Es una de las especies en la familia de los mapaches, olingos y coatíes. Aunque está incluido entre los carnívoros, no necesariamente obedece a sus únicos hábitos de alimentación.
En 2009 se demostró la existencia de dos linajes divergentes dentro del género Nasuella en Venezuela, reconociéndose al Guache con el nombre Nasuella meridensis, previamente Nasuella olivácea, puesto que todos los registros conocidos provienen de localidades circunscritas a la cordillera de Mérida, lo que lo convierte en una especie endémica.
El registro más al norte proviene de las montañas conocidas como Tetas de Niquitao (estado Trujillo), que abarca varias localidades en el estado Mérida entre los 2.400 metros de elevación en las estribaciones de La Culata.
Se asemeja a los coatíes o zorros guaches comunes (Nasua), aunque es de menor tamaño. Se distingue por su rostro estirado, una nariz larga y elevada que mueve elásticamente para orientar su olfato o hurgar en el suelo y su cola que, aunque puede presentar matices claros y oscuros intercalados a manera de anillos, es más peluda que las de los otros coatíes.
Su hocico cuenta con 40 dientes pequeños con coronas profundas y crestas filosas. Los miembros anteriores fuertes y los tobillos revertibles le permite descender de los árboles con la cabeza hacia abajo. Adicionalmente, su larga cola le permite mantener el equilibrio mientras ascienden a los árboles.
No se conoce el número de individuos de la especie ni la tendencia de crecimiento de la población, pero se cree que es abundante. Sin embargo, por la falta de datos al respecto, se clasifica como especie vulnerable, con datos insuficientes en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).