Doctor Rafael Tobías Marquís Oropeza, 1882-1922
Científico, educador y feminista caroreño
Fundación del Liceo Contreras, 1915
Dice Luis Eduardo Mora Santana que el Liceo “Contreras”, fundado por el Doctor Rafael Tobías Marquís, maestro formado en Panamá, país muy cercano a la cultura anglosajona por razones de la ocupación estadounidense (1904), de la cual, creemos, trajo a Carora esa semilla de los movimientos feministas, además de haber vivido en Nueva York, en el gran país del Norte. Algo de eso pudo ocurrir y trasmitírselo a sus discípulas del Liceo “Contreras”, colegio para niñas y adolescentes, el cual fundó y dirigió por varios años. Se instala, pues en Carora y funda el Liceo “Contreras”, instituto de enseñanzas para señoritas, en el cual las nuestras damas encontraron abierto un refugio (…), con nuevos métodos, con procedimientos adecuados a un cambio de frente en los viejos hábitos, que se hacían ya incompatibles con las ideas progresivas de lo que debe ser la mujer en una sociedad decente.” Continua, Don Chío Zubillaga expresando el ideal libertario por la mujer presente en Rafael Tobías Marquís: “Aquí regentó cátedra en el Colegio La Esperanza o Federal Carora, fundó periódicos, predicó en la tribuna pública como un fervoroso misionero laico, estableció centros de expansión femenina y propendió a ejercicios de claro sentido de humanitarismo social.”.
Marquís escogió el nombre del médico caroreño doctor Ezequiel Contreras, quien graduó de médico en la Universidad de Caracas en 1855, para darle nombre a su instituto para la educación femenil. Quizá lo inspiró el hecho de que aquel médico retornara, como él mismo lo hizo, para fundar colegio de enseñanza en su ciudad natal. El 28 de junio de ese mismo año de 1855 funda Contreras en Carora el Colegio San Andrés. Allí actuaron como docentes los licenciados Rafael Antonio Álvarez y Lázaro Perera, y se inscribieron a cursar el “trienio filosófico” los jóvenes justo Márquez Oropeza, Pacomio Pernalete Riera, Manuel Felipe Perera, Andrés Riera Silva, Tomás Vegas Moreno, José Luis Uzcanga Urbina, Antonio Zubillaga Perera. Esta institución tuvo muy efímera vida pues al morir su fundador en Valencia cerró sus puertas para siempre.
Dos vidas paralelas las de Contreras y Marquís, ambos regresan a Carora cargados de suficiencia y prestigio académico y deseos de ponerla al servicio de la educación, pero un hado fulminará la vida de estos dos educadores en la primavera de sus breves existencias.
La Revista Minerva
Funda Marquís, una de las revistas más representativas de la opinión caroreña, continúa diciendo Mora Santana; bautizada Minerva, Revista científico literaria (09-01-1914), órgano informativo de la institución, en la cual publica sus primeros artículos juveniles el ensayista venezolano Don Mariano Picón Salas. De la revisión de esa revista se desprende, que hubo una gran actividad de la mujer en las primeras décadas del siglo XX caroreño y de su entorno, generada por la acción formadora de ideales de vanguardia del maestro Marquís. Cabe recordar que Carora, como entidad era un gran centro de irradiación cultural. Es para principios de siglo XX, un nodo importante en la región –herencia legítima del siglo XIX- y constituye la urbe focalizadora de los ideales más diversos. En la revisión de esta interesante Revista, se constata que la junta administradora se constituía por mujeres, entre alumnas y representantes, sustituida cada tres meses. En estas juntas se encuentra la futura educadora Doña Olga Oropeza por primera vez como alumna, el 23 de septiembre de 1917 en la edición Nº 42. Tiene apenas escasos catorce años.”
Resulta poco menos que impresionante que en una ciudad del semiárido larense, con una tradición patriarcalmente católica haya nacido una revista como Minerva, dedicada al empeño de emancipar a la mujer del yugo milenario que la conducía necesaria y obligatoriamente a los oficios del hogar o a la vida monjil. No tenían ellas otras alternativas. Marquís tiene, en ese sentido el privilegio de ser en estas tierras un adelantado de las luchas de las mujeres por conseguir el respeto que se merecen y abrirse un lugar en la sociedad en igualdad con el hombre. Simone de Beauvoir, la gran escritora francesa y autora de El segundo sexo, un verdadero manifiesto por la igualdad de los sexos, habría de sorprenderse al saber de la existencia de esta revista femenil en una remota ciudad de un remoto país de Hispanoamérica. Todo un portento de creatividad, atrevimiento y arrojo.
Debemos recordar que la diosa Minerva en la traducción romana de la diosa griega Atenea, diosa de la guerra, la sabiduría, de la civilización, de la justicia, de la habilidad y de las artes. A fines del siglo XIX y a comienzos del XX se le asoció a los nacientes movimientos feministas que la tomaron como símbolo de las luchas emancipatorias femeninas. Es un arquetipo jungiano que expresa la necesidad de autonomía de las mujeres. El feminismo se desarrolló a finales del siglo XIX y comienzos del XX en los Estados Unidos, Inglaterra. Se concentró en el derecho de la mujer a la propiedad, la igualdad dentro del matrimonio, el derecho al sufragio. Esta visión contra el androcentrismo reinante en Venezuela ha debido levantar muchos comentarios suspicaces en la recoleta ciudad de Carora. Y estas fueron las ideas que el doctor Marquís trajo de la colonia estadounidense, Panamá, y de los Estados Unidos y la emblemática ciudad de New York, asiento de un fuerte movimiento por los derechos de la mujer, como se verá más adelante. Vino pues un aire de renovación desde el Norte a una Carora que festejaba un rito católico antiguo: la Minerva. El apelativo «de Minerva» se debe al hecho de que éstas procesiones empezaron a celebrarse en la Basílica romana de Santa María sopra Minerva.
Se produce entonces el choque de dos arquetipos encontrados, el de la mitología grecolatina y el de la Iglesia Católica. Dos Minervas enfrentadas. Una que viene de la antigua tradición levítica de Carora y su cofradía del Santísimo Sacramento, fundada en 1585, que promueve la procesión religiosa de la Minerva, y la otra Minerva o Atenea, tan antigua como la otra, pero que en este caso representa el espíritu de liberalidad, laicismo, el espíritu de empresa que la ligó a la revolución industrial, y la lucha de la igualdad de la mujer. Esta diosa mitológica había tomado una enorme relevancia en las postrimerías del siglo XIX y comienzos del XX. Era la figura tutelar del Liceo Contreras de Marquís y su órgano de expresión de la revista Minerva
Luis Eduardo Cortés Riera