que Dios existe” Emmanuel Kant. Filósofo alemán.
¡Hasta la semana que viene por la WEB Dios mediante!
William Amaro Gutiérrez