Es fácil ver porque a esta ave le dieron el nombre de copete de piedra. Tiene que ver con su casque, esa parte gris azulada que le sale de la cabeza, como si fuera un casco, un copete, hecho de hueso y cubierto de piel.
Para darle más realce a su parte frontal está “vestida” con un plumaje negro azabache con un destello ocasional de blanco en la zona estomacal y la punta de la cola. Junto con su pico y patas rojos claros.
A pesar de tener un aspecto fácilmente reconocible, el copete de piedra suele permanecer bien escondido en la maleza y se mueve lentamente para evitar ser detectado. Son más activos al atardecer cuando los crepúsculos le ofrecen cierta facilidad para percibir los alimentos sin arriesgarse mucho a ser vistos.
Esta ave tiende a ser monógama. El macho conquista ofreciendo una “cena romántica”, comerá insectos, pequeños roedores y reptiles en un festín nocturno donde la hembra toma alimento directamente del pico del ejemplar que elija para ella.
Casi siempre están en el suelo, solo vuelan hacia los árboles para anidar o posarse durante la noche.
Está listada como en peligro de extinción en la lista roja de la UICN. Debido a la destrucción de su hábitat natural y la caza. En realidad, figura como una de las cuatro especies de máxima prioridad para la conservación de aves en Venezuela y, como tal, casi todos los bosques restantes están protegidos legalmente.