El tipo de cambio refleja el precio al que se está dispuesto a pagar para comprar dólares que garanticen patrimonio y capacidad de compra. Si no hay confianza en el bolívar y la inflación es imparable no hay forma de que la devaluación se detenga ni en día laboral ni feriado, asegura el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León en su cuenta oficial en Twitter.
Recuerda que el bolívar perdió sus funciones como moneda. El gobierno intenta mantenerlo vivo presionando su uso, pero lo que logra es multiplicar y encarecer las operaciones de cambio de Bs a $ para proteger patrimonios. La operación natural es en divisas y seguiría siéndolo en el futuro.
Por otra parte, señala que las cifras sobre COVID-19, en Venezuela y el mundo, son más dependientes del número de pruebas que del número real de casos. No teniendo Venezuela un sistema de pruebas masivas (pacientes sintomáticos y asintomáticos) las estadística no reflejan la realidad del problema, admitiendo que es obvio que está desbordado.
Estima el economista que impedir la entrada de vacunas de AztraZeneca es política impresentable e inhumana, pero probablemente con expectativa gubernamental de sustitución por otras vacunas que esperan introducir vinculadas más al gobierno que a la oposición. Al final se espera entrada, aunque tardía y lenta.
Considera que el proyecto de Fedecámaras es racional, humano y eficiente. Obviamente que los costos son elevados pero puede contar con soportes financieros privados e internacionales humanitarios.
Asegura León, que no hay forma que el crecimiento de la pandemia en Venezuela no tenga impacto aún peor sobre la evolución económica del país. Lamentablemente es un fenómeno mundial que en Venezuela podría ser más difícil por la debilidad con la que la economía recibe la tardía primera ola local.
Estima que la apertura de facto del mercado cambiario y precios generó algunos estímulos en actividades que podríamos llamar ganadoras. Sin embargo, el recrudecimiento de la pandemia y los intentos oficiales recientes de control vuelven a reducir las expectativas de mejora.
Advierte que con un proceso hiperinflacionario activo es imposible evitar los incrementos nominales de liquidez y por supuesto que ellos permiten la subida del tipo de cambio (devaluación). Pero el proceso de depreciación de la moneda (pérdida de confianza y valor) ocurre haya o no liquidez.
Descarta que la economía interna se pueda rescatar en el corto plazo, asegurando que rescatar estabilidad necesita recuperar la confianza, infraestructura, producción y cuentas fiscales. Es un proceso más lento, aunque con cuando sale todo fluye naturalmente.
Asimismo, advierte que nadie va a producir un cambio de gobierno en Venezuela desde el exterior. Los procesos modernos de cambio y transición se producen internamente. El apoyo internacional es necesario pero para nada suficiente.
Señala que no se espera nada distinto a lo que hemos visto estos años en Venezuela. Más allá del debate “filosófico” las sanciones generales (no personales) no han debilitado ni presionado al gobierno a negociar ni abandonar el poder, aunque si se ha deteriorado aún más la vida de la población. Los que constituye un clásico previsible.
En cuanto a las elecciones y el impacto que pudiera tener que la oposición salga masivamente a votar, admite que esta es una de las condiciones relevantes para hacer de la elección un instrumento de lucha pero no es suficiente. Agregando que se necesita que la población confíe en que la oposición es capaz de defender su vote y provocar las presiones necesarias para que se respete.